Max Hastings: Los líderes en la crisis de misiles de Cuba eran más prudentes que Putin hoy
Enrique Rubio
Londres, 28 sep (EFE).- Cuando la sombra nuclear sigue planeando sobre el conflicto en Ucrania, el periodista e historiador británico Max Hastings cree que el riesgo atómico es ahora menor que en la crisis de los misiles de Cuba de hace medio siglo, pero los líderes actuales son más impredecibles, avisa.
«Lo bueno es que el peligro de una guerra abierta nuclear entre Occidente y Rusia es hoy más bajo que en 1962 (…). Por el otro lado, (el presidente ruso, Vladímir) Putin es una figura más peligrosa, menos predecible, que (Nikita) Jruschov, quien debía rendir cuentas al Politburó del Partido Comunista», dice Hastings en una entrevista con EFE.
Autor de una prolija obra histórica, así como de influyentes columnas en el diario «The Times», Hastings, de 77 años, se zambulle en los trece días de octubre de 1962 que pudieron cambiar el rumbo de la humanidad en «La crisis de los misiles de Cuba», editado en español por Crítica.
Al evocar esos días decisivos en los que, a su juicio, tanto el líder soviético Jruschov como el estadounidense John F. Kennedy desplegaron «más sabiduría y prudencia de la que podemos esperar de muchos líderes hoy», se hace inevitable echar la vista hacia la guerra en Ucrania y la nueva amenaza atómica que enarbola Moscú.
Como el presidente ruso «no responde ante nadie», eso complica ver una salida al conflicto.
Hastings recurre al ejemplo de cómo Kennedy gestionó la crisis en 1962, cuando la U.R.S.S. trató de instalar sus misiles nucleares de alcance medio en Cuba, lo que provocó una crisis con EE.UU. que puso a las dos superpotencias al borde del conflicto atómico.
«Una de las cosas que mejor hizo Kennedy durante la crisis de los misiles fue pensar todo el rato: ‘¿Cómo salimos de ésta?¿Y cómo hacemos para que los rusos saquen sus misiles de Cuba sin humillarles?’. Es más difícil hacer esto en el contexto de Ucrania, porque la acción de Putin ya ha costado cientos de miles de vidas. Pero defendería aún que hay que entender al pueblo ruso, que tiene una larga historia de agravios y victimismo», dice.
Eso le lleva a declararse como un «apasionado creyente en la diplomacia» y a abogar por «seguir hablando siempre».
«Algunos analistas dicen que esto es la guerra personal de Putin y que los rusos no la apoyan. Creo que están equivocados. Primero, muchos rusos creen que Ucrania pertenece legítimamente a Rusia. Segundo, rechazan la idea de que a los ucranianos se les haya permitido elegir por sí mismos. Y sinceramente creen que hay una conspiración de Occidente para humillar a Rusia», añade.
Los equívocos acerca del adversario, que estuvieron en buena parte detrás de la crisis de Cuba -como muestra su libro-, también suceden ahora, a juicio de Hastings, al llevar a algunos a pensar que el pueblo ruso se levantará contra su presidente.
Hastings no descarta que eso pudiera llegar a suceder, pero teme que su sucesor podría tener un perfil muy similar, «el de otro señor de la guerra».
Kennedy ignoraba que la U.R.S.S. escondía armas nucleares tácticas en Cuba, al margen de las estratégicas. Es más que probable que los soviéticos hubiesen utilizado las primeras de haber invadido la isla Estados Unidos, cree el investigador.
Pero sucedió algo que Hastings considera el principal mensaje de aquel momento: los líderes tuvieron miedo.
«Jruschov tuvo miedo. Kennedy también. El maníaco en todo aquello fue Fidel Castro, que no tuvo miedo. Pidió a la URSS que lanzase un ataque nuclear si EEUU invadía Cuba, y Jruschov se quedó horrorizado. Dijo que solo alguien cegado por la pasión revolucionaria podría subestimar los horrores de una guerra termonuclear», dice. EFE
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