Sube la tensión entre Trump y CNN, cada uno en su rol
Las conflictivas relaciones entre Donald Trump y CNN alcanzaron el miércoles nuevos niveles de tensión que valieron al periodista estrella de la cadena televisiva el retiro de su acreditación a la Casa Blanca, al tiempo que reforzó a cada parte en su rol.
«CNN debería estar avergonzado de que usted trabaje para ellos. Usted es una persona muy maleducada y horrible», dijo el presidente estadounidense a Jim Acosta, agitando su índice derecho durante una conferencia de prensa que dio la vuelta al mundo.
La declaración, en respuesta a la negativa del periodista de entregar el micrófono tras haber hecho varias preguntas, fue seguida del retiro de su acreditación.
La Casa Blanca justificó la medida «hasta nueva orden», pero no por las insistentes preguntas de Acosta, sino tras acusarlo de comportamiento indebido con una joven pasante que intentó arrebatarle el micrófono.
Sarah Sanders, la portavoz de la Casa Blanca, asegura que el periodista «colocó sus manos» en la joven y publicó un video editado de tal manera que dramatiza la escena.
Las imágenes originales muestran no obstante claramente que es la pasante quien intenta arrebatar el micrófono a Acosta y que el periodista solo intenta apartar su brazo, al tiempo que le pide disculpas.
Las acusaciones de «agresión» de la Casa Blanca son «un insulto a las verdaderas víctimas de acoso y agresión», escribió en el sitio web de CNN la columnista británica Jane Merrick.
La secuencia desató la polémica, y la prensa acreditada ante la Casa Blanca consideró «inaceptable» el retiro de la acreditación.
Desde la conferencia de prensa que Trump dio como presidente electo el 11 de enero de 2017, donde tuvieron un primer tenso intercambio, Acosta se convirtió en el símbolo de la CNN odiada por el exmagnate inmobiliario.
El periodista de 47 años fue atacado por su estilo agresivo que contrasta con los modales suaves de sus colegas frente a Trump.
También ha tenido duros intercambios con Sanders: la acusó de «no atenerse a los hechos» o de no querer rechazar la expresión «enemigo del pueblo» empleada por Trump para criticar a la prensa.
Sanders lo ha acusado de querer sobre todo llamar la atención sobre sí mismo.
– Espectáculo en la Casa Blanca –
La prensa denunció casi de forma unánime el retiro de la acreditación de Jim Acosta, una sanción inédita desde la creación de la asociación de corresponsales de la Casa Blanca en 1914.
Pero algunos critican también al periodista.
«Cuando un empleado de la Casa Blanca se precipita sobre el micrófono que tienes en la mano, dáselo y deja que la insistencia del presidente a cortar las preguntas de los periodistas (…) hable por sí misma», escribió el jueves el columnista del Washington Post Erik Wemple.
«No pienso que (lo que hizo Jim Acosta) justifique la suspensión de su acreditación», escribió Sara Gonzales, periodista del sitio de informaciones conservador The Blaze, «pero es difícil tener simpatía por alguien que lo estaba básicamente pidiendo».
El incidente ilustra la profunda transformación del universo mediático, dominado por las cadenas de información las 24 horas y la información como espectáculo.
«Acosta es periodista, pero es también un ‘actor’ de televisión», destacó Lorrie Goldstein, columnista del Toronto Sun, en Twitter. «Aparentemente es eso lo que quiere CNN en la Casa Blanca».
En 2014, CNN tenía en promedio 400.000 telespectadores por día. El mes pasado, el promedio subió a 689.000.
Aunque lejos de sus competidores Fox News (1,6 millones) y MSNBC (909.000), la cadena se beneficia de un «efecto Trump» que se prolonga más allá de la campaña presidencial.
El incidente plantea también la cuestión debatida hasta el infinito sobre la manera en que Trump trata a los medios, diabolizando permanentemente a la prensa.
«La disputa entre Jim Acosta y Trump fue incómoda y difícil de mirar», escribió la periodista estadounidense Lucy Shanker para el diario británico Independent. «Pero es el precio de ser el comité de vigilancia de Estados Unidos», dijo defendiendo a CNN.
«Dejen a Jim Acosta hacer su trabajo», pidió por su lado la jefatura de redacción del New York Times.