El 27% de la población suiza es extranjera. ¿Quiénes son estas personas?
Durante generaciones, Suiza ha sido el hogar de un gran número de personas extranjeras que viven y trabajan en el país alpino.
Las personas residentes que no son suizas representan actualmente el 27% de los 8,9 millones de habitantes de Suiza. La mayoría procede de países vecinos, como Italia y Alemania. También hay una importante población portuguesa y de otros países más lejanos.
SWI swissinfo.ch echa un vistazo a la composición de esta población extranjera y las razones de su llegada a Suiza.
Datos relevantes
A finales de 2023 vivían en Suiza unos 2,3 millones de extranjeros, de los cuales aproximadamente una quinta parte había nacido en el país.
La inmigración neta aumentó un 11,7% el año pasado, en comparación con 2022, y las nuevas llegadas superaron a las salidas en 98.851 personas.
La proporción de extranjeros que viven en Suiza es mucho mayor que hace un siglo, cuando este grupo representaba el 10% de toda la población.
Esta cifra descendió drásticamente durante la Segunda Guerra Mundial, pero volvió a repuntar poco después, y recibió un nuevo impulso en 2002, cuando Suiza abrió sus fronteras a la Unión Europea al adoptar el principio de libre circulación de personas.
Las personas trabajadoras de la UE o de la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC) constituyen cada año el grupo más numeroso de inmigrantes, con un 72% del total de recién llegadas en 2023.
¿Quién viene a Suiza?
La inmigración de posguerra estaba compuesta principalmente por la llegada de muchos italianos que buscaban mejores condiciones que las de su país devastado por la guerra.
La comunidad italiana sigue representando la mayor proporción de residentes extranjeros en Suiza (14%), seguidos de los alemanes (13,4%), portugueses (10,6%) y franceses (6,8%).
No es de extrañar que la mayoría de los inmigrantes procedan de países limítrofes con Suiza, aprovechando tanto la proximidad como la lengua compartida.
Por ejemplo, Suiza es el destino preferido de los alemanes que deciden vivir en el extranjero. El número de alemanes que cruzaron la frontera para vivir y trabajar en Suiza aumentó drásticamente tras el pacto entre Suiza y la UE en 2002.
La comunidad portuguesa también se ha beneficiado del acuerdo de libre circulación de personas, sobre todo tras el crack financiero de 2008 y la consiguiente recesión. Entre 2008 y 2012, el número de inmigrantes portugueses en Suiza aumentó un 20%.
Sin embargo, la proporción de inmigrantes portugueses en Suiza ha caído desde entonces del 12% de todas las nacionalidades en 2013 al 5,2% el año pasado, según el Observatorio Portugués de la Emigración. Las estadísticas suizas también muestran más portugueses que se van que los que llegan en algunos años desde 2015.
Las personas trabajadoras de los llamados terceros países, como Estados Unidos, China, India y Gran Bretaña, representan algo menos del 10% de la inmigración total. El número de permisos de trabajo de terceros países está limitado a unos 12.000 al año.
Otra categoría de inmigrantes son los solicitantes de asilo. El año pasado, Suiza concedió asilo temporal a más de 18.000 personas ucranianas y aprobó otras 6.000 solicitudes de asilo.
¿Por qué Suiza?
Suiza es sede de muchas empresas multinacionales y está considerada uno de los mejores lugares para vivir y trabajar, según numerosas encuestas a personas expatriadas.
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Los expatriados mantienen una relación de amor-odio con Suiza
Quienes respondieron a las encuestas citan como ventajas de Suiza los elevados salarios, un paisaje excepcional y un medio ambiente relativamente limpio, infraestructuras eficientes, estabilidad, paz y seguridad.
Sin embargo, otros se quejan del elevado coste de la vida y de la dificultad de relacionarse con la población local.
¿Qué piensa la comunidad suiza de la población extranjera?
Como en muchos países, las opiniones están divididas.
Por un lado, el sector empresarial da la bienvenida a los trabajadores extranjeros para cubrir puestos altamente cualificados, lo que ayuda a impulsar la economía.
Sin embargo, la creciente proporción de residentes no suizos también ha provocado quejas de los sindicatos, preocupados por el dumping salarial, y de los partidos políticos de derechas, que temen la dilución de la identidad nacional suiza.
En 2014, la ciudadanía respaldó una propuesta de la Unión Democrática de Centro (partido conservador) para frenar la inmigración. Esto provocó tensiones entre Suiza y la UE que aún no se han resuelto.
Seis años después, otro intento de restringir la inmigración procedente de la UE fue rechazado en las urnas. Sin embargo, el complicado debate sobre la inmigración sigue retumbando en Suiza.
Texto original editado por Balz Rigendinger; y adaptado del inglés por Carla Wolff
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