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Solalinde celebra ‘Primavera de México’

Dos ciudadanos mexicanos aguardan ocultos la oportunidad para cruzar la frontera con Estados Unidos. AFP

¿Oiga padre, y no tiene miedo? “No, para nada. Nunca me he sentido indispensable, y ahora, viendo a estos jóvenes, menos que nunca”. Real apóstol de los derechos de los migrantes, difamado, encarcelado y amenazado de muerte, Alejandro Solalinde apuesta a los estudiantes la redención de México.

“Los jóvenes universitarios integraron el tema de los migrantes en su agenda social. Es una gran esperanza”. En particular, como lo explica en Berna el sacerdote, cuando “la fallida guerra del gobierno actual contra el narcotráfico ha agravado la situación de los migrantes”.

Un dramático ejemplo: su secuestro se convirtió en industria. En seis meses de 2009, el plagio de 9.578 centroamericanos representó 25 millones de dólares para las redes del crimen. Pero, ¿por qué secuestran a gente que justamente se pone en situación de riesgo porque no tiene nada?

“Los secuestradores, principalmente “los Z” -cuya nómina incluye a funcionarios públicos mexicanos, gente del ejército y de la policía federal-, descubrieron que los pobres valen para los pobres y que aunque no tuvieran dinero, eran capaces de conseguirlo, de hacer colectas, pedirlo o entregar los ahorros de toda la vida con tal de salvar la vida de una sola persona”, explica. 

Alejandro Solalinde, fundador del albergue Hermanos en el Camino, en el estado mexicano de Oaxaca y en el que los migrantes hallan cobijo, alimento, atención médica, psicológica y  jurídica, se encuentra en Europa por dos causas: porque atiende una invitación de Amnistía Internacional (AI) y Brigadas de Paz (PBI) y porque recibió seis nuevas amenazas de muerte en los últimos dos meses.

Entrevista con Navi Pillay

Durante su estancia en Suiza se entrevistó con representantes de ONG y de autoridades nacionales e internacionales, incluida la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, quien giró instrucciones para que un representante suyo lo acompañe de vuelta a México.

Y es que el padre Solalinde no ceja. “Pase lo que pase, volveré al refugio el próximo 3 de julio”, reitera en la capital suiza. Confía en la protección divina, en el movimiento estudiantil y social y en la compañía de sus “ángeles” guardianes de AI, de PBI y ahora también del ACNUDH.

En 2008, merced a las dos primeras no lo quemaron dentro de las instalaciones del refugio, y poco antes de salir de México, el mes pasado, una “acción urgente” de AI hizo que las autoridades le pusieran cuatro escoltas.

“Sin la presión internacional, no reaccionan: El Estado mexicano no quiere reconocer la magnitud del problema: miles de emigrantes son víctimas de robo, tortura, violaciones sexuales, secuestros y asesinatos”, deplora el prelado.

Y ello, añade, “en el marco de un México en crisis”, con más de 50 mil muertos en los últimos seis años y una corrupción generalizada.

Víctimas Invisibles

Un Informe Especial sobre Secuestros de Migrantes en México, divulgado en febrero de 2011 por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos da cuenta de la vulnerabilidad de los migrantes que atraviesan la República Mexicana en su intento por llegar a Estados Unidos. Denuncia la falta de capacitación de las autoridades para garantizar el respeto a los derechos humanos de las víctimas y su responsabilidad, sea por inacción o hasta por participación, en las agresiones.

Una investigación previa efectuada Amnistía Internacional, Víctimas Invisibles, Migrantes en Movimiento en México, denunciaba ya en el 2009, la gama de violencias a que son sometidos las personas que cruzan el país, sin el establecimiento de medidas reales para garantizar su seguridad o procurarles justicia.

“Los universitarios han decidido poner alto a esta inercia criminal, cambiar el miedo por la esperanza; la ignorancia por la conciencia; la imposición por la libertad”, subraya el padre Solalinde. “Los jóvenes han integrado en su agenda la preocupación por los migrantes, lo que no hicieron ni el Estado ni la Iglesia”, acusa el sacerdote durante un encuentro con la sociedad helvética en Berna.

“Soy #132”

En entrevista con swissinfo.ch , el prelado enfatiza sonriente “¡Soy #132!”.

A su referencia sobre el movimiento social (131 estudiantes abuchearon al candidato del PRI durante su presentación en una universidad) que surgió en México, impulsado por los jóvenes, y que busca el cambio aúna:  “Su causa es la mía y la mía es la de ellos”.

