Viktoriia y Polina descubren Suiza
Hasta finales de mayo, los refugiados de Ucrania podían utilizar el transporte público suizo de forma gratuita. Viktoriia y Polina Bilychenko también aprovecharon esta oferta. Las excursiones son un cambio bienvenido para olvidar, al menos por unas horas, la guerra en su país.
Viktoriia y Polina, procedentes de la ciudad de Mikolayv, en el sur de Ucrania, ya han visto y experimentado muchas cosas en las pocas semanas que llevan viviendo en Berna, en mi casa. Hicieron una parada en Thun, fueron al lago de Neuchâtel, visitaron la famosa abadía y la biblioteca de San Gallen y se quedaron en el lago de Oeschinen, en el Oberland bernés, patrimonio de la humanidad de la UNESCO y uno de los lagos de montaña más bellos de los Alpes.
También fuimos juntas a Zermatt. Durante el viaje en tren, Viktoriia hizo fotos y vídeos de impresionantes desfiladeros y formaciones rocosas, mientras que Polina parecía más interesada en mirar su teléfono móvil que el paisaje a través de la ventana. Es una pena, pero quizás a su edad yo también hubiera preferido leer revistas de dibujos animados (la distracción en ese tiempo para los niños) en lugar de contemplar la naturaleza.
Viktoriia, que adora el chocolate por encima de todo, tenía muchas ganas de ver el Matterhorn, que está representado en el Toblerone. En la estación de tren, compró una de estas chocolatinas a propósito, para poder posar delante de la montaña mundialmente conocida. Desgraciadamente, el pico estaba cubierto de nubes ese día, pero aún así era hermoso.
Madre e hija intentan sacar lo mejor de esta difícil situación. Hay que recordar que no están allí por elección, que no son turistas. No son vacaciones.
Por lo demás, hemos llevado la rutina diaria bastante bien. Polina, de 11 años, va a la escuela, aprende asiduamente el vocabulario alemán y obtuvo 100 puntos sobre 100 en su primer examen de lengua. Además, se aventuró en el parque de cuerdas de Berna en una fiesta de cumpleaños de un niño ucraniano vecino y compañero de clase.
Viktoriia también está progresando en alemán. Toma clases dos veces a la semana, además de su trabajo como preparadora informática.
En la primera semana de mayo, recibió la triste noticia de que un colega de 28 años al que entrenó el año pasado había muerto en combate. Es la primera víctima de esta miserable guerra que conoce personalmente, y una de las miles que han perdido la vida, dejando atrás a padres, esposas, maridos, hermanos, amigos… en Ucrania, pero también en Rusia.
Además, Viktoriia estaba muy preocupada por su hermano. Él, que no tiene formación militar, se había presentado voluntario para defender el país porque no quería quedarse sentado en casa sin hacer nada. La convocatoria llegó a mediados de mayo. Cuanto más se acercaba la fecha, más se preocupaba Viktoriia por él. Entonces llegó la noticia que le salvaba la vida: no había sido seleccionado; una decepción para el hermano, pero un gran alivio para la hermana. Ahora está en la lista de reserva.
El último viernes de mayo, la madre de Viktoria quiso viajar a Suiza desde Jarocin, en el oeste de Polonia, donde trabajaba desde el comienzo de la guerra, por un solo día. Estaba dispuesta a recorrer más de 1.000 kilómetros en autobús durante doce horas para reunirse con su hija y su nieta durante unas horas en Zúrich, ya que no se veían desde hacía más de tres meses. La expectación era grande y la decepción aún mayor cuando el viaje se canceló por falta de inscripciones suficientes para hacer el trayecto.
(Adaptación del alemán: Patricia Islas)
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