Ultranacionalistas rumanos piden la dimisión del Gobierno y respaldan a Georgescu

Bucarest, 1 marzo (EFE).- Unas 30.000 personas han pedido la dimisión del Gobierno rumano en una manifestación organizada en el centro de Bucarest por el partido nacionalista AUR, junto con Calin Georgescu, candidato ganador de la primera vuelta, luego anulada, de las elecciones presidenciales de noviembre pasado.

En la protesta participaban el líder de la AUR, George Simion, y la dirigente del nuevo partido ultranacionalista POT, Anamaria Gavrila, aparte de Georgescu, que se encuentra bajo control judicial, acusado de financiación ilegal de su campaña, de haber creado una organización fascista y de haber atacado el orden constitucional.

La manifestación pedía la renuncia del Gobierno del primer ministro Marcel Ciolacu, formado por la coalición de socialdemócratas, liberales y la minoría húngara, que ayer superó una moción de censura presentada por la oposición ultranacionalista.

Uno de los lemas más coreados era «¡Segunda Ronda!» exigiendo la celebración de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de diciembre pasado, anulada por sospechas de financiación ilegal e injerencias rusas a través de la campaña de Georgescu, llevada a cabo sobre todo en redes sociales.

Sin embargo, todo indica que Georgescu se prepara para participar como independiente en la repetición de los comicios fijada para el 4 de mayo, con segunda vuelta el 18 del mismo mes, y que podrá contar con el apoyo de muchos simpatizantes del AUR.

«El sistema ha intentado con maldad dividirnos. ¡Estemos juntos! ¡Libertad! ¡Prometimos no hacer política e hicimos historia!» dijo Georgescu hoy ante sus seguidores, añadiendo que las autoridades intentarán bloquear su nueva candidatura.

«Calin Georgescu, el hombre de Dios» o «Calin Georgescu, presidente» gritaron los manifestantes en respuesta.

También Simion aseguró que «ahora están tratando de fabricar pruebas que no existen, están tratando de ejercer una vigilancia política» en referencia a la investigación judicial de Georgescu, y acusó a Ciolacu de ser antidemocrático.

Los manifestantes bloquearon el tráfico e intentaron derribar las vallas con las que la policía había acotada la plaza delante de la sede del Gobierno donde se había convocado la protesta.

Los agentes decomisaron además un cuchillo y objetos contundentes utilizados como soported de banderas.

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