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Un año después, Haití vive en tiendas de campaña

Muchas casas en el barrio de Petite Guine, en la pequeña ciudad de Petit Goave fueron destruidas por el tsunami producido tras el terremoto. swissinfo.ch

Administración y elecciones paralizantes, problemáticas territoriales complejas, acciones desordenadas de algunas ONG: un año después del terremoto del 12 de enero de 2010, la reconstrucción en Haití se ha estancado.

El ejemplo edificante de un proyecto suizo de reubicación en Petit Goave.


















El 12 de enero de 2010, a las 16.53 horas, la tierra tembló con todas sus fuerzas en Petit Goave, situada a 50 kilómetros al oeste de Puerto Príncipe, las casas junto al mar en el histórico barrio de Petite Guinée se derrumbaron en las inundaciones. Treinta y cinco personas murieron y 700 familias se quedaron sin hogar.

Un año más tarde, en los lugares del drama, los trabajadores siguen adelante con la construcción de algunos ‘shelters’, estos refugios deben permitir acoger de manera provisional a los evacuados. Pero para la mayoría de ellos, la vida en tiendas de campaña no hace más que prolongarse.

“Ya no podemos vivir así. La miseria es total, no hubo ninguna mejora durante los últimos doce meses”, explica Jean-Joseph Blavette, miembro de la junta de vecinos del barrio. Su ira se dirige sobre todo hacia la EPER(Ayuda Protestante Suiza), una ONG acreditada por la ‘Cadena de la Solidaridad’, que preveía reconstruir 160 viviendas en terrenos municipales fuera de la ciudad. “¿Qué hace la EPER? Nos prometió que el programa se iniciaría en enero de 2011, pero no hemos escuchado nada desde hace más de dos meses”.

Proyecto en peligro

René Schärer, ingeniero suizo responsable del programa, evita por el momento reunirse con los damnificados. “No quiero hacer falsas promesas antes de que recibamos luz verde de las autoridades”, se justifica. En los últimos meses, las nubes negras se amontonan por encima de su cabeza. El programa de reubicación está hoy en peligro.

Ante la inacción de las autoridades locales, René Schärer se reunió sin embargo con el ministro del Interior en persona, “que parecía entusiasmado y nos aseguró su apoyo”. Pero hace dos meses, la EPER recibió una llamada del comité interministerial para la ordenación del territorio, que expresó “serias objeciones” respecto a la realización del proyecto “Y desde entonces, no hemos logrado organizar ninguna reunión con ellos, aunque solo fuera para conocer el contenido de sus objeciones y, posiblemente, una respuesta”. 

Ningún crédito

René Schärer no da ningún crédito a las promesas, a sabiendas de que el alcalde ya está haciendo campaña para las elecciones municipales de diciembre y que Petite Guinée no es una zona electoralmente favorable para él.

“Queremos hacer las cosas según las reglas, pero a veces me pregunto si otras ONG no tienen razón cuando actúan evitando a las autoridades”, se pregunta.

Desde septiembre, todos los procedimientos administrativos están bloqueados debido al proceso electoral que nunca termina. Sin embargo, para René Schärer, hay urgencia. “Petite Guinée se encuentra en una zona de inundación. En el caso de crecida de las aguas, la responsabilidad recaerá sobre mis espaldas”.

En Meilleur-Haut, el lugar con nombre bien merecido se debe construir el nuevo barrio, el retraso acumulado produce también sus efectos adversos. Desde hace varios meses, un campo de 450 familias ocupa el terreno llano situado en las orillas del río en la zona prevista para la reconstrucción. Según los lugareños, un diputado en campaña vino aquí después de la evacuación de un colegio en el que se habían instalado al principio.

Construcciones salvajes

Aquí, como en todas partes, lo provisional parece cada vez más duradero. Se estableció un dispensario por parte de la USAID. Pero las condiciones insalubres, la falta de letrinas y agua potable se dejan sentir. Se registró un primer caso mortal de cólera el día antes de nuestra visita.

