«A mí me ha servido la ayuda de Suiza»
Es la afirmación reiterada que swissinfo.ch recogió de voz de varias decenas de bolivianos de las regiones de mayor pobreza en el país prioritario de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE).
En 40 años, el contribuyente suizo ha aportado 500 millones de francos para las tareas de desarrollo en Bolivia.
El flujo de apoyo humano y financiero de Suiza a Bolivia inició con la llegada de Philippe Chollet y Daniel Blanc (fallecido en 2005). Su tarea: importar 40 vacas pardo suizas, 8 sementales y sus conocimientos para la producción de carne y leche.
«Veníamos con nuestra tecnología 50% inadaptada, demasiado sofisticada, que incluso no entraba en la visión social de la gente», recuerda Don Felipe (Escuche la conversación con él: ‘A 40 años de la ayuda suiza a Bolivia’).
Y si bien se produjeron hasta mil litros de leche y se suministraron las provisiones de carne vía aérea a sitios inaccesibles, las dictaduras se apoderaron y acabaron con lo emprendido.
Suiza comprendió que el desarrollo debe ser origen de la reflexión de los propios actores locales.
Recuperado, un método ancestral en los Andes
Así, sin protagonismos, el apoyo suizo ha permitido en terrenos cercanos al legendario Lago Titicaca recuperar la técnica de los sembradíos ‘suka kollus’.
«Esta técnica data de la época de Tiaguanaco (3500 ac). Es un campo elevado, conformado por la parte del camellón, donde se cultiva, y el área del canal, un reservorio de agua que subrriga el cultivo y regula un microclima con el almacenamiento de calor liberado durante la noche. Una forma de mitigar los efectos de las heladas en estos campos», exlica Eleodoro Baldiviezo, ex técnico de la COSUDE.
A Nicolás Juan Cachipán, un productor ejemplar (o yapuchiri, en aymara) de la localidad de Pillapi, a 72 km. de La Paz, le ha permitido incrementar el cultivo hasta en 300%:
«Si no hubiera sido por la ayuda suiza no los hubiésemos recuperado, ni tampoco los bioindicadores para la siembra. No sabía que funcionarían», indica desde su media hectárea de terreno.
Soluciones ante el cambio climático
¿En qué les ha favorecido la ayuda suiza? «Nos ha ayudado a la buena cosecha de la papa, a crear el seguro agrícola con un incentivo para protegernos de la helada y la sequía. Antes nadie nos había ayudado. Tuvimos incentivos para comprar semilla e insumos», menciona otra campesina en la comunidad de Sipi Sipi.
Labriega ‘yapuchiri’, Elena ofrece asistencia técnica a otros campesinos y campesinas con la ayuda helvética, además de ser una de las productoras que aporta y recibe beneficios del primer seguro agrícola local, mecanismo con un respaldo suizo de 50.000 dólares y fondos propios.
Biofertilizantes locales
¿Ha mejorado su producción? «Sí. Desde hace casi cinco años manejamos biofertilizantes. También estamos enseñando a otros, con grupos de unas 20 personas. Mujeres y hombres por igual. Cuando yo voy a enseñar a las mujeres, les explicó que con el producto biológico las hojas de la planta son más grandes y se protegen de la helada. Este fortalecedor cuesta de 35 a 45 bolivianos, en cambio el abono químico, unos 120. Conviene más y ayuda a mejorar la tierra, que antes se rejoneaba.»
Otro ‘yapuchiri’, Jaime Choquehuanc, explica que desde la implementación de los biofertilizantes, hechos por ellos mismos, su cosecha creció hasta 10 veces, «y sin la ayuda de Suiza quizá hubiéramos seguido como antes. Nos ha impulsado con talleres, con acompañamiento».
«Ojalá que en el futuro el gobierno nos respalde y podamos recibir más montos con el seguro en caso de pérdidas, incentivo que nosotros tenemos desde hace 3 años, pero aún no es suficiente», subraya otro dirigente campesino. El seguro agrario recién conforma la agenda de propuestas del gobierno.
Fomento a la democracia
Del empoderamiento, una de las tareas principales de la ayuda suiza, hallamos el máximo ejemplo en el municipio de Curahuara de Carangas, cerca de la frontera con Chile, declarado en varias ocasiones ‘municipio modelo’. Un logro gracias a la voluntad del pueblo y sus dirigentes, con el acompañamiento del Programa de Apoyo a la Democracia Municipal (PADEM), de la COSUDE.
