Vacío de poder y pugna por la sucesión tras renuncia de Evo Morales en Bolivia
La renuncia a la presidencia de Evo Morales, que este lunes llamó «racistas y golpistas» a dirigentes opositores, dejó un vacío de poder como desenlace a tres semanas de disturbios desencadenados por elecciones irregulares en las que el primer mandatario indígena de Bolivia buscó perpetuarse en el poder.
El exmandatario aymara de 60 años envió un tuit desde la región cocalera del Chapare, en el centro del país, donde se refugió desde su sorpresiva dimisión el domingo, horas después de convocar a nuevas elecciones tras las «irregularidades graves» denunciadas por los observadores de la OEA en los comicios del 20 de octubre.
«Que asuman su responsabilidad de pacificar al país y garanticen la estabilidad política y convivencia pacífica de nuestro pueblo», tuiteó Morales. «(El exmandatario Carlos) Mesa y (el líder regional de derechas Luis Fernando) Camacho, discriminadores y conspiradores, pasarán a la historia como racistas y golpistas», añadió.
Morales dimitió presionado por militares, policías y por la oposición, que le exigieron dejar el puesto que ocupaba desde 2006 con el fin de pacificar el país.
Su renuncia provocó explosiones de júbilo pero también violencia en La Paz y otros puntos del país. El desenlace fue denunciado como un «golpe de Estado» por gobiernos de izquierda de América Latina, entre ellos México, Cuba, Argentina, Venezuela y Uruguay.
Bajo una persistente llovizna, La Paz amaneció el lunes con menos bloqueos en las calles del centro que en los días precedentes, pero con un mermado servicio de transporte público, y con la red de teleféricos paralizada, lo que obligó a miles de trabajadores a caminar largas distancias para llegar a sus trabajos.
Muchos comercios permanecieron cerrados por temor a los saqueos que se desataron la noche del domingo en algunos barrios de la zona sur de La Paz y en la vecina ciudad de El Alto.
– Debate por la sucesión –
En ausencia del presidente, la Constitución establece que la sucesión recae primero en el vicepresidente, luego en el titular del Senado y después en el jefe de la Cámara de Diputados, pero todos ellos renunciaron con Morales.
La dimisión del vicepresidente Álvaro García, de la presidenta y el vicepresidente del Senado, Adriana Salvatierra y Rubén Medinacelli, y del titular de la Cámara de Diputados, Víctor Borda, crearon por tanto una situación de incertidumbre en la cadena de sucesión constitucional.
En ese contexto, la segunda vicepresidenta del Senado, la opositora Jeanine Añez, reivindicó su derecho a asumir la presidencia de Bolivia.
«Ocupo la segunda vicepresidencia y en el orden constitucional me correspondería asumir este reto con el único objetivo de llamar a nuevas elecciones», afirmó Añez, entrevistada por la televisora privada Unitel.
No está claro qué destino va a correr el exmandatario. Morales dijo que no abandonaría Bolivia, pero México ya le ofreció asilo, según anunció el canciller Marcelo Ebrard, que indicó que «20 personalidades del ejecutivo y legislativo de Bolivia» se habían refugiado en la embajada mexicana de La Paz.
La Policía, que estuvo prácticamente inactiva desde que estallaron los motines el viernes, este lunes volvió a trabajar.
«Vamos a dar seguridad con certeza a la población de la zona sur» de La Paz, dijo el comandante general de la Policía, general Vladimir Yuri Calderón, al canal ATB. «La Policía boliviana va a estar actuando».
Morales, forjado políticamente como sindicalista cocalero, se fue defendiendo su legado que, según él, trajo progreso económico y social a una de las tres naciones más pobres de América Latina.
«Estamos dejando a Bolivia con muchas conquistas sociales», dijo en su mensaje de renuncia.
– Detenciones en el Tribunal electoral –
Los resultados de una auditoría de la Organización de los Estados Americanos (OEA) difundidos este domingo, que hablaban de «serias irregularidades» en las elecciones, desencadenaron los acontecimientos que llevaron a la renuncia de Morales.
El domingo, tras conocerse ese informe, el expresidente ofreció celebrar nuevos comicios, pero no logró aplacar la ira de la oposición.
Durante la jornada, enfrentó una avalancha de renuncias de altos funcionarios, en algunos casos después de que les quemaran sus casas, y la presión decisiva de los militares y la policía, que acabaron reclamando su dimisión.
Tras la renuncia de Morales, la policía detuvo a la presidenta del Tribunal Supremo Electoral (TSE), María Eugenia Choque, y a otros responsables de ese órgano por orden de la Fiscalía, que investiga irregularidades cometidas en las elecciones.
«Al momento tenemos 25 aprehendidos» entre miembros del Tribunal Supremo Electoral y los tribunales electorales regionales, por órdenes emitidas por la fiscalía, indicó a AFP el general Yuri Vladimir Calderón.
– Reacciones internacionales –
Los principales aliados ideológicos de Morales en Latinoamérica, Cuba, Venezuela y Nicaragua, tildaron de «golpe de Estado» los acontecimientos. A ellos se sumaron el presidente electo argentino, Alberto Fernández, y el expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva.
«Condenamos categóricamente el golpe de Estado consumado contra el hermano presidente @evoespueblo», escribió en Twitter el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
Paralelamente, países como Colombia o Perú también pidieron una transición pacífica y nuevas elecciones.
El lunes, el gobierno ruso, también aliado de Morales, dijo que las acciones violentas de la oposición forzaron la salida de Morales, mientras que la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, llamaron a la «moderación» a la «responsabilidad» y a nuevas elecciones.
El ministerio de Exteriores español, que había celebrado el anuncio de unas nuevas elecciones formulado horas antes por el ya expresidente, condenó que este proceso «se haya visto distorsionado por la intervención de las fuerzas armadas y de la policía sugiriendo a Evo Morales que presentara su renuncia».