Togg, un estandarte de la pujante industria automotriz turca
Turquía, un importante centro de industria automovilística mundial, busca posicionarse en el mercado de los coches eléctricos a través del fabricante Togg, cuya planta fue construida en menos de dos años en el mar de Mármara.
En un inmenso edificio turquesa y gris, unos brazos robóticos sueldan el habitáculo de pasajeros del primer vehículo todoterreno ligero de la marca, el SUV T10X, comercializado desde el año pasado.
Luego pasa al taller de pintura y después al de montaje, antes de atravesar un túnel luminiscente donde los empleados lo escrutan para detectar cualquier imperfección.
Las baterías, construidas con la empresa china Farasis, se ensamblan en un edificio adyacente.
«Hemos producido 20.000 el año pasado. Telsa sacó solo 2.000 en su primer año», se enorgullece un responsable de la producción, que habló con la AFP bajo condición de anonimato.
El directivo también alabó la «mano de obra muy cualificada» que trabaja en la empresa, compuesta en un 40% por mujeres.
En medio siglo, la provincia turca de Bursa, cerca de Estambul, se convirtió en un portento de la industria automovilística mundial.
Fiat, Renault y luego Ford, Toyota y Hyundai se establecieron allí a principios de los años 1970, aprovechando la posición estratégica.
«Primero invirtieron para producir para el mercado local, protegido durante mucho tiempo por las barreras aduaneras», explica a AFP el consultor independiente Levent Taylan.
A finales de 1995, la unión aduanera con la UE abrió el mercado europeo a los coches «made in Turkey» y «hoy la industria automovilística turca exporta alrededor del 70% de su producción a Europa occidental», detalla.
– Orgullo nacional –
Se desarrolló una amplia red de subcontratistas y 530 empresas emplean a más de 230.000 personas, de las cuales 83% se encuentran en la región de Mármara, según Albert Saydam, presidente de la asociación de subcontratistas automovilísticos de Turquía (Taysad).
«La mayoría de los coches en el mundo tienen una pieza producida en Turquía. La bocina del primer coche enviado al espacio, el Tesla Roadster, fue proporcionada por uno de nuestros miembros instalado en Bursa», explica con orgullo.
Elon Musk envió al espacio uno de sus coches eléctricos a bordo de su cohete Falcon 9 en 2018.
Ese mismo año la empresa Togg fue creada por cuatro grupos turcos (Anadolu Holding, Turkcell, BMC y Zorlu), asociados a la unión de cámaras de comercio Tobb.
«Este proyecto representa un hito importante para la industria automovilística turca y simboliza la ambición del país de convertirse en un actor de primera el mercado mundial de los vehículos eléctricos», declaró Saydam.
Su primer modelo, el T10X, fue lanzado con gran éxito en marzo de 2023 por el presidente, Recep Tayyip Erdogan, que lo presentó como un orgullo nacional.
Pero el apoyo del Estado se limita a la puesta a disposición gratuita del terreno de la fábrica de Gemlik y a un compromiso de compra de 500 vehículos al año, asegura Togg.
Desde su llegada al mercado, con 19.583 vehículos vendidos en 2023, el Togg T10X representa 30% de las ventas de coches eléctricos en Turquía según los datos de la asociación de distribuidores de automóviles turcos.
El mercado está en pleno auge. Las ventas de coches eléctricos se multiplicaron por nueve el año pasado, haciendo de Turquía un mercado más importante que el de Italia o España.
Pero Togg, que tiene la intención de comercializar su coche en Alemania a finales de año y en Francia en 2025, todavía tiene muchos desafíos por delante, estima Taylan.
«El coche es caro y se venden unos 25.000 por año», detalla el consultor que afirma que una fábrica de automóviles no tiene «ninguna posibilidad de ser rentable por debajo los 200.000 vehículos vendidos por año».
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