Un mexicano y un ecuatoriano que lo dejan todo para ser sacerdotes con más de 40 años
Sergi Ill
Barcelona (España), 3 mar (EFE).- El mexicano Gerardo Velázquez y el ecuatoriano Renatto Giovanni forman parte del Seminario Conciliar de Barcelona, en España, donde ingresaron después de dejarlo todo para seguir la vocación del sacerdocio católico pasados los 40 años: «El Señor, cuando te llama, no ve qué edad tienes», manifiesta Renatto a EFE.
Tienen en la actualidad 46 años, hace mucho tiempo que se trasladaron a España y son ejemplo de vocaciones tardías, aquellas que brotan ya bien entrada la edad adulta, a partir de la cuarentena.
Los dos seminaristas nacieron en familias cristianas y sintieron una primera llamada al sacerdocio durante la juventud, aunque por diversas circunstancias dejaron de lado la vocación y construyeron sus vidas por otros caminos, alejándose incluso de la Iglesia.
El mexicano Gerardo hizo un primer intento de ingreso frustrado en el seminario menor cuando era adolescente, estuvo dos años en Francia después de acabar los estudios universitarios, donde se convirtió en profesor de español y, desde allí, dio el salto a Barcelona en 2003.
«En toda mi vida hice bastantes cosas, buscaba un camino, otro, pero nunca hubo esa compenetración con mi trabajo, con la gente, como la tengo ahora», explica.
Según Gerardo, la pandemia de la covid-19 fue un punto de inflexión. En aquella época trabajaba en un hotel, que se vio afectado por las restricciones sociosanitarias: «Me di cuenta de que nada tenemos garantizado; ya no el trabajo, tampoco nuestra vida», explica.
«Escuché la voz del Señor a partir de una conversación con una amiga por teléfono: yo me sentía inquieto, su madre había muerto y me dijo que ella había sido feliz porque había vivido al lado de Jesucristo; ese fue el momento que me hizo despertar», se sincera.
Comenzó a practicar de nuevo, dejó el trabajo en el hotel y empezó a ser sacristán de la parroquia de San Pío X de Barcelona. Surgió en él de nuevo la llamada de Cristo.
Una primera llamada frustrada
Una historia parecida es la del ecuatoriano Renatto, que se crió en una familia practicante, aunque no sería hasta la confirmación cuando, de forma inesperada, profundizó en la fe.
Recuerda, sin embargo, que, con 18 años, hizo la confirmación movido porque había una chica que le gustaba que se había apuntado a catequesis.
«Dije: ‘Mira, voy y hago la confirmación y la conozco’, pero Dios se valió de eso y tuve una primera llamada», recuerda. Pero no resultó exitosa en aquel momento, puesto que se puso a estudiar informática y comenzó a trabajar en este sector.
Su vida se alejó más del cristianismo al llegar en 2006 a Badalona (Barcelona), donde, pese a tener un buen empleo en el sector del comercio y una vida social muy activa, se sentía vacío: «Los domingos me levantaba diciendo: ‘¿Qué estoy haciendo con mi vida? Esto no me llena», confiesa.
Un día decidió acercarse a la iglesia de Nuestra Señora de Montserrat, en el barrio de Sant Crist, y conoció a un sacerdote que también había tenido una vocación tardía.
«A través de él me volvió a tocar el tema del sacerdocio», reconoce Renatto, quien asegura: «el Señor, cuando llama, te llama, y no ve qué edad tienes para que tú lo sigas».
Seminaristas con más experiencias vitales
De ellos se encarga el rector del Seminario Conciliar de Barcelona, Salvador Bacardit. Las vocaciones tardías son poco frecuentes, dice, aunque han existido durante toda la historia de la Iglesia católica, y llegan tras otras experiencias vitales.
«Ahora se alarga la adolescencia, se alarga la primera juventud, se alarga todo, y entonces la gente, pues más adelante, piensa en esta posibilidad como también piensa en casarse a partir de los 30 años», sintetiza.
No obstante, destacado que es importante asegurarse de que los candidatos tardíos lo hacen por vocación, y no porque perciban la vida sacerdotal como un refugio tras haber «fracasado en el campo profesional o sentimental».
«La valoración psicológica que se hace para todos, y especialmente para las vocaciones adultas, es muy importante», subraya Bacardit. EFE
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