Subiendo a la colina donde se excava para construir algunas casas nuevas, René Schärer no puede ocultar su consternación. Se acaban de instalar cuatro ‘shelters’ de madera, situados sobre losas de hormigón. “Algunas ONG construyen los refugios en cualquier lugar, sin ningún tipo de concertación, solo para producir las cifras que atraigan a sus donantes”, indica indignado.

Más inquietante todavía, en el otro lado de la colina, los albañiles ponen los últimos ladrillos de una flamante nueva casa. “La gente ha oído hablar, sin duda, de este proyecto y ha aprovechado la ocasión para venir a instalarse aquí”, dice Schärer. Más abajo, otras familias sobreviven en el lugar donde las excavadoras deben entrar en breve. Sin embargo, las casas colindantes con sus tiendas llevan todavía fuertes estigmas del terremoto. Una anciana nos dice que ella vive aquí desde hace “más de 20 años”.

Un plan B

“En efecto, el terreno no era virgen. La gente ya se había asentado de manera ilegal antes del terremoto”, afirma René Schärer, lo que garantiza que estas familias se involucrarán en el proyecto. Pero ahora, el enredo parece intrincado, por lo que será difícil distinguir entre aquellos que tienen derecho a una casa y los que se deberán ir. “El alcalde prometió que iba a demoler todo”, señala, por su parte, Jean-Joseph Blavette. ¿Y qué pasará entonces con las familias residentes aquí? “Somos todos haitianos y, obviamente, estamos dispuestos a darles algunas casas”, dice radiante.

Eltiempo apremia y René Schärer confiesa que ya está pensando en un «plan B», como por ejemplo repartir a los habitantes en un diámetro más extens. Pero los problemas territoriales amenazan una realización rápida del proyecto.

El alcalde no tiene noticias de otro proyecto de reubicación de los habitantes de Petite Guinée. Tendrán que contentarse, como cientos de miles de haitianos, con una situación provisornial. Y rezar para que al cielo, el mar o la tierra no vuelvan a ensombrecer su trágico destino.

Reconstrucción. El proyecto de reconstrucción y reubicación con el apoyo de Cadena de la Solidaridad en Petit Goave es el fruto de una colaboración entre dos ONG suizas. EPER (Ayuda Protestante Suiza) se encargará de la reparación de casi 600 viviendas y la reubicación de 160 familias que tuvieron que abandonar un área con alto riesgo de deslizamientos o inundaciones.

Apoyo. La ONG Helvetas se ocupará de la construcción de letrinas y puntos de acceso al agua potable, además de la protección del río en el lugar de la reubicación. El coste de la primera fase del proyecto se estima en tres millones de francos. El 80% debe ser financiado por la Cadena de la Solidaridad.

Modalidades. Un comité de personalidades y las autoridades locales decidirá sobre la futura asignación de 160 casas a los damnificados. Esta decisión se basará en una serie de criterios sociales, tales como la situación de las familias monoparentales con hijos a su cargo. Se promoverá la diversidad social. Los beneficiarios participarán activamente en la construcción de sus hogares.

Escombros. Según la organización de ayuda Oxfam, solo el 5% de los escombros se han despejado un año después del terremoto del 12 de enero de 2010, que se cobró más de 250.000 muertos. Más de un millón de personas están todavía sin alojamiento.

Ayuda. De los más de 2.000 millones de dólares prometidos por los gobiernos en 2010, solo el 42% se llegó a desembolsar en realidad, según la Oficina del Enviado Especial de las Naciones Unidas en Haití. En total, se prometieron 10.000 millones de dólares para la reconstrucción de Haití por parte de la comunidad internacional. Una comisión interina para la reconstrucción, copresidida por Bill Clinton y el antiguo ministro de Haití, Jean-Max Bellerive, es responsable de la gestión de este dinero.

Suiza. La Confederación liberó un importe de 35,9 millones de francos para la reconstrucción. La Cadena de la Solidaridad, organismo de recolecta nacional, recogió casi 66 millones de francos. 22,3 millones ya se han dedicado a la financiación de 30 proyectos.

(Adaptación: Iván Turmo)

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