«El hambre no es una fatalidad»
Bajo este lema Swissaid lanza una campaña para llamar la atención sobre las 25.000 personas que mueren cada día.
Y sobre la falta de políticas agrícolas y comerciales, «causa de la desnutrición y del hambre en un mundo con sobreproducción de alimentos».
También Ecuador necesita a largo plazo una política agraria y estructuras que hagan posible que los pequeños campesinos, los más pobres, puedan defender sus intereses, señala Caroline Morel, directora de Swissaid.
Morel, quien integró la delegación suiza que estuvo recientemente en ese país, indica que a pesar del crecimiento económico del 10%, el hambre y la pobreza no han sido erradicados. «Hay grandes diferencias entre ricos y pobres. Y en los Andes, más de la mitad de la población indígena vive bajo el umbral de pobreza».
«El hambre es un escándalo, por ello es necesario un cambio en las prioridades políticas y las estructuras económicas», subrayó en la conferencia anual de Swissaid, celebrada esta semana en Berna.
Producen alimentos, sin embargo apenas sobreviven
A escala mundial, el 80% de los hambrientos vive en el campo. Allí, donde gran parte de los alimentos son producidos, las personas no pueden sobrevivir o tener suficientes ingresos. ¿Las razones?
Porque las familias de los pequeños campesinos son expulsadas de sus tierras para explotar oro, porque las importaciones baratas de alimentos destruyen los mercados locales. O porque los mares del sur son depredados por flotas pesqueras europeas, asiáticas y rusas.
Posibilitar que los pobres se puedan alimentarse es un compromiso de todos los estados miembros de la ONU, pero raramente este objetivo es una prioridad política, critica la ONG suiza.
Por ello, en su campaña demanda una aplicación consecuente del derecho humano a la alimentación, lo que implica el derecho a la soberanía alimentaria, es decir a decidir por sí mismos qué sembrar y qué consumir.
Hambre: hechos y recetas
Tina Goethe de Swissaid, demanda que la política de comercio tome en cuenta las necesidades de los pobres. La producción para el propio mercado es postergada y por ello es necesario recuperar el propio aprovisionamiento.
«Como el mercado internacional dicta las condiciones, la receta es que los campesinos del norte y del sur se unan para luchar por la soberanía alimentaria. Como 70% de los hambrientos son mujeres y niños, fortalecer a las mujeres significa reducir el hambre».
Y como la sobreexplotación de recursos naturales lleva a la hambruna, fomentar la agricultura ecológica, la producción de semillas locales y la ayuda de emergencia en situaciones excepcionales, como catástrofes naturales, garantiza la supervivencia, agrega Goethe.
En su campaña, Swissaid también plantea exigencias a Suiza: hacer que el derecho a la alimentación sea judicialmente exigible, así como aplicar los Objetivos del Milenio. Por ello, esta ONG apoya un aumento de la contribución suiza a la cooperación al desarrollo a 0,7% del PIB, hasta el año 2015.
2008: Año Internacional de la Papa
Este tubérculo juega un rol fundamental en la lucha contra el hambre. La ONU ha declarado el 2008 como el ‘Año Internacional de la Papa». Y Swissaid quiere demostrar en su campaña que con este alimento se puede combatir el hambre y cuidar el ambiente.
También los investigadores han reconocido el significado de la papa. Swissaid invitó a su conferencia a Claude Auroi, profesor del Instituto de Altos Estudios Internacionales y del Desarrollo (IHEID) de Ginebra y ex investigador del Centro Internacional de la Papa en Perú.
Auroi se refirió al rol de la papa en la alimentación mundial en el pasado, presente y futuro, y a la adaptación de las variedades para ser más resistentes al ataque de virus, hongos y bacterias.
Destacó, además, la gran variedad biológica de la papa. «En los Andes, un pequeño campesino puede cultivar sin problemas hasta 30 variedades en una sola parcela, lo que disminuye los riesgos de plagas, favorece una cosecha sostenible (por los diferentes grados de madurez) y diversifica la alimentación y el comercio».
Consumo disminuye en unos países, aumenta en otros
Mientras China e India tienen un inmenso potencial para la comercialización de la papa, pese a que su tradición culinaria se basa en el arroz, en países del norte, incluyendo a Suiza, el consumo de papa disminuye.
Las costumbres alimenticias en Europa han cambiado y éste fenómeno se observa también en los países de donde es originaria la papa, como en Perú. Pero otras regiones del sur hay un gran futuro para la papa. A escala mundial su consumo aumenta en 5% al año, precisó Auroi.
Este investigador informó que la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE), con el apoyo de universidades helvéticas, ha contribuido a la difusión de la papa. «Desde los años 80, Suiza financia proyectos para una mejor producción de semillas, el fomento de las variedades de papa de los Andes y el desarrollo de nuevas variedades».
En su opinión, las ONG contribuyen desde hace más de dos décadas a la difusión de este tubérculo en los países de sur. «Y Swissaid continúa esta tradición con su campaña por el derecho a la alimentación y la lucha contra el hambre».
swissinfo, Rosa Amelia Fierro
La papa es, después del arroz y el trigo, el tercer alimento más importante en la alimentación: la consumen más de mil millones de seres humanos.
Anualmente se cosechan más de 300 millones de toneladas. Con más de 70 millones de toneladas, China es el mayor productor en el mundo.
Los mayores consumidores están en Bielorrusia: 171,2 kilos al año por persona.
En los Andes peruanos y bolivianos, las mujeres y los niños comen 880 y 200 gramos diarios de papa, respectivamente.
Actualmente se siembra papa en 125 países, desde el nivel de mar hasta los 4.7000 metros de altura.
Este tubérculo fue cultivado por primera vez hace 8.000 años en las cercanías del Lago Titicaca, en la frontera peruano-boliviana.
A fines del siglo XVI los conquistadores españoles trajeron a Europa el tubérculo como una curiosidad botánica.
Existen 5.000 diferentes variedades, la mayoría crece en los Andes.
En el Centro Internacional de la Papa, en Lima, se encuentra la colección más grande de papas: 5.000 variedades comestibles y 100 silvestres.
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