Las autoridades orginarias aymaras, el gobierno municipal y representantes ciudadanos han asistido a talleres, aprendido a desenvolverse, a escribir, «porque antes ni firmar sabíamos», indica una ex integrante de la autoridad indígena.
Otras dos mujeres afirman que gracias al programa helvético hoy son respetadas: «Ahora conocemos nuestros derechos, ya no nos callan los hombres», asegura una. La otra, asiente.
¿Le ha servido la ayuda suiza? «A mí me ha servido. Nos ha dejado obras para las escuelas y nos ha capacitado a las señoras, a los jóvenes».
«El mayor beneficio de la ayuda suiza ha sido enseñarnos a autogobernarnos. Yo me considero un alumno de PADEM por los textos que me han proporcionado», declara el alcalde Rómulo Alcons, a punto de terminar su gestión en año electoral.
En La Paz, Franklyn Santander, del Ministerio de Autonomías, también opina: «PADEM ha sido un aliado básico, trabajando con el nivel central del Estado y con el nivel asociativo. Se considera una institución de referencia en el trabajo de promover consensos en cultura ciudadana. Es una referencia desde hace 15 años.
«Fuerza moral»
¿Y algo negativo que citar con respecto a este desempeño? «Ninguna cosa negativa, el problema es que la coyuntura y el escenario de la sociedad boliviana han sido muy conflictivos. Eso no es por responsabilidad de COSUDE, sino del contexto local».
Waldo Albarracín, catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Estatal de La Paz, otrora presidente de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos de Bolivia y ex Defensor del Pueblo:
«En todos estos años he advertido que el gobierno suizo, a través de su agencia, ha desarrollado un trabajo muy altruista, solidario, pero además muy transparente y -a diferencia de otros países-, no impone condiciones al apoyo. La cooperación suiza es muy respetuosa de la soberanía del país beneficiario, por lo que adquiere mayor fuerza moral».
Patricia Islas Züttel, enviada especial a Bolivia, swissinfo.ch
– SFr 500 millones, en ayuda no reembolsable.
– Presupuesto anual de la ayuda pública suiza a Bolivia: SFr 20 millones. (COSUDE: 17 millones y 3 millones por parte de la Secretaría de Estado para Asuntos Económicos (seco).
Los proyectos de la COSUDE en Bolivia apuntan al empoderamiento, la participación popular, los derechos humanos, la seguridad alimentaria y los retos ante el cambio climático, pero en sus inicios y hasta 1994 se centró en ayuda técnica a través de especialistas suizos.
seco inició su participación en Bolivia en 1986 con el apoyo a PYMES, fomento al comercio y capacitación.
Bolivia recibió anualmente entre 1998 y 2002, un promedio de USD 614 millones de fondos públicos de desarrollo, en forma de donaciones y créditos bajo condiciones ventajosas (8% del PIB boliviano).
La contribución de Suiza se encuentra en un rango de USD 13 millones por año (2% de los recursos de donación)
La ayuda pública suiza respalda múltiples proyectos en Bolivia con instituciones locales y con organizaciones civiles helvéticas, como es el caso de SWISSCONTACT o E-CHANGER.
El apoyo helvético no sólo es gubernamental. Hay iniciativas directas de ciudadanos suizos que respaldan alguna causa en Bolivia, dirigida a las mujeres, la infancia o la ecología.
La producción de semilla forrajera en la década de los 80 ha dado resultados de sostenibilidad tangibles. Así Bolivia, de importador de semilla, se ha convertido en exportador de una de reconocida calidad, gracias a una buena administración privada boliviana.
Preservación de la diversidad de la papa con más de 1.500 especies en Bolivia, a través de un banco de geoplasma de la Fundación PROINPA.
Pequeños empresarios han recibido capacitación y crédito para sus negocios.
La ciudad de Cochabamba dejó de inundarse, gracias a un proyecto helvético.
Talleres para comunicadores y emprendimiento juvenil y femenino.
En el marco del proyecto para el fomento de la democracia a nivel municipal, ejecutado por la Ayuda Obrera Suiza, fueron capacitados desde 1996 hasta 2003, más de 8.000 campesinas y campesinos.
Es notable en el contexto cultural indígena que de ese total el 25% esté conformado por mujeres. Pero más remarcable aún es que actualmente muchos de ellos/ellas son líderes campesinos locales.
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