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Bilaterales: Suiza prepara el último ‘round’

Las bilaterales II entran a su fase final. swissinfo.ch

El gobierno suizo clarifica su posición ante la fase final de las negociaciones bilaterales con la Unión Europea (UE).

Algo es seguro: la adhesión al espacio Schengen no será posible sin un acuerdo sobre los otros expedientes.

Oficialmente, Suiza pretende sumarse a los acuerdos de Schengen (cooperación judicial y policial), pero tres de los siete miembros del Consejo Federal (Gobierno) se muestran abiertamente reticentes.

No es sorprendente que esos tres euro-escépticos sean los ministros Chistoph Blocher y Samuel Schmid, de la UDC (derecha dura) y su colega radical (derecha), Hans-Rudolf Merz.

Este miércoles por la noche, el Consejo Federal mantuvo una reunión especial destinada a clarificar su posición.

La mayor parte de los expedientes de estas bilaterales II están cerrados. Sin embargo, hay dos temas que siguen pendientes: Schengen y la lucha contra el fraude fiscal.

En ambos casos, las discusiones de las últimas semanas permiten entrever un acuerdo en caso de que los dos partidos acepten algunos compromisos.

Además, el encuentro cumbre tan esperado podría tener lugar en las próximas semanas y pondría cara a cara al Consejo Federal y a la presidencia de la Unión.

Evasión fiscal

En ambos expedientes las negociaciones se apoyan en la exigencia de la UE que busca una plena cooperación judicial de Suiza en materia de infracciones fiscales.

Berna estima que el texto es impreciso y que pone en riesgo la distinción helvética entre fraude y evasión fiscal. Suiza reclama la existencia de garantías que protejan su secreto bancario.

En el expediente de la fiscalidad del ahorro, Suiza logró, al cabo de varias rondas de negociaciones, preservar su secreto bancario. Y parece que podría obtener lo mismo en las negociaciones sobre Schengen y el fraude aduanