Trump, el protagonista invisible de una cumbre APEC con sabor a cambio de ciclo
Jairo Mejía y Gonzalo D. Loeda
Lima, 16 nov (EFE).- La cumbre APEC que termina este sábado en Lima pasará a la historia por representar un punto de inflexión y por la presencia constante de un nombre no mencionado, pero inevitable. El presidente electo de EEUU, Donald Trump, ha sobrevolado Lima como un fantasma cuyas amenazas arancelarias sacuden los cimientos de alianzas divididas en dos polos cada vez más alejados: China y Estados Unidos.
La cumbre que acogió la presidenta peruana, Dina Boluarte, una líder débil en una Latinoamérica fragmentada, comenzó con una imagen de contrastes: la llegada del presidente chino, Xi Jinping, con honores de Estado y rodeado de multitudes y la del presidente estadounidense, Joe Biden, a quien no se tendió alfombra roja a su llegada por motivos de protocolo y que ya solo tiene por delante dos meses de mandato.
La salida de Biden del escenario internacional y la llegada del republicano Donald Trump en enero a la Casa Blanca marcaron una cumbre del líderes del Foro de Cooperación Asia-Pacífico (APEC) con un alto perfil en la que los mandatarios se cuidaron de mencionar al presidente electo por su nombre, aunque sus propuestas proteccionistas y antiglobalistas estaban en la mente de todos.
Xi alertó del retroceso que supondrían los «intentos de bloquear la cooperación económica bajo todo tipo de pretextos y de desarticular la interdependencia del mundo» y defendió una globalización económica «inclusiva y universalmente beneficiosa».
El líder chino llegó a Lima para plantar simbólicamente la bandera de su país en el «megapuerto» de Chancay, que ha sido posible gracias a la inversión china y se convierte en la gran puerta de entrada del poderío comercial del gigante asiático en Sudamérica, mientras que Estados Unidos firmó acuerdos de colaboración en seguridad y lucha contra el narcotráfico y quiso destacar que la inversión de sus empresas sigue siendo clave para Perú.
Xi: El mundo está entrando en un periodo de turbulencia
En opinión de Xi, el mundo está entrando en período de «turbulencia y transformación», mientras que Biden recordó en una reunión el viernes con sus aliados de Japón y Corea del Sur que «hemos alcanzado un momento de cambio político significativo».
El regreso de Trump a la Casa Blanca llega en un momento en el que la polarización entre los intereses de China y Estados Unidos es cada vez más compleja de gestionar sin ser «duros», como indicó el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, y después de que el republicano haya hecho campaña prometiendo históricos aranceles que ampliarían la guerra comercial con Pekín.
Además, Trump tiene el control del Cámara baja y el Senado y ha propuesto un gabinete de halcones hacia China, entre ellos el elegido como secretario de Estado, el senador Marco Rubio, que podría poner fin a la política de Biden sobre China, centrada en «gestionar la competencia» con Pekín.
Boluarte, que ha recibido a líderes de potencias que representan la mayor parte de la economía mundial, animó este sábado a participar en las discusiones del día de clausura «con una perspectiva orientada hacia el futuro, abordando no solo como mantener la relevancia de APEC, sino también fortalecer ante los desafíos globales que enfrentamos».
El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, advirtió este viernes en la cumbre que «el mundo está afrontado una crisis en sistema multilateral de comercio» que abordarán el año próximo como anfitriones de la reunión del grupo.
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, otro líder de la ribera del Pacífico en horas bajas, aseguró este viernes en Lima que el libre comercio solo funciona si beneficia a todas las partes de la sociedad.
Al ser preguntado por el «elefante en la habitación», la reciente elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, Trudeau indicó que el panorama no va a ser fácil, pero que ninguna administración estadounidense «es automáticamente fácil» para Canadá.
Con base en su dilatada experiencia, subrayó que los mandatarios estadounidenses defienden sus propios intereses, a los que su país se adapta e intenta proteger los suyos.
Una máxima que, bajo la amenaza proteccionista, ha cobrado relevancia esta semana en Lima. EFE
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