En Suiza, los edificios causan más de la cuarta parte de las emisiones contaminantes. A pesar de los incentivos públicos y de la necesidad de reducir el impacto climático, el saneamiento energético de casas y edificios avanza con lentitud. ¿Por qué?
Este contenido fue publicado en
8 minutos
Periodista del Tesino residente en Berna; me ocupo de temas científicos y de sociedad con reportajes, artículos, entrevistas y análisis. Me interesan las cuestiones climáticas, energéticas y medioambientales, así como todo lo relacionado con la migración, la ayuda al desarrollo y los derechos humanos en general.
“Inicialmente pensé en sustituir solo puertas y ventanas. Sin embargo, cuando me enteré de la posibilidad de obtener subvenciones, opté por una renovación completa. Creo que es importante prestar atención especial al medio ambiente”, afirma Luca Berini, propietario de una casa construida en 1964 en Insone, Tesino.
Su aislamiento, a base de lana de roca de 24 cm de espesor, triple acristalamiento, sistema de ventilación automática y sustitución de la caldera de fuel por una bomba de calor, ha transformado la vieja casa familiar en un edificio moderno.
Un millón de casas poco o nada aisladas
En Suiza, los edificios causan cerca del 40% del consumo energético y más de una cuarta parte de las emisiones. Como se muestra en el gráfico siguiente, los edificios generan más gases de efecto invernadero que el sector industrial.
Contenido externo
Los datos sobre las emisiones de los edificios no deberían sorprendernos. Aproximadamente, dos de cada tres viviendas han sido construidas antes de 1980 y Suiza es el país europeo que utiliza más petróleo como combustible para la calefacción. A esto se añade el hecho de que más de un millón de hogares, de un total de aproximadamente 1,7 millones, están mal aislados o no lo están en absoluto, lo que comporta pérdidas de calor significativas.
El Programa EdificiosEnlace externo de la Confederación apoya económicamente a los propietarios que quieren sanear energéticamente sus inmuebles. Financiado por la Confederación, a través del impuesto sobre el CO2Enlace externo, y por los cantones, este programa ha proporcionado ayudas por valor de 211 millones de francos en 2018.
“Notamos un interés creciente. Si hace cuatro o cinco años teníamos 200 o 300 consultas anuales, ahora atendemos más de un millar”, afirma Luca Pampuri, de TicinoEnergia.
Pero a pesar de las buenas intenciones y de las subvenciones gubernamentales, que pueden ascender desde el 10% hasta el 30% de la inversión, la modernización de los edificios progresa lentamente. En Suiza, solo se renueva el 1% de las viviendas, señala el Fondo Nacional Suizo para la Investigación CientíficaEnlace externo (FNS), para el cual este porcentaje debería al menos duplicarse si se pretende alcanzar los objetivos de la Estrategia Energética 2050. De lo contrario, se necesitará un siglo para que los edificios alcancen un estándar que cumpla las exigencias del desarrollo sostenible.
La situación de las construcciones nuevas es diferente (12 315 en 2017). Aunque en Suiza no existe una prohibición generalizada para la instalación de sistemas de calefacción a fueloil, desde la década del 2000 se ha producido un fuerte aumento de las bombas de calor.
Las cifras del parque inmobiliario suizo
• En Suiza hay cerca de 1,7 millones de edificios de viviendas.
• Casi cuatro de cada cinco edificios se construyeron antes de 1990 (en línea con la media europea).
• Las casa escasamente aisladas y no aisladas en absoluto suman más de un millón.
• Casi dos de cada tres se calientan con fueloil (combustible líquido derivado del petróleo) o gas (metano).
• En 2018 se aislaron 7 500 edificios y se sustituyeron 3 000 sistemas de calefacción.
• La tasa de saneamiento de edificios es de cerca del 1% al año.
Fuente: Programa Edificios, Credit Suisse
Lagunas en la información y en la legislación
Las razones del fracaso del saneamiento y renovación de las casas pueden ser múltiples, señala Luca Pampuri. “La generación que es propietaria de la mayoría de los inmuebles tiene entre 50 y 60 años. Es posible que no tenga demasiado interés en hacer una inversión importante que solo se amortizará dentro de 30 años. También hay que decir que con relativa frecuencia los propietarios sustituyen una caldera vieja de fuel por otro generador, ciertamente más eficiente, pero del mismo tipo”.
«Si se conoce la existencia de ayudas se es más propenso a actuar y a invertir» Massimo Filippini, profesor de Economía Política
Massimo FilippiniEnlace externo, profesor de Economía Política en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich y en la Universidad de la Suiza italiana, destaca otros factores que tienden a frenar las inversiones en eficiencia energética. “Estudios recientes a nivel nacional y europeo han revelado que muchos consumidores no están informados de las posibles soluciones tecnológicas y de las ayudas económicas puestas a disposición por el Estado para promover las inversiones en eficiencia energética. “Si se conoce la existencia de ayudas se es más propenso a actuar y a invertir”, explica a swissinfo.ch.
