Los laicos quieren abolir la blasfemia
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos prohíbe la descripción del profeta Mahoma como pedófilo. También en Suiza, esta declaración es punible por ley.
Cuando la cristiana Asia Bibi se convierte en la primera mujer condenada a muerte por blasfemia, el mundo entero comienza a interesarse en la legislación pakistaní, la cual habría sido distorsionada para oprimir a la minoría cristiana del país o para saldar cuentas personales, denuncian los críticos. Por su parte, los islamistas pakistaníes sostienen que el deber de todo musulmán es matar a los blasfemos.
Este debate parece pertenecer a la época medieval. Pero lo que muchos no saben es que la blasfemia también es un delito en Suiza. Los blasfemos, por supuesto, no arriesgan su vida como en Pakistán, pero sí enfrentan una multa.
El Código Penal SuizoEnlace externo estipula:
“Todo aquel que, pública y vilmente, haya ofendido o ultrajado las convicciones de otros en materia de creencias, en particular de creencias en Dios, o haya profanado los objetos de veneración religiosa (…), será castigado con una sanción pecuniaria”.
Un castigo útil a la paz religiosa
En Suiza, no se trata de proteger la fe o a Dios mismo de los insultos, sino de proteger los sentimientos de los demás. El derecho “debe servir a la paz religiosa”, comenta Martino MonaEnlace externo, profesor de Derecho Penal y Filosofía del Derecho en la Universidad de Berna.
Suiza tiene una larga tradición de guerras de religiónEnlace externo y de conflictosEnlace externo. La necesidad de legislar era aún mayor, explica Mona. “Los países con una fuerte tradición de tolerancia y diversidad religiosa, contrariamente, generalmente no tienen tales prohibiciones”, añade.
La blasfemia en los países europeos
Alemania, Italia, España, Grecia, Austria, Polonia y Rusia castigan la blasfemia. Sin embargo, la blasfemia no está prohibida en Francia. Gran Bretaña, los Países Bajos e Irlanda también han abolido esa infracción.
Los laicos quieren abolir el artículo sobre la blasfemia
En las últimas décadas, los migrantes han traído nuevas religiones a Suiza: además de las confesiones cristianasEnlace externo, el islamismo (5,1% de la población), el hinduismo (0,6%) y el budismo (0,5%). Por lo tanto, la preservación de la paz religiosa es más importante que nunca.
Sin embargo, el artículo sobre la blasfemia está amenazado. Una situación que no es el resultado de una disputa entre religiones. El ataque es más bien lanzado por personas sin religión – hoy el 24% de la población -, más precisamente por la Asociación de LibrepensadoresEnlace externo, que pide la abolición del artículo sobre la blasfemiaEnlace externo. “Suiza se comprometería así claramente con el derecho a la libertad de expresión y contribuiría, en particular, a no suministrar a países como Pakistán, Arabia Saudí, Irán o Rusia justificaciones de sus leyes hostiles a la libertad”, anota el organismo.
Martino Mona también cree que el artículo suizo sobre la blasfemia ya no es actual y debería ser abolido: “La injuria o la burla no son punibles desde mi punto de vista”. Estima que las opiniones solamente deberían prohibirse si incitan directamente al odio o a la violencia.
¿El artículo sobre la blasfemia puede preservar la paz religiosa?
En Francia, la blasfemia no es un delito punible. En Suiza, en cambio, los caricaturistas del periódico satírico Charlie HebdoEnlace externo, por ejemplo, se habrían arriesgado a una multa por ridiculizar al profeta Mahoma.
¿Podría una expiación simbólica de los caricaturistas haber evitado el atentado terrorista perpetrado en 2015 contra los periodistas del semanario? “No, al contrario”, afirma Martino Mona. Las prohibiciones de blasfemia refuerzan a los fanáticos religiosos en su convicción de que deben eliminar a tales blasfemos”.
Para el especialista, es ingenuo asumir que esos fanáticos estarían satisfechos con lo que consideraban castigos puramente simbólicos. “Después de los atentados, diversos países han abolido la prohibición de la blasfemia o fortalecido su autorización”.
La blasfemia no está protegida por la libertad de expresión
Sin embargo, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) apoya la prohibición de la blasfemia. Según una sentencia de octubre de 2018, la crítica difamatoria de las religiones no está protegida por la libertad de expresión. Una mujer austríaca fue multada porque durante un seminario público cuestionó la legitimidad del profeta Mahoma como modelo para los musulmanes de hoy y calificó de pedofilia su matrimonio con Aisha, de seis años. Opinó que Mahoma había vivido una vida que no correspondía a nuestras normas sociales:
“Como era el comandante supremo de las fuerzas armadas, tenía muchas concubinas, y, por decirlo así, no despreciaba la compañía de los niños. (…) Recuerdo a mi hermana (…). Dijo: “No puedes expresarte así”, y yo le dije: “¿Un hombre de 56 años y una niña de seis? (…) ¿Qué es entonces, si no pedofilia?”
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos no aceptó el argumento de la austríaca en el sentido de que las declaraciones individuales deberían tolerarse en un debate animado. El Tribunal consideró que no es admisible incluir declaraciones acusatorias en un discurso aceptable en su conjunto, invocando la libertad de expresión.
No se permite calificar a Mahoma de pedófilo
Además, las declaraciones basadas en hechos falsos no están protegidas por la libertad de expresión, subrayó el Tribunal. Los jueces consideraron como “falsa” la afirmación de que el profeta Mahoma era un pedófilo, porque la pedofilia es una preferencia sexual general. Sin el contexto histórico, ese era un juicio de valor sin suficiente base fáctica.
Martino Mona se muestra escéptico sobre ese tipo de condenas: “El derecho penal no debe ser utilizado para proteger los sentimientos religiosos. La gente, en mi opinión, tiene derecho a decir cosas estúpidas o incluso insultantes, siempre y cuando no impida que otros digan lo que piensan”.
Suiza, un Estado cristiano
En algunos países, se abusa de la prohibición de la blasfemia para fortalecer la religión oficial del Estado. Suiza tampoco es un Estado religiosamente neutral. En su preámbulo, la Constitución FederalEnlace externo señala: “¡En el nombre de Dios Todopoderoso!” El evocado es el Dios de los cristianos.
Además, las Iglesias católica romana, cristiana católica y reformada son reconocidas como iglesias nacionalesEnlace externo. Los cantones proporcionan a las iglesias instrumentos de derecho público, como el derecho a recaudar impuestos. En algunos cantones, las comunidades judías también están reconocidas por el derecho público. En cuanto al reconocimiento de las comunidades musulmanas, es un tema de debate.
En los cantones francófonos de Ginebra y Neuchâtel, la Iglesia y el Estado están separados. En Ginebra, la población vota el 10.2.19Enlace externo sobre una ley que quiere renovar la estricta separación entre el Estado y la Iglesia. La ley es polémica porque prohíbe, entre otras cosas, el uso del velo por parte de trabajadoras públicas, por ejemplo, políticas y profesoras.
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