Roca Rey abre puerta grande y Gutiérrez indulta en la mexicana Guadalajara
Borja Ilián
Guadalajara (México), 23 oct (EFE).- Con el indulto del toro «Pontífice» de Jaral de Peñas y la puerta grande para el peruano Andrés Roca Rey y el mexicano Héctor Gutiérrez cerró este domingo la segunda corrida de la temporada en la Plaza Nuevo Progreso de Guadalajara, capital del estado de Jalisco, oeste de México.
Los toros de Jaral de Peñas, de correcta presentación, fueron de juego desigual destacando el noble y bravo tercero de la tarde que fue indultado. La plaza registró tres cuartos de entrada.
El indulto del toro de Jaral de Peñas, que mostró bravura y clase sin duda merecedoras del titular de la corrida, fue la nota fuerte de la corrida aunque queda la incógnita de su comportamiento en el peto del caballo ante una vara rigurosa que no recibió.
Tocó en suerte «Pontífice», nombre del astado perdonado, al joven espada Héctor Gutiérrez. Se vio al mexicano decidido en un quite con el capote por la espalda que ya mostraba la codicia del burel.
Las tandas de muleta, sin nunca cargar la suerte de manera rotunda, las realizó con temple y hacia dentro. Ese fue lo esencial de su mérito, llevar a la res brava con pausa, lista para el siguiente pase a pesar del vendaval de sus pitones.
En demérito de Gutiérrez estuvo no cuajar el soberbio pitón izquierdo de «Pontífice». Fueron cinco naturales insuficientes, como innecesaria fue la fase final de la faena, tremendista y efectista, de circulares y desplantes, privando a los presentes con ello de disfrutar de la clase del animal.
Mejor estuvo Héctor con el que cerró plaza. Un manso al que exprimió con sitio, logrando mandar de frente. Sumó otra oreja a su triunfal tarde.
El otro triunfador fue el peruano Andrés Roca Rey. Al igual que Gutiérrez no fue su mejor faena la de las dos orejas. Al capote fue de más, con unas chicuelinas de arranque, a menos, un tanto descompuesto y atropellado.
Tras pasar el toro por el caballo y recibir una mini puya celebrada por los tendidos, Roca Rey le citó con los socorridos estatuarios tras los que ejecutó tandas de derechazos muy ligadas pero en paralelo. El resultado fue un serial de trallazos.
Con la izquierda fue aún peor su desempeño, al componer con cuerpo y muleta la forma de un arco y llevando al toro por el extremo opuesto a su pecho.
Regresó Roca Rey a los muletazos rectilíneos y sin temple con la mano derecha. El toro acabó suelto en tablas y el matador garantizó su éxito con una buena estocada. Dos orejas.
Ya con la puerta grande abierta enfrentó el peruano a un sobrero de fea estampa pero encelado de carácter al que realizó lo más importante de la tarde.
Una tanda de naturales muy exigidos por la indecisión del toro para los cuales debió Andrés visitar el pitón contrario de frente y tragando. Los naturales fueron de importancia y hondura, también de emoción y riesgo real. Volvió a ser eficiente con la espada, algo caída en su ejecución, y el juez le otorgó su tercera oreja.
Roca Rey se lleva un triunfo de Guadalajara y constata no ser capaz de llenar los tendidos.
El tercer espada, el mexicano Octavio García «El Payo», se fue otra tarde dejando una triste impresión aunque hay que destacar dos tandas ceñidas con la muleta caída y parsimonia a su segundo.
Quizás si el burel no se hubiese desplomado por falta de casta «El Payo» podría haber logrado algo más. No fue así. Una tarde de pitos para que no se pudiera sumar a la tarde triunfalista. EFE
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