Toma posesión en España un nuevo gobierno catalán que pone fin a la hegemonía independentista
Los socialistas, en el poder en España, recuperaron el control del gobierno regional de Cataluña al tomar posesión el lunes el nuevo gabinete, que pone fin a más de una década de Gobierno separatista en la región.
El ejecutivo de 16 miembros está dirigido por Salvador Illa, que fue ministro de Sanidad del presidente Pedro Sánchez durante la pandemia del Covid-19.
«Quería asegurarles que el Gobierno gobernará para todos, esta es la auténtica obsesión», dijo Illa durante la ceremonia de toma de posesión.
Es la primera vez desde 2010 que la rica región del noreste tiene un gobierno no independentista.
Los socialistas obtuvieron el mayor número de escaños en las elecciones regionales de mayo, pero no alcanzaron la mayoría absoluta.
Illa se aseguró el apoyo del pequeño partido de extrema izquierda Comuns -parte de la alianza Sumar, que respalda a Sánchez a nivel nacional- y del partido separatista moderado ERC para convertirse en líder regional en una votación celebrada el jueves en el Parlamento de Cataluña.
Los socialistas presentan la formación de este Gobierno en Cataluña como una reivindicación de la estrategia de Sánchez de intentar reducir el apoyo al separatismo en la región ofreciendo concesiones, incluida una polémica amnistía para los implicados en un referéndum independentista ilegal en 2017 que desencadenó la peor crisis política de España en décadas.
Para asegurarse el apoyo de ERC, los socialistas se comprometieron a conceder a Cataluña el pleno control de los impuestos recaudados en la región, que ha sido durante décadas una de las principales reivindicaciones de los partidos independentistas.
La propuesta, que aún debe ser aprobada por el Parlamento español, cuenta con la oposición conservadora, así como la de algunos socialistas, que afirman que privará al Estado central de unos ingresos sustanciales.
La sesión de investidura de Illa la semana pasada estuvo sin embargo protagonizada por el líder separatista fugitivo Carles Puigdemont, que desafió una orden de detención pendiente por su papel en el intento de secesión de 2017, para aparecer en un mitin en Barcelona tras siete años de exilio autoimpuesto, y luego desapareció antes de que la policía pudiera detenerlo.
Puigdemont regresó a Bélgica, donde ha vivido durante la mayor parte de los años transcurridos desde que abandonó España.
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