Trump usa los aranceles como un arma de negociación de impacto incierto a largo plazo
Marta Garde
Washington, 7 feb (EFE).- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha convertido su política arancelaria en un arma de negociación clave en su segundo mandato. Aunque el impacto de sus gravámenes a largo plazo se mantiene incierto, a corto le ha servido ya para lograr concesiones simbólicas de México y Canadá.
El líder republicano prometió antes de llegar a la Casa Blanca castigar con aranceles del 25 % a México y Canadá en represalia por el flujo de fentanilo y de migración ilegal en las respectivas fronteras y aunque esa amenaza que iba a materializarse el 4 de febrero se ha retrasado un mes tras negociar con sus homólogos, su eventual imposición acapara la atención de propios y extraños.
México aceptó enviar 10.000 elementos de la Guardia Nacional a su linde con Estados Unidos como parte del acuerdo y de Canadá logró, entre otras cosas, el nombramiento de un «zar del fentanilo» y añadir los carteles como organizaciones terroristas, ya que el país había anunciado en diciembre la inversión de centenares de millones de dólares y destinar más personal a ese cruce.
A la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, y al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, les ha resultado «bastante fácil» darle la vuelta a la situación con algunas promesas de iniciativas que ya estaban en marcha, afirma a EFE el profesor de Políticas Públicas de la Universidad de Cornell Thomas Pepinsky.
El conato de guerra comercial con Colombia también se vino abajo cuando Bogotá aceptó la deportación de migrantes considerados ilegales.
Trump sí cumplió la imposición de un arancel adicional del 10 % para China, que fue respondido por gravámenes similares por parte del gigante asiático, con cuyo presidente, Xi Jinping, tiene el mandatario republicano una conversación pendiente.
Pero el incumplimiento de las promesas anunciadas le resta poder, sostiene el experto: «Cada vez que da marcha atrás en sus amenazas arancelarias, admitiendo efectivamente su derrota ante Sheinbaum y Trudeau, su posición negociadora se debilita. Ya se le está tomando menos en serio. Los líderes extranjeros han aprendido que no se le puede tomar en serio».
Eso no quita que esos gravámenes contra México y Canadá hayan causado disrupciones en el mercado pese a no haber entrado en vigor, según dijo esta semana en un informe el Instituto Internacional de Finanzas (IIF).
«Han provocado volatilidad. Esto refleja la creciente preocupación entre inversores y empresas de que persista la incertidumbre en materia de política comercial, lo que obligará a las empresas a ajustar sus planes de gastos de capital y estrategias de cadena de suministro», apunta ese organismo.
De llegar a aplicarse, según sus cálculos, podrían incrementar la inflación en 0,4 puntos porcentuales y le costarían a los hogares estadounidenses entre 1.000 y 1.200 dólares anuales en poder adquisitivo.
Las repetidas amenazas arancelarias, recalca el IIF, alientan la «diversificación preventiva» por parte de otros países para mitigar los posibles efectos a largo plazo. Por ello, aunque su uso como instrumento recurrente puede parecer una ventaja estratégica, a corto plazo «agota sistemáticamente la influencia que EE.UU. ha tenido históricamente sobre sus socios comerciales».
El déficit comercial de Estados Unidos en bienes y servicios aumentó en 2024 un 17 % hasta los 918.400 millones de dólares, con un incremento de las exportaciones del 3,9 % y de las importaciones del 6,6 %. Fue la segunda balanza negativa más alta de su historia.
Para Pepinsky, no obstante, «no hay una base racional» que respalde la agenda arancelaria del magnate neoyorquino, una agenda a la que ya recurrió en su primer mandato (2017-2021), aunque en opinión del experto hay diferencias significativas respecto a esa primera etapa en el poder.
«La principal es el nivel sin precedentes de poder político que ha cedido a Elon Musk. Al hacerlo ha perdido control sobre la narrativa pública y el proceso político. Y como ni uno ni otro respetan el Estado de derecho, se está creando una crisis constitucional», subraya en referencia al dueño de X, a quien Trump ha colocado al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE).
Mientras, la Administración republicana no parece limitar los gravámenes a México, China, Canadá e incluso la Unión Europea, bloque que según el mandatario trata «muy mal» a Estados Unidos y sus productos y que «definitivamente» también los recibirá.
El nominado como representante de Comercio, Jamieson Greer, afirmó este jueves que la imposición de un «arancel universal» a las importaciones estadounidenses debería considerarse como herramienta contra las deslocalizaciones. EFE
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