¿Mejora la situación de los practicantes sin paga en la ONU?
La situación de los practicantes en Naciones Unidas que no reciben retribución por su trabajo, terminó en la primera plana de los diarios el año pasado, por el caso de un joven que vivía en una tienda de campaña en pleno Ginebra. Veamos qué ha pasado siete meses después.
“Pienso que fue una buena experiencia trabajar y hacer crecer tu red profesional y aprender mucho”, explica Teuta Turani, una joven albanesa que justo ha terminado seis meses de prácticas sin paga en una organización onusiana en Ginebra.
En 2014, unos 4 000 internos de la ONU Enlace externoen Nueva York y Ginebra realizaron este tipo de actividad, la mayoría de las veces, sin recibir ninguna retribución financiera.
Según un estudio de 2013 de la Asociación de Practicantes de GinebraEnlace externo, alrededor del 68% de la mano de obra bajo estas condiciones de ocupación no recibió salario alguno.
Hace tres meses, Turani abrió un blogEnlace externo en Instagram y Twitter para abordar esos inconvenientes.
En sus imágenes, emplea un par de zapatos vacíos para ilustrar el estatus legal ‘Invisible’ de los internos de la ONU, y la imposibilidad de los jóvenes de países pobres para cubrir los gastos de vida en una ciudad como Ginebra, como fue el caso de Turani
“Mis prioridades cambiaron. Primero pensaba permanecer un par de años en el sistema onusiano, pero pronto me percaté de la dificultad y lentitud para abrirme camino en ese mundo y, financieramente, me resultaba insostenible.”
En Albania, el salario promedio es de 380 francos suizos al mes. En Ginebra, el presupuesto para vivir durante seis meses en Ginebra es de aproximadamente 8 000 francos suizos.
Teuta Turani decidió trabajar en el sector privado como analista financiera.
Aunque el tema de las prácticas sin paga no es nuevo, volvió a ser tema en la prensa en agosto pasado cuando David Hyde (22) de Nueva Zelanda decidió vivir en una tienda de campaña en Ginebra para evitar gastos. Admitió entonces que tomó esa decisión para llamar la atención sobre la situación.
Nueva atmósfera
Siete meses después, Turani duda que haya cambios. “Después de los artículos de la prensa, en la ONU se abordó el tema y parecía que soplarían vientos de cambio, pero en realidad no hubo nada en concreto”.
Un grupo de jóvenes practicantes, estudiantes y profesionales continúan la batalla para obtener remuneración. Con su ‘Iniciativa a favor ‘Fair Internship InitiativeEnlace externo‘ se han dado a conocer no solo en Ginebra, sino también en Nueva York, París y Viena. Una reciente actividad de sensibilización se produjo el 8 de marzo pasado, donde colocaron tiendas de campaña justo fuera de la sede de la ONU para denunciar los problemas financieros de sus practicantes sin remuneración.
Con un cierto éxito en línea, la manifestación no provocó mucha atención mediática. No obstante, Matteo*, un italiano que completó ya 5 prácticas en la ONU, cree que las cosas han mejorado.
“En general, creo que las organizaciones son más cautelosas. (…) La Organización Mundial del Trabajo (OIT) presentó un nuevo programa sobre el empleo juvenil y los periodistas apuntaron al tema de las prácticas no remuneradas.
Preguntaron por qué la ONU actúa de este modo en el propio seno de la organización, al tiempo de promover los objetivos de desarrollo sustentable. Un gran aplauso se produjo en la sala”.
“Apoyo favorable”
Ante la dificultad de encontrar nuevos financiamientos y personal, la agencia de la ONU ocupa a jóvenes diplomáticos, dispuestos a trabajar gratis por un periodo de dos a seis meses.
La ONU se defiende diciendo que quisiera remunerarlos, pero hay impedimentos legales para hacerlo, debido a una resolución de 1997, que lo prohíbe y que está en manos de los países miembros la reforma de esa norma.
Desde agosto pasado, los jóvenes activistas se han reunido con 15 misiones diplomáticas y organizaciones intergubernamentales para tratar el asunto y aseguran haber recibido un “apoyo favorable” de más de la mitad de ellos.
Sin embargo, solo una persona actuó de inmediato: Najat Vallaud-Belkacem, del Ministerio de Educación e Investigación de Francia, que envió en diciembre una carta al secretario general de la ONU, Ban Ki-MoonEnlace externo, solicitando un cambio en esta política de remuneraciones.
Pero la situación persiste: la ONU insiste en que los países miembros son los responsables de la paga a los practicantes, pero ha demostrado apertura para abordar el asunto. El enviado especial para la juventud, Ahmad AlhendawiEnlace externo, se ha reunido con algunos miembros de la iniciativa y ha facilitado el diálogo con altos representantes de la ONU, pero sin hacer promesas.
Recientemente, el Departamento de Recursos Humanos de la ONU comparó diversas políticas de admisión de practicantes en sus agencias. Solo pocas los remuneran, como es el caso de la OIT, que les paga al mes 1 850 francos suizos, desde 2011.
También ha habido avances en ONG de Ginebra, pero fuera de la ONU, que han comenzado a pagar a sus practicantes un mínimo de 500 francos suizos al mes. Para los activistas de la iniciativa por un pago justo esto puede significar un buen impulso que repercuta en el seno de Naciones Unidas en Ginebra. Pero la presión debe mantenerse, afirma Matteo:
“Los Estados miembros han mostrado poca apertura respecto al secretariado de la ONU. Debemos seguir ejerciendo presión, porque estamos frente a grandes administraciones que necesitan tiempo para hacer cambios. Resta saber si hay una verdadera voluntad de cambio”.
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