Por qué los deberes no desaparecen cuando termina el estudio en casa
Con el cierre de las escuelas suizas por el brote de coronavirus el término deberes ha adquirido un nuevo significado. Pero cuando acabe esto que se conoce como educación a distancia, algunas escuelas suizas reabrirán el debate sobre la importancia de los deberes.
Antes de que la crisis sanitaria empezara a hacer estragos, una escuela de primaria del este de Suiza se había convertido en la última en experimentar con la suspensión de las tareas para casa de sus alumnos.
El proyecto piloto de un año de la escuela primaria de Feldli-Schoren, cerca de San Galo, afecta a alumnos de entre 8 y 12 años.
“Nuestro principal objetivo es la igualdad de oportunidades: existen grandes diferencias entre las familias desfavorecidas y las familias con un nivel de educación más alto. Para quienes no pueden pedir consejo o ayuda a sus padres los deberes son un estrés”, explicó el director de la escuela, Ralf Schäpper, al periódico St Galler TagblattEnlace externo, después de que se anunciara que el plan se prorrogaba más allá de los seis meses iniciales.
Aunque la medida beneficia a todos. “Cuando los niños vuelven a casa de la escuela, después de siete clases, no deberían tener que sentarse de nuevo en sus pupitres”, dijo Schäpper.
En lugar de eso, ahora en la escuela todas las semanas hay cuatro clases supervisadas de aprendizaje extra, de 20 a 30 minutos de duración cada una.
Según Schäpper, la primera reacción entre el alumnado, el profesorado y los padres ha sido “positiva”. Aunque admite que algunos padres prefieren el sistema antiguo porque les gusta saber qué hacen sus hijos en la escuela.
La escuela Feldli-Schoren no está sola. En los últimos años, un centro escolar de primaria en KriensEnlace externo, cerca de Lucerna, y varios en la región de Berna también han suprimido los deberes.
Tema controvertido
La cuestión, sin embargo, sigue siendo controvertidaEnlace externo. Bernhard HauseEnlace externor, profesor de estudios en primera infancia, en la Universidad de San Galo, cuenta que hay varias razones para ello.
“Cuando no hay deberes, muchos niños y padres están muy contentos porque eso significa menos tensiones en casa. Pero los resultados de las investigaciones internacionales sobre el aprendizaje muestran que los deberes son una de las muchas contribuciones que aseguran que las escuelas funcionen bien y que el beneficio del aprendizaje sea alto”, explica a swissinfo.ch.
“Hay padres que se quejan cuando no hay deberes, por supuesto, así que también es polémico entre los padres”, dice Hauser. Estos progenitores sienten que los deberes son importantes para el rendimiento escolar de sus hijos y sus carreras posteriores.
¿Quién toma la decisión?
La educación en Suiza es responsabilidad de los cantones, pero muchas decisiones se adoptan a nivel de la escuela local. Los deberes no son obligatorioEnlace externos. El Lehrplan 21Enlace externo (Curriculum 21) para la Suiza de habla alemana, por ejemplo, solo dice cuándo no se deben hacer deberes, como en un día festivo, por ejemplo. Pero no dice si se deben enviar tareas para casa o no.
Hay directrices sobre la cantidad. En el cantón de San Galo son unos 60 minutos a la semana para los alumnos más jóvenes de primaria, aumentando a dos horas o más para los de 10-11 años y hasta cuatro horas a la semana al final de la secundaria inferior ( hasta los 15 años), manifiesta Hauser.
Aprendizaje perdido
Hauser está a favor de los deberes, ya que en su opinión ayudan a profundizar en el conocimiento. “Si lo trabajas durante toda la carrera escolar, no hacer deberes equivale a 800 horas de aprendizaje perdido”, señala. Además, los deberes ayudan a los niños a desarrollar la autorregulación: haciendo algo que no necesariamente quieren hacer, cuando sería mucho más tentador jugar a fútbol, por ejemplo. Y argumenta que es una importante lección de vida.
Hauser dice que suprimir los deberes todavía es inusual en Suiza. No hay estadísticas oficiales, pero estima que cada 10-20 años hay un movimiento en contra de los deberes, aunque normalmente unas pocas escuelas son las que implementan esta política. (Sin embargo, el cantón de Schwyz llegó a abolir los deberes en 1993Enlace externo, aunque por la protesta de los padres esto solo duró cuatro añosEnlace externo).
El profesor expone que en la actualidad no hay una ola. Más bien es que cuando una escuela decide abolir los deberes, su decisión se somete a un escrutinio extremo. Y tampoco todas las escuelas toman el mismo camino. “
Hay algunas escuelas que suprimen los deberes totalmente, mientras que otras los mantienen pero los llevan a la escuela. Cuando haces esto, el efecto negativo no es tan grande. Pero va en detrimento de aquellos alumnos que pueden trabajar de forma independiente porque son supervisados en la escuela”, cuenta Hauser.
Por encima de la frontera del idioma
¿Y qué ocurre en la parte francófona de Suiza, que tiene su propio programa de estudios? Samuel Rohrbach, del sindicato suizo de profesores francófonos, señala que en la región se debate regularmente en torno a los deberes.
“Varios cantones, como Neuchâtel y el Jura, han publicado directivas que contienen, por ejemplo, el tiempo máximo que se puede dedicar a los deberes cada día. La gente no quiere que los alumnos tengan una carga demasiado pesada”, responde Rohrbach por correo electrónico.
La asociación también plantea la cuestión de la desigualdad, así como la necesidad de aprender la autonomía a través del hecho de hacer los deberes. Propone sesiones supervisadas en las escuelas, que darían a todos los alumnos el beneficio de la ayuda. El trabajo también debería ser una continuación de lo que se ha hecho en clase y nada nuevo, añade Rohrbach.
¿Apoyo para los padres?
Hauser también ha reflexionado en torno a cómo impulsar la igualdad de oportunidades. Además de las sesiones diarias de asistencia para los deberes escolares –algunas escuelas ya ofrecen este tipo de apoyo pero a menudo solo unas pocas veces a la semana– los padres con desventajas educativas podrían recibir cursos sobre cómo apoyar mejor a sus hijos durante los deberes, argumenta.
De esta manera, los alumnos que pueden y son capaces de hacer los deberes en casa pueden hacerlos, y quienes no, pueden obtener el apoyo que necesitan, explica.
Mientras tanto, la escuela de Feldli-Schoren evalúa su proyecto antes de las vacaciones de verano, ha declarado a St Galler TagblattEnlace externo su director Schäpper. Todavía no se ha decidido si el próximo curso escolar habrá deberes o no.
Comparación internacional
No parece haber muchos informes oficiales sobre la costumbre de los deberes, pero este informe de la OCDE de 2014Enlace externo ofrece una instantánea de los estudiantes mayores. Según la evaluación PISA de 2012, los estudiantes de 15 años dedicaron a hacer deberes en casa casi cinco horas semanales (todos los países de la encuesta habían asignado tareas para casa).
Suiza se clasificó en el puesto 11 (de 38) y sus estudiantes dijeron dedicar a hacer deberes unas 4 horas a la semana. Los países que encabezan la lista, Finlandia y Corea, dedicaron menos de tres horas, mientras que los alumnos de Irlanda, Italia, Kazajstán, Rumania, Rusia y Singapur dedicaron más de siete horas a la semana.
El informe también constató que, en todos los países del informe PISA, los estudiantes aventajados dedicaban más tiempo a hacer los deberes que aquellos desfavorecidos.
Traducción del inglés: Lupe Calvo
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