Además, continúa Filippini, los estudios muestran que parte de la población no posee el conocimiento suficiente para valorar las inversiones en eficiencia energética desde un punto de vista económico y financiero. “Por último, tendemos a olvidar que, además de ahorrar energía, el saneamiento energético de una casa comporta beneficios en términos de comodidad de alojamiento y de calidad del aire dentro del hogar. Beneficios que tienen también un valor monetario importante”.
Por su parte, Hans Rudolf Schalcher, presidente del comité directivo del programa nacional de investigación “Svolta energetica” (Cambio energéticoEnlace externo), habla de lagunas legislativas. “Las bombas de calor, las calderas de leña, los residuos térmicos industriales y los paneles solares podrían garantizar la producción de calefacción y agua caliente de manera renovable (…). Sin embargo, las leyes y reglamentos actuales no se corresponden ya con las nuevas exigencias y posibilidades”, escribeEnlace externo Schalcher, para quien “los cantones deberían actualizar sus legislaciones en materia de planificación, construcción y energía (…) y simplificar los procedimientos de concesión de permisos”. Este verano, la organización ecologista WWF calificó de “fracaso” las políticas energéticas de los cantones en el sector inmobiliario.
«Sustituir una caldera por una bomba de calor, sin optimizar el conjunto del edificio, no es suficiente» Christian Zeyer, director de Swisscleantech
¿Cómo fomentar el cambio?
Aumentar el impuesto sobre el CO2Enlace externo que se aplica a los combustibles fósiles o sustituir una caldera por una bomba de calor, sin optimizar el conjunto del edificio, no es suficiente, sostiene el director de Swisscleantech, Christian Zeyer, quien promueve además la idea de la creación de un fondo para la modernización de edificios financiado por compañías de seguros, cajas de pensiones y bancos. A diferencia del programa de la Confederación, el fondo cubriría la totalidad de la inversión, señala en un artículo publicado en el Neue Zürcher ZeitungEnlace externo. Después, el propietario pagaría el crédito sobre la base de una amortización anual a largo plazo.
Según Zeyer, este sistema beneficiaría a todo el mundo: “Con el fin de reducir al mínimo los riesgos para las entidades financiadoras, el Estado asumiría el riesgo de incumplimiento resultante de la mayor duración del préstamo. A cambio, el Estado saldría también beneficiado ya que lograría cumplir los objetivos del Acuerdo de París sobre el clima en lo relativo a edificios y viviendas”.
Los esfuerzos realizados hasta ahora no son suficientes para lograr los objetivos de la Estrategia Energética y del Acuerdo de París, reconoce el Gobierno suizo, que a finales de noviembre pasado aceptó una moción parlamentariaEnlace externo para reducir drásticamente las pérdidas de energía en el sector de edificios.
Junto al tráfico, los edificios serán uno de los temas principales de los futuros debates sobre el clima, tanto en Suiza, donde se discutirán los valores límite de emisión en la nueva ley sobre el CO2, como en Europa, que ha situado la renovación de las viviendas entre las prioridades de su próximo Green DealEnlace externo (Pacto Verde EuropeoEnlace externo).
Traducción del italiano: José M. Wolff
Los preferidos del público
Mostrar más
Política exterior
Cómo los regímenes autoritarios utilizan el cuerpo de la mujer para aumentar su poder
Si quiere iniciar una conversación sobre un tema planteado en este artículo o quiere informar de errores factuales, envíenos un correo electrónico a spanish@swissinfo.ch.
Leer más
Mostrar más
En Suiza, la energía solar aún brilla poco
Este contenido fue publicado en
La energía fotovoltaica es, detrás de la hidroeléctrica, la fuente renovable más importante en Suiza. Pero los expertos del sector insisten en que aún queda mucho para aprovechar todo su potencial. En 1982, Suiza fue el primer país europeo que conectó una planta fotovoltaica a la red eléctrica. En 1992 inauguró la que entonces era…
Este contenido fue publicado en
Erica y Mirko acumulan quince años de experiencia con esta etiqueta sostenible. Primero alquilaron un apartamento certificado por Minergie y luego, hace cinco años, compraron su vivienda en una copropiedad en la aglomeración de Zúrich, donde viven con sus tres hijos de diez, cuatro y un año. Sin embargo, se trasladarán pronto a una vivienda…
Este contenido fue publicado en
El bloque de viviendas conocido como ‘La casa del futuro’ que se construye en Brütten, en el cantón de Zúrich, es un ejemplo de eficiencia energética. Será el primer inmueble energéticamente autosuficiente en el mundo, que utilizará la energía solar para producir la electricidad y calefacción que necesitan los inquilinos, sin conexión a la red…
Sociedad de 2000 vatios: el futuro ya es una realidad
Este contenido fue publicado en
¿Es posible consumir la mitad de energía y mantener un buen nivel de confort? En Suiza nacen los primeros barrios de viviendas y servicios compatibles con los objetivos de una ‘sociedad de 2000 vatios’, cuyo objetivo es garantizar una utilización sostenible de los recursos sin comprometer la calidad de vida.
