¿Se apagó el canto de las sirenas ibéricas?
Hoy ya son pocos los suizos que parten a la Península Ibérica con boleto sólo de ida. Nunca fueron tantos como los que vinieron de allá. Pero hubo un tiempo en que muchos, particularmente mayores, consideraban que el Edén comenzaba al sur de los Pirineos y se calentaba al sol del Levante español.
Corría la última década del siglo XX, pero no empezó ni terminó entonces la diáspora helvética hacia España y Portugal…
Unos 30 mil suizos viven en esos países del suroeste europeo y este viernes (30.09), como es costumbre cada dos años, la Organización de los Suizos en el Extranjero (OSE) se reúne con sus representantes.
El encuentro tiene lugar en el marco de la Conferencia Ibérica de Presidentes, y amén de recoger las inquietudes de la comunidad expatriada, ofrecerá a ésta la posibilidad de conocer más ampliamente la plataforma de los diversos partidos políticos que participarán en las próximas elecciones parlamentarias en Suiza (23.10.11)
“La idea es sensibilizar en dos sentidos”, explica el director de la OSE, Rudolf Wyder, tanto de los ciudadanos en el exterior sobre la propuesta de los contendientes, como de los partidos políticos con respecto al peso de la denominada Quinta Suiza.
La cita es en la ciudad de Dénia, ese balneario ubicado en el norte de la Provincia de Alicante cuya población, de alrededor de 45 mil habitantes, se multiplica tan ostensiblemente durante el verano que algunas estimaciones llegan a cuadruplicarla. Allá conviven propios y ajenos. Más de 29% de la población viene de fuera: 59% de la Unión Europea, sobre todo de Alemania, y 10% de la Europa no comunitaria, incluida Suiza, con unos 600 expatriados.
Retiro de ensueño
Denia se encuentra en la Costa Blanca. Y en la Costa Blanca, según cifras no oficiales, se concentró un buen número (¿el mayor?) de suizos que soñaban con un retiro apacible, de cara al mar y al amparo de facturas de muchos ceros y temperaturas de pocos grados.
Entre 1990 y 2001, el número de suizos que se establecieron en los países más meridionales del suroeste europeo ascendió un 30% con respecto al incremento promedio del exilio helvético a escala mundial. En España el aumento fue de 60% y en Portugal se disparó hasta 112 puntos, precisa Rudolf Wyder.
Empero, el director de la OSE advierte que las estadísticas sobre la emigración helvética no son exactas toda vez que están basadas únicamente en los registros de las inmatriculaciones y no todos los suizos se registran a su llegada a otros países, ni todos anuncian su retorno a casa.
Lamenta nuestro interlocutor que las autoridades suizas hagan un seguimiento tan preciso de los extranjeros que se instalan en Suiza y no hagan lo propio con sus conciudadanos que se afincan al exterior. Una medida que se antojaría en extremo útil, particularmente en casos de contingencia.
Con todo, esos registros han permitido determinar también que entre 2001 y 2010 el aumento fue de apenas 19% en lo que toca a España, y de 16.5% en el caso de Portugal. Un 17.5% en relación con la media global.
¿Qué fue del canto de las sirenas ibéricas? ¿Dónde quedó su sortilegio?
La media vuelta
Muchas y muy diversas son las causas que llevan a los emigrantes a desandar el camino. Rudolf Wyder refiere por ejemplo los casos de parejas que dejaron su país de origen y que a la muerte de uno de sus integrantes, el otro se quedó solo en tierra ajena, en múltiples ocasiones sin haber tejido ningún lazo ni conocer siquiera el idioma.
“Nosotros recomendamos a las personas que quieren emigrar tener bien en cuenta dos aspectos fundamentales: el seguro médico y el conocimiento de la lengua local”, enfatiza el director de la OSE.
Refiere igualmente la importancia de informarse con la mayor amplitud antes de lanzarse en operaciones financieras. Recuerda que en los años 90, hubo casos de conciudadanos que invirtieron su fortuna en operaciones desafortunadas de bienes raíces, en particular en Barcelona y en Málaga.
También en el ámbito económico hay otros factores que inciden para desalentar la partida: Ni España ni Portugal son tan baratos ahora como lo eran hace 20 años, y en el rubro laboral… huelga decir que las dificultades en ambos países son sustanciales.
No fueron tantos, pero son los suficientes
“La emigración, suiza como la de cualquier otro país, está ligada al mercado de trabajo”, anota nuestro entrevistado. Para los jubilados, evidentemente, ese no es un problema. Sin embargo, y contrario a la creencia generalizada, la comunidad helvética de la Península Ibérica no solamente está (ni ha estado) constituida únicamente por personas que concluyeron su ciclo laboral.
De lo anterior da cuenta el amplio catálogo de agrupaciones helvéticas que, sin ir más lejos, incluye dos colegios suizos (uno en Madrid y otro en Barcelona); una Asociación Económica Hispano-Suiza y diversos clubes y asociaciones…
Hoy, menos suizos parten con la casa a cuestas para instalarse en la Península Ibérica. Nunca fueron tantos como los españoles (más de 120 mil en 1970) o los portugueses (221 mil actualmente) que vinieron a Suiza, ni tantos como sus compatriotas que eligieron Francia como destino (41.617 registrados en 2010) o Alemania (cerca de 18 mil), pero son muchos, los suficientes para mantener el vigor de los lazos ibero-suizos, y despertar el interés de los partidos políticos…
Más de 695.000 suizos viven en el extranjero, con un aumento anual de casi 2%. Este efectivo corresponde al 10% de la población total
helvética.
Fundada en 1916, la Organización de los Suizos en el Extranjero (OSE) representa en Suiza los intereses de los expatriados y es reconocida por las autoridades como el portavoz de la Quinta Suiza.
El Consejo de los Suizos en el Extranjero (CSE) es considerado el Parlamento de la Quinta Suiza.
Tiene dos sesiones anuales: una en primavera, y la otra durante la celebración anual del Congreso de los Suizos en el Extranjero, reunidos en algún punto del territorio helvético.
En Suiza hay 1,2 millones de personas mayores de 65 años, lo que equivale al 16% de su población.
Ocho de cada 10, según cifras de la Oficina Federal de Estadísticas, cuentan con la solvencia necesaria para vivir con relativa comodidad.
En términos generales, uno de cada dos suizos estaría dispuesto a ir a vivir en un país extranjero después de los 65 años.
Según Aon Consulting, el 53% de los suizos prefieren la tranquilidad que otorga la certidumbre, razón por la que prefieren quedarse en su propio país tras su retiro laboral. Pero el 47% restante se dice dispuesto al cambio.
Los destinos preferidos de los suizos son Australia, Italia, España, Latinoamérica, Francia y Estados Unidos.
En la mayoría de los casos el clima juega un factor preponderante en su decisión de desplazamiento.
Producto de estas preferencias y ante el envejecimiento de su población, Europa podría estar a punto de observar una revolución en los flujos migratorios de los adultos mayores.
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