Ginebra rememora el inicio del exilio español
Después de Girona y París, el programa itinerario '70 Aniversario del inicio del Exilio de 1939' hizo escala el pasado viernes, 2 de octubre, en Ginebra para recordar el comienzo del exilio de los republicanos españoles tras la Guerra Civil.
En la jornada conmemorativa, que se celebró en la Sala Rouiller de la Universidad de Ginebra y que coincide con el 450º aniversario de la fundación de la academia por Calvino, intervinieron historiadores y testimonios de la época.
Organizados conjuntamente por el Rectorado de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC), los actos se enmarcan dentro de una serie de eventos dedicados a la memoria del exilio español.
En Ginebra se conmemoró, además, el 70º aniversario de la acogida del patrimonio artístico del Museo del Prado en la Sociedad de Naciones.
En el discurso de apertura, el embajador de España en Suiza, Fernando Riquelme Lidón, resaltó el aspecto migratorio de las relaciones entre España y Suiza y entendió la conmemoración como «homenaje» a los republicanos que eligieron vivir en libertad.
En la posterior mesa redonda intervinieron los historiadores Mauro Cerutti, profesor emérito de la Universidad de Ginebra, y el profesor asistente Sebastián Farré, que intentaron ilustrar la situación política y social de Suiza ante la Guerra Civil y el exilio. Cerutti, que recordó la relativa importancia de la participación suiza en el frente republicano, subrayó la actitud «ultraneutralista» del Gobierno suizo, aportando algunos datos acerca del aspecto económico de las relaciones hispano-suizas.
Un «exilio fracasado»
Sebastián Farré, especialista de las relaciones bilaterales entre España y Suiza durante la guerra y la posguerra, reivindicó en su ponencia que «en Suiza no hubo realmente un exilio como en Francia», si se exceptúan algunos individuos y personalidades. «Sería más oportuno», concluyó, «hablar de un ‘exilio fracasado’.»
«El exilio suizo prácticamente no tuvo lugar porque Suiza no admitió —al igual que muchos otros países europeos— la entrada de republicanos españoles en territorio nacional.»
Farré destacó a swissinfo.ch que «la actitud del Gobierno federal de cara a los refugiados estaba caracterizada por una gran prudencia porque se quería evitar corromper las buenas relaciones con la España franquista por un lado, y por otro, por una actitud ‘anticomunista’ que se dirigía contra esos exiliados porque se les veía como potencial foco de revolución y agitación.»
«Suiza puso todos los impedimentos habidos y por haber para evitar que viniéramos», aseveró Mariana Aguilar, quien llegó a Ginebra en 1939 junto con un grupo de 50 niños y que entró gracias a la ayuda de asociaciones civiles.
Además de Aguilar, participaron en este coloquio dedicado a los testimonios, el médico Julián de Zulueta, hijo de Luis Zulueta —quien fuera ministro con Manuel Azaña, presidente de la República— y José Tarradellas Macià, profesor honorario de la Escuela Politécnica Federal de Lausana e hijo de Josep Tarradellas i Joan, ex presidente de la Generalitat de Cataluña.
Tarradellas, quien llegó a Suiza en 1943 procedente de Francia con pocos meses de edad, hizo un relato personal y salpicado de anécdotas familiares. En el exilio suizo «llevávamos una vida bastante privilegiada, quizás debido al papel político de mi padre, pero estábamos controlados. Nos vigilaba un comandante militar y también un civil».
Diversidad sociológica
Tarradellas vivió con su familia hasta 1946 en Lausana donde también estaba exiliada la Familia Real y un grupo de republicanos catalanes y vascos. Recuerda que allí se produjo una situación bastante peculiar.
«La Familia Real vivía en el oeste y el norte de la ciudad, mientras que los republicanos estaban en el este y el sur. Teníamos un punto de encuentro, que era la conocida plaza François, donde nos veíamos para tomar un té y pasear. No diría que Juan de Borbón tuviera simpatía por los republicanos, pero la gran antipatía hacia Franco hizo que nos viera con agrado.»
En su discurso, Tarradellas destacó la variedad sociológica del exilio. «Hubo en realidad cuatro exilios diferentes: primero, el exilio de la República en la embajada de París; luego el exilio vasco, que hacía su propia política y que tenía cierta independencia de acción; el exilio catalán, con el centro de gravedad en Sudamérica y en México; y, por último, el exilio comunista, replegado sobre todo en territorio francés y belga, y cuyos rostros más conocidos fueron Picasso y el escritor Jorge Semprún.»
El desembarco de Normandía, en 1944, hizo crecer las esperanzas de que con la caída del régimen nazi también cayera Franco. Tarradellas recuerda que entonces el general Eisenhower «mandó un avión a Suiza para hablar con mi padre sobre el futuro», pero las esperanzas se desvanecieron y la familia regresó a Francia.
El «tesoro español»
Pero Suiza fue también el destino de otro exilio español, el de una sección importante de las colecciones artísticas del Museo del Prado, con cuadros de Goya, Velázquez y El Greco, libros incunables, tapices y otros cientos de objetos que se pusieron a salvo de la destrucción.
Con motivo de este 70º aniversario del comienzo del exilio español, el Palacio de Naciones acogió el pasado viernes (02.10.) la conferencia ‘El Museo del Prado en el exilio: la exposición de Ginebra de 1939’, a cargo de Arturo Colorado, de la Universidad Complutense de Madrid, y el documental ‘Salvemos el Prado’, proyectado en la Sala XX, decorada con la cúpula de Miquel Barceló donada por España.
En febrero de 1939, 22 vagones de la Sociedad Ferroviaria Francesa llegaron a Ginebra con la carga, uno de los mayores traslados de salvamento de obras de arte de toda la historia. Tras finalizar la guerra, las obras puestas a salvo en la sede de la Sociedad de Naciones por el gobierno republicano, cayeron en manos de Franco.
De junio a agosto de 1939 se presentó en el Museo de Arte e Historia de Ginebra una exposición antológica con parte del patrimonio artístico, una muestra de gran éxito que sirvió de prueba de algodón para el primer acto propagandístico del régimen franquista en Europa.
El programa ’70 Aniversario del inicio del Exilio de 1939′ proseguirá su itinerario por las ciudades de Buenos Aires, Montevideo y México, y finalizará con un último acto en Madrid.
Suiza decidió en agosto de 1936 no adherirse al Comité de No Intervención instituido por Francia y Gran Bretaña para impedir que se facilitasen hombres y material de guerra a uno de los bandos. En ese mismo año, Suiza prohibió la exportación de material de guerra a España.
De los 3.600 suizos asentados en España antes de la guerra, unos 2.000 regresaron a su patria. Gran parte del capital suizo en España se encontraba en zonas controladas por la República.
En 1938, la Sociedad Bancaria Suiza concedió a Franco un crédito de 20 millones de francos. En 1942, el capital español depositado en Suiza se elevaba a entre 1.500 y 2.000 millones de francos, con lo cual superaba los fondos franceses.
La retirada de las tropas republicanas al finalizar la guerra provocó el exilio de unos 400.000 refugiados españoles, de los cuales la gran mayoría se quedó en Francia. Gracias a la ayuda del ‘Comité neutre d’aide aux enfants de l’Espagne républicaine’, un organismo afiliado al movimiento obrero suizo, un grupo de aproximadamente 400 niños consiguió exiliarse en Suiza durante algunos meses.
La Universidad Nacional de Estudios a Distancia (UNED) es hoy día el mayor centro universitario de España. Aproximadamente 180.000 estudiantes se matriculan en cada convocatoria académica.
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