Situado en la periferia de Berna, en las proximidades de una línea ferroviaria y de una autopista, el nuevo complejo habitacional Stöckacker Süd se asemeja a muchos otros que están en fase de construcción en Suiza. Tres grandes edificios de 5 a 6 plantas en cemento, con balcones a lo largo de toda la fachada, que albergarán 146 viviendas en 2017. La primera de ellas estará lista para vivir de aquí a fines de año.
A primera vista, nada hace pensar que esta edificación está destinada a convertirse en uno de los primeros prototipos zona residencial con un consumo energético mínimo. Este objetivo se inscribe dentro de la denominada ‘sociedad de 2000 vatios’, o sea, un consumo de 2000 vatios por persona, que se volverá la norma en las próximas décadas. Los edificios, construidos con hormigón reciclado y perfectamente aislados, corresponden a los estándares Minergía-P-Eco que, además de garantizar una máxima eficiencia energética, aportan otras ventajas, como una óptima iluminación natural, espacios interiores libres de sustancias contaminantes y materiales de baja radiación.
Sociedad de 2000 vatios
Los 195 países que participaron en la Conferencia Internacional sobre el Clima (COP 21), celebrada en diciembre en París, llegaron a un acuerdo sobre el uso sostenible de los recursos y de las fuentes energéticas, con el fin de limitar de aquí al año 2100 el aumento de la temperatura global a no más de 1,5-2 grados con respecto a los valores preindustriales.
Este objetivo solo podrá alcanzarse si las emisiones de CO2 per cápita no superan 1 tonelada al año. O bien, según un modelo establecido por la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, si la necesidad de energía primaria a escala global no supera una potencia continua de 2000 vatios por persona.
Los 2000 vatios corresponden a un consumo anual de cerca de 17 500 kilovatios hora de electricidad o 1700 litros de petróleo. Hoy, la media mundial ronda los 2500 vatios.
No obstante, los futuros inquilinos de la nueva urbanización tendrán que aceptar también algunas restricciones respecto a otras formas de vida. El espacio habitable no deberá superar los 60 m2 por persona y el garaje dispondrá únicamente de 27 plazas de aparcamiento, de las cuales solo podrán reservarse 15 y se dará prioridad a las personas con discapacidad. De hecho, Stöckacker Süd será un modelo de movilidad sostenible: el complejo se halla a escasos metros de una parada de transporte público y dispondrá de 510 aparcamientos para bicicletas, uno por cada habitación.
Estas restricciones no parecen espantar a los potenciales inquilinos en Berna, donde más de la mitad de los hogares no tienen un automóvil. “Cuando presentamos este proyecto, mucha gente nos advirtió de que no conseguiríamos encontrar suficientes inquilinos. Sin embargo, en el plazo de un par de meses, después de abrir el periodo de inscripción, hemos recibido un número de solicitudes superior al de las viviendas disponibles”, afirma, satisfecho, Renato Bomio, director de los proyectos inmobiliarios de la ciudad de Berna, la promotora de este proyecto.
Distribución equitativa de los recursos
Stöckacker Süd figura entre los nuevos complejos habitacionales en Suiza que han obtenido la certificación ‘Áreas 2000 vatios’, creada por la Oficina Federal de Energía. Este sello se inspira en el modelo de sociedad de 2000 vatios que ha desarrollado la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (EPFZ).
Según la EPFZ, el abastecimiento energético en el mundo solo será sostenible y equitativo si la necesidad de energía per cápita –todas las fuentes incluidas– no supera los 2000 vatios. Una potencia continua de 2000 vatios por persona corresponde en la práctica a la media que registraba Suiza en los años 60. Según los investigadores de la EPFZ, este objetivo se puede alcanzar sin comprometer sustancialmente el actual confort de vida, gracias a nuevas soluciones técnicas y una serie de medidas para mejorar la eficiencia energética.
Hoy, sin embargo, Suiza está aún muy lejos de alcanzar esta meta. Solo el 2% de la población consume menos de 2000 vatios. La media por persona supera los 5000 vatios. Mucho menos que Estados Unidos, cuya necesidad energética per cápita es superior a los 10 000 vatios, pero muy por encima de la media africana que equivale a 500 vatios. Mientras los países industrializados están llamados a reducir su consumo energético, los países en vías de desarrollo disponen aún de un margen hasta alcanzar los 2000 vatios. A partir de este límite, afirman los autores del modelo de la EPFZ, un aumento del consumo no se traduce en una mejora relevante de las condiciones de vida.