El entusiasmo del defensor de los derechos humanos por “los indignados” mexicanos es patente: “Desde 1968 y 1971, cuando los movimientos estudiantiles fueron aplastados por el PRI (Partido Revolucionario Institucional, en el poder durante 70 años), no habíamos visto una coordinación semejante”.

Una organización y también un compromiso que, insiste el padre Solalinde, no han asumido ni el Estado, ni la Iglesia Católica, encerrada en su estructura monárquica medioeval.

“La Iglesia Católica tiene miedo al hombre, tiene miedo al cambio y tiene pánico a las mujeres, por eso retrasa su plena participación”. La Iglesia Católica Mexicana también tendrá otros miedos, porque ha dejado solo al Padre Solalinde en su lucha. “Salvo algunos obispos aislados…”

Un cambio real

Y, en el tema del cambio, el padre Solalinde señala que en México, con la llegada del gobierno panista (derecha) hace dos sexenios, luego de 70 años de priísmo (Partido Revolucionario Institucional) “lo único que cambiaron fueron los colores”. 

El próximo 1º. de julio, la población mexicana acudirá a las urnas para elegir presidente, un tema al que se refirió también el padre Solalinde en Suiza.

“De los cuatro candidatos, sólo Manuel López Obrador ha dado espacio para la migración. Es el único que ha recorrido todos los municipios de México y ha escuchado a la gente: a las mujeres, a los indígenas, sobre todo a los jóvenes”.

Recuerda que el candidato de la izquierda coincidió con los estudiantes en la posibilidad de revocar el mandato presidencial en caso necesario. “Eso me da mucha confianza porque sé que la auditoría de los jóvenes, la contraloría social, va a hacer que se cumpla (…) Por eso, mi esperanza es que ojalá los ciudadanos de México, que dicen estar hartos, pues pongan un hasta aquí en las urnas y no voten por más de lo mismo…”

Para PBI, el Padre Alejandro Solalinde es un caso paradigmático de las agresiones contra personas defensoras de los derechos humanos en México y de la falta de protección y vulnerabilidad a la que se exponen.

Brigadas de Paz insta a las autoridades competentes a brindar los mecanismos necesarios para que el Padre Alejandro Solalinde pueda continuar su labor de defensa y promoción de los derechos de los migrantes y a las investigaciones pertinentes para encontrar a los agresores.

PBI ha acompañado al Padre Alejandro Solalinde desde 2010 y, junto con la Dimensión Pastoral de la Movilidad Humana y Amnistía internacional, ha trabajado para visibilizar y brindar apoyo internacional tanto a la labor del defensor como a la situación de riesgo a la que se enfrentan tanto el sacerdote como el personal del albergue.

Amnistía Internacional Suiza exige la liberación inmediata de

José Ramón Aniceto Gómez y Pascual Agustín Cruz,  defensores de derechos humanos de la comunidad indígena náhuatl de Atla, en México, encarcelados desde hace dos años por un crimen que no cometieron.

Por muchos años, un poderoso grupo local controlaba el acceso al agua potable para su propio beneficio económico, cobrando a muchos de los miembros de la comunidad por las conexiones al agua sumas de dinero equivalentes a más  de cuatro meses de sueldo.

Mientras José Ramón y Pascual actuaban como líderes electos de su comunidad, trabajaron para aumentar el acceso al agua potable en las viviendas. Como resultado de este trabajo, fueron detenidos, juzgados y sentenciados a casi siete años en prisión por un juzgado estatal de Puebla por el supuesto robo de un auto – delito que no cometieron. Las acusaciones contra ellos se presentaron únicamente como represalia por su trabajo legítimo de extender el acceso al agua potable para su comunidad.

La defensora de DDHH, Lucila Bettina Cruz Velazquez, representante de la Asamblea de Pueblos Indígenas del Istmo de Tehuantepec en defensa de la Tierra recorrió diferentes ciudades de Alemania y

Suiza, para exponer agresiones contra el territorio de comunidades indígenas

istmeñas a raíz de la imposición de proyectos eólicos en la región.

 “No se trata de estar en contra de los eólicos porque sí, sino que rechazamos la imposición y también esta forma verde del capitalismo de despojo. El cual no tiene otro fin que maximizar sus ganancias mercantilizando nuestro viento e ignorando a los pueblos que hemos habitado el Istmo desde siempre”, subrayó Bettina Cruz.

Denunció también el papel del estado mexicano, que en vez de defender los derechos de su población pone todo a disposición de las transnacionales e incluso no titubea en criminalizar y reprimir la defensa del territorio.

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