Testimonios: ser mapuche en Suiza
En Chile los mapuches son víctimas cotidianas de la discriminación racial, en cambio en Suiza se sienten respetados, dignificados y valorizados en su condición de indígenas.
La mayoría de los residentes mapuches en Suiza llegaron con posterioridad al golpe de Estado del general Pinochet en 1973, que puso término a la experiencia del gobierno socialista de Salvador Allende.
Es decir, la mayoría lleva viviendo más de dos décadas en tierras helvéticas. Hay quienes se sienten ante todo chilenos, pero un gran porcentaje reivindica con orgullo su procedencia de uno de los pueblos indígenas más combativos de América Latina.
Un ejemplo lo constituye la joven Ayin-Ray Antileo que llegó a Suiza muy pequeña, huyendo junto a su familia de la persecución de que fueron víctimas por parte del régimen militar.
“Yo me siento mucho mejor como mapuche en Suiza que en Chile, porque aquí me recibieron con los brazos abiertos. Aquí yo era un poco como una atracción, me trataron desde el comienzo con mucha cordialidad, la gente se acercaba a mí para conocer mis raíces, mi cultura”, explica.
“Lo contrario de lo que sucedía en Chile, pues del momento en que sabían que mi nombre era de origen mapuche comenzaba la discriminación y las burlas como ocurría a menudo en la escuela”, agrega.
Un segundo renacimiento
“Claro, al llegar a Suiza yo ya me había afirmado en mi cultura, pues mis padres nos enseñaron el amor y el respeto por nuestro pueblo; aquí fue como un alivio sentirme mapuche. No sufrí burlas, ni ningún tipo de represión por mis rasgos y mis orígenes indígenas”, valora Ayin-Ray que representa en Suiza a la organización cultural “Meli Witran Mapu”.
“En Suiza soy respetada como persona, y no como en Chile donde sufrí mucho del racismo. Aquí recuperé mi identidad sin dolor; este país ha sido como mi segundo renacimiento”, concluye.
Helvetas y mapuches, el mismo combate
Otro ejemplo lo constituye Lincoyán Huilcamán residente en Lutry (cantón de Vaud) desde hace más de 20 años. Llegó a Suiza tras permanecer algunos meses encarcelado en la isla Quiriquina junto con otros presos políticos.
En Suiza se ha integrado y constituido una familia. Su esposa, Patricia, es una suiza del cantón del Valais que durante sus numerosos viajes a Chile pudo darse cuenta de la realidad del pueblo mapuche, y de ser testigo del racismo que existe hacia los indígenas en general.
swissinfo: ¿Qué significa ser mapuche en Suiza.?
Lincoyán Huilcamán: Primero, sentirse respetado como persona, como pueblo originario de América del Sur. Aquí en Suiza hay mucha gente que conoce la epopeya del pueblo mapuche, desde la llegada de los españoles hasta la situación de hoy en día.
Siendo mapuche en Suiza yo me siento más respetado que en Chile. Allí la discriminación y el racismo ordinario es una cosa feroz; cada mapuche lo ha sentido desde niño, en cambio acá nunca se me ha hecho una alusión discriminatoria a causa de mi origen mapuche”
Al contrario, si alguien se entera de mis orígenes se siente más interesado por mi cultura. Si yo fuera solamente chileno, la cosa cambia bastante. Vivir en Suiza como mapuche me ha significado tener la vivencia de alguien cuyos orígenes merecen respeto, subraya.
A Lincoyán se le ocurre comparar la lucha que en su momento libraron los helvetas, el pueblo originario de Suiza, con la de los mapuches, los primeros habitantes de la Araucanía en Chile.
“Los mapuches dan que hablar por los mismos motivos que los helvetas en su tiempo dieron que hablar aquí. Por la lucha de sus tierras, por su dignidad por sus valores, su cultura y su libertad”, precisa.
“Hoy día es un orgullo ser helvético, porque fueron los primeros habitantes de este país y porque se defendieron y le dieron una identidad a este país contra los diferentes invasores”, agrega.
La enseñanza del pueblo suizo
“Lo que puede enseñarnos a los chilenos el pueblo helveta es el respeto a los pueblos originarios”, puntualiza, y toma como ejemplo a la minoría retoromana (o romanche) del cantón de los Grisones, en el extremo oriental de Suiza.
“La lengua romanche la hablan 16.000 personas en un país de 7 millones de habitantes y, sin embargo, es una lengua nacional, se respeta, se habla de ella con orgullo, al igual que su cultura”, subraya Huilcamán.
“En Chile, el mapundungún, que lo habla más de un millón de personas no es considerada como lengua nacional, más aún es considerada como lengua de salvajes, que no tiene categoría”, recalca indignado y continúa:
“Aquí se practica una democracia directa, por ejemplo en algunos cantones donde aún se ejerce la “Landsgemeinde” donde cada suizo vota o se expresa levantando la mano. Eso me recuerda las asambleas mapuches, que eran encuentros históricos, donde los toquis, los lonkos (jefes) eran elegidos en asambleas democráticas. Hay características que se parecen y uno reflexiona sobre esos valores similares”.
Los nuevos terroristas
“En Chile, hasta el día de hoy, los primeros habitantes del país ‘gozan’ del racismo ordinario y de la discriminación en todos los ámbitos. Defender sus derechos a los mapuches le significa muchas veces ir a la cárcel”.
“Ahora se llega al extremo de los chilenos consideran como actos terroristas, los derechos que los helvéticos consiguieron hace siglos: la dignidad y su libertad», concluye Huilcamán.
Este reportaje continúa en ‘Más sobre el tema’.
swissinfo, Alberto Dufey
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