La exportación de relojes suizos bate un récord tras otro
En 2023, por tercer año consecutivo, la exportación de relojes creció con brío superando -por primera vez- la barrera de los 26.000 millones de francos suizos. Pese a las buenas nuevas, el cielo azul de este sector no está completamente a salvo de nubarrones.
Si hay un sector productivo suizo que parezca transitar imperturbable los vaivenes económicos y políticos del mundo, ése es justamente el relojero. Ni la inflación, ni la ralentización económica global, ni las guerras de Ucrania u Oriente Medio han sido capaces de frenar el impulso que registrado este buque insignia de la industria nacional, el único sector que es capaz actualmente de vender al extranjero más del 95% de su producción anual.
En 2023, la exportación de relojes alcanzó un nivel récord, según las cifras más recientes de la Federación de la Industria Relojera Suiza (FH). Las ventas alcanzaron una cifra histórica de 26.700 millones de francos suizos, 7,6% más que en 2022.
Al igual que en los dos años previos, Estados Unidos se confirmó en 2023 como el mercado más importante para la relojería “hecha en Suiza”, gracias a un repunte del 7% en las exportaciones, que supuso ventas totales por 4.100 millones de francos hacia el mercado estadounidense. China se colocó en la segunda plaza (+7,6%), con ventas por 2.700 millones de francos suizos, por delante de Hong Kong, que importó relojes suizos por un total de 2.300 millones de francos suizos, convirtiéndose en el mercado con el crecimiento más dinámico (+23,4%).
«El primer semestre de 2023 fue especialmente pujante, sobre todo en China y Estados Unidos. Hong Kong se recuperó y se confirma como una plataforma de distribución importante hacia otros mercados asiáticos, pese a la considerable reducción que se observó en el número de puntos de venta durante la pandemia. El segundo semestre del año fue más tranquilo para la mayoría de los actores fundamentales del sector relojero”, dijo Oliver Müller, experto relojero y fundador de la agencia luxeconsult.
Los «cuatro grandes» y un éxito mercadotécnico
Nuevamente, fueron las empresas relojeras dedicadas a producir artículos de alta y muy alta gama las que permitieron que el sector volviera a imponer un récord. Los relojes que son exportados a un precio superior a los 3.000 francos suizos (que serán adquiridos por el cliente final por más de 7.500 francos suizos) representaron más del 75% de volumen total de las exportaciones. »El crecimiento se concentró en pocos actores, con énfasis en los «cuatro grandes» que tienen marcas independientes: Rolex, Audemars Piguet, Patek Philippe y Richard Mille», destacó Oliver Müller.
En la gama media y baja, dos marcas lideraron: Swatch, que vendió más de 2 millones de unidades de su «Moonswatch», una versión asequible (250 francos suizos) del Speedmaster Moonwatch de Omega, y Tissot, otra marca del Grupo Swatch que cobró impulso luego del lanzamiento de su línea PRX.
Catapultado por el éxito del «Moonswatch» y el dinamismo que imprimió la postpandemia, el número total de relojes exportados volvió a crecer 7,2%, logrando ventas por 16.900 millones de francos suizos. Y se confirma con el paso del tiempo la siguiente tendencia: aumenta la venta de piezas de alta gama, pero siguen reduciéndose el volumen total de los relojes vendidos. Para memoria, la industria exportaba cerca de 30 millones de relojes a principios de la década de 2000, el doble de lo que vende actualmente al exterior.
El mayor nivel de empleo en 50 años
El dinamismo relojero se ha reflejado en notable incremento del empleo que ofrece: en 2023, se crearon más de 4.400 puestos de trabajo en la industria. Y las empresas de esta industria, que opera preponderantemente en los cantones del noroeste de Suiza, emplean actualmente a más de 65.000 personas, un nivel que no se había observado desde la década de 1970.
El número de trabajadores aumentó especialmente en el área administrativa (2.680 nuevos puestos). Pero el personal de producción también se incrementó (1.588 nuevas plazas), un impulso al alza que se ha visto frenado, no obstante, por la escasez de mano de obra cualificada.
«La industria experimenta una escasez de personal en algunos perfiles especializados. Una situación inevitable en un contexto de desempleo que es históricamente bajo en Suiza», dice Ludovic Voillat, secretario General de la Convención Patronal de la Industria Relojera Suiza (CPIH).
¿Rumbo al fin de los años de bonanza?
Después de tres años de euforia posterior a la pandemia de COVID, se espera que el 2024 marque un retorno a una normalidad en el sector. La mayoría de los analistas prevé una tasa de crecimiento más bien débil, o incluso negativa. «Podemos anticipar una caída de alrededor del 5%, lo que ubicaría a la relojería en los niveles del 2022, que aun así fue el segundo mejor año de la historia de la industria relojera suiza», afirma Oliver Müller.
Desde las primeras semanas del 2024 ha comenzado a observarse una clara ralentización en el ritmo de producción de algunas firmas relojeras. Muchos subcontratistas, que son los primeros que se ven afectados en tiempos de recesión económica porque son los proveedores de compontes, materiales o insumos tecnológicos, entre otros, ya están observando el aplazamiento de los pedidos que reciben.
¿Deben temerse futuras oleadas de despidos tras la etapa de contratación masiva que se observó recientemente? «El año 2024 será probablemente más complicado y eso tendrá un impacto inevitable en el empleo. Pero esperamos más bien que la mano de obra se estabilice, lo que es una estupenda noticia considerando los elevados niveles actuales”, asegura Ludovic Voillat.
Texto adaptado del francés por Andrea Ornelas/Carla Wolff
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