La visión de una sociedad de 2000 vatios, que se abre camino también en el resto del mundo, se ha convertido en los últimos años en un punto de referencia para la Confederación y para casi todos los cantones. Más de 100 municipios han integrado este objetivo en su reglamento municipal o en su estrategia energética. En algunas ciudades, como Zúrich, Zug y Aarau, ha sido la propia población quien ha sancionado, en votación, la nueva orientación de la política energética. Las áreas de 2000 vatios figurarán entre las principales medidas que promueven algunos municipios para fomentar una utilización sostenible de los recursos y de los vectores energéticos.
Valor agregado
Estos complejos habitaciones no interesan solamente a los poderes públicos, pues quienes llevan a cabo casi todos los primeros proyectos son empresas privadas. “La certificación ‘Área 2000 vatios’ ofrece varias ventajas a los inversores. Respecto a muchos otros grandes proyectos inmobiliarios, es más fácil obtener un permiso de obra de las autoridades para estas áreas. Generalmente originan menos recursos y resulta más fácil que la población los apoye cuando un proyecto se somete a votación”, subraya Heinrich Gugerli, responsable del centro de competencia Áreas 2000 vatios.
Áreas 2000 vatios
La certificación ‘Áreas 2000 vatios’ la otorga la Asociación Ciudad de la Energía, creada por la Oficina Federal de Energía para fomentar las energías renovables y una utilización sostenible de los recursos en los municipios suizos.
Este sello distingue a barrios o urbanizaciones de al menos una hectárea de terreno que satisfacen determinados criterios de sostenibilidad en materia de construcción, saneamiento y gestión de los edificios, así como también en la movilidad inducida
Hasta nueve barrios en siete ciudades –Zúrich, Basilea, Berna, Lucerna, Lenzburg (cantón Argovia), Kriens (Lucerna) y Prilly/Renens (Vaud)– han obtenido la certificación Áreas 2000 vatios. Dos están concluidos y la construcción, al menos parcial, de otros tres está prevista para este año.
Una visión que comparte Massimo Guglielmetti, de la sociedad inmobiliaria de los Ferrocarriles Federales Suizos (FFS), encargado de desarrollar la urbanización Village Rösslimatt, al lado de la estación principal de Lucerna. “El certificado Áreas 2000 vatios representa un valor agregado en el ámbito del marketing no solo para promover nuestro proyecto en la ciudad, sino también para atraer a inquilinos, dado que entre los múltiples criterios que hay que cumplir para obtener este sello figura también el de una alta calidad habitacional”.
Mientras los edificios de Stöckacker Süd estarán provistos de paneles solares y bombas de calor para asegurar la calefacción y el agua caliente, el complejo de Rösslimatt se abastecerá de una central de bombas de calor cercana, que utiliza la energía térmica de las aguas del lago de Lucerna. El proyecto de los FFS prevé la construcción, en el transcurso de los próximos 20 años, de un auténtico barrio de 4 hectáreas en el corazón de la ciudad, que comprenderá no solamente viviendas, sino también oficinas, negocios, restaurantes y un hotel. Situada a dos pasos de todos los medios de transporte público y de los aparcamientos de ‘car sharing’ (préstamo de vehículos), la futura área de 2000 vatios dispondrá solo de poquísimas plazas de estacionamiento.
Estilo de vida adecuado
El éxito de las áreas 2000 vatios dependerá también de la voluntad de sus habitantes para adaptar en cierta media su estilo de vita. “La idea no es que todos tengan que convertirse en veganos, renunciar a todo y llevar una vida absolutamente compatible con la sociedad de 2000 vatios. Pero es importante sensibilizar a los inquilinos sobre las opciones para reducir el consumo energético, por ejemplo, utilizar aparatos que tienen una óptima eficiencia energética”, explica Renato Bomio.
“Los comportamientos individuales no se pueden fijar en un contrato. Sin embargo, se puede influir en ellos, por ejemplo, a través de contribuciones a los abonos de transporte público”, anota Heinrich Gugerli. “Está claro que limitarse a 2000 vatios no será factible si uno se salta todos los límites, o sea, deja siempre encendida la televisión, se ducha 4 o 5 veces al día, etcétera. Pero todos podremos permitirnos algún que otro un ‘vicio’”.
Puede encontrar todos nuestros debates aquí y participar en las discusiones.
Si quiere iniciar una conversación sobre un tema planteado en este artículo o quiere informar de errores factuales, envíenos un correo electrónico a spanish@swissinfo.ch.