¿Un cayuco en Brasil?: 1.500 personas desaparecidas desde enero en barcas de Mauritania

José María Rodríguez Las Palmas de Gran Canaria (España), 15 abr (EFE).- El hallazgo en las costas de Brasil de una pequeña embarcación con 20 cadáveres ha llevado a muchas familias en África a preguntarse si será el cayuco de ese hijo, esposo o hermana del que no tienen noticias, porque se estima que son más de mil las personas que desaparecieron en el Atlántico en lo que va de año intentando llegar a las Islas Canarias (España). Según informó este sábado la policía brasileña, la barca fue encontrada por unos pescadores con los cuerpos en avanzado estado de descomposición. Algunos medios de Brasil apuntaron que podría tratarse de un grupo de refugiados haitianos, pero el aspecto de la embarcación hace que numerosas familias en África estén convencidas de que es un cayuco de Mauritania, señaló a EFE una portavoz de Caminando Fronteras, colectivo que avisa regularmente de las salidas a las autoridades españolas y lleva su propio recuento de barcas perdidas. En la ruta migratoria desde África Occidental hacia España por las Islas Canarias son frecuentes los casos de embarcaciones que naufragan en alta mar. Dos cayucos llegaron al Caribe en 2021 En esos casos, sus ocupantes perecen de sed y casi nunca aparecen, porque el océano se traga sus cuerpos. Sin embargo, no es extraño que alguno de esos cayucos se encuentre al cabo de meses en el Caribe o en las costas de Brasil tras recorrer más de 4.500 kilómetros a la deriva; no es habitual, pero hay numerosos precedentes. Sin ir más lejos, en 2021 apareció uno en mayo con 14 cadáveres en una playa de Tobago y otro en junio con 20 cuerpos en Islas Turcas y Caicos, ambos en el Caribe. En el primer caso, una investigación de la agencia Associated Press logró probar que se trataba de un cayuco que salió de Nuadibú (Mauritania) e identificar a 33 de sus 43 ocupantes, tras seguir el rastro de las llamadas y contactos de una tarjeta SIM recuperada del teléfono móvil de uno de los fallecidos. En otoño de 2023, la ruta de los cayucos se reactivó con fuerza, hasta llevar a Canarias a cifras sin precedentes de llegadas de inmigrantes a sus cosas (casi 40.000 en el balance del año). Entonces, la gran mayoría partía desde Senegal, a 1.200-1.400 kilómetros de Canarias (de 10 a 12 días de navegación, si todo va bien). A principios de año hubo un cambio notable y el grueso de las salidas se desplazó a Nuadibú y Nuatchok, en Mauritania (entre 800 y 1.100 kilómetros de distancia a las islas, de cinco a siete días). Rutas cada vez más arriesgadas Por ello, representantes de España y la UE negociaron con el Gobierno mauritano nuevas medidas de control policial. Caminando Fronteras sostiene que «el impacto del aumento de control en la zona ha sido terrible, porque los desvíos (hacia espacios más alejados de la costa) para evitar controles son mucho más letales». La ONG española recibió ya numerosas llamadas tras hacerse pública la noticia de la barca hallada en Brasil. Con la agencia EFE se pusieron en contacto estos meses dos ciudadanos mauritanos que buscan a la desesperada a parientes perdidos en la ruta. Uno de ellos es Ali Sokhona, un emigrante ya establecido en España, adonde llegó en cayuco en 2006. «Solo en mi pueblo hay 20 desaparecidos» Sokhona perdió a dos primos en 2020 y ahora su familia vive una nueva desgracia: tres primos más desaparecieron en enero. Sus padres le llaman todos los días para preguntarle si sabe algo de ellos. «Solo en mi pueblo hay unos 20 desaparecidos de varios cayucos. En los pueblos de alrededor, 10, 20 o 30 en cada uno. Toda la comunidad está muy triste», relata. Este mauritano es consciente de que nadie sobrevive tanto tiempo en un cayuco a la deriva, así que ya solo busca algún dato con el que su familia pueda comenzar el duelo. «Pasó hace tres años igual. Alguien dijo que estaban vivos, que están en Portugal, en Alicante…, pero si en una barca con 70 u 80 personas, ninguno llama, eso significa que no hay supervivientes. Los que estamos en España lo sabemos, porque hemos hecho esa misma ruta, pero los que siguen en Mauritania piensan que están perdidos, en un bosque o por ahí. Y no es así». EFE jmr/pcr/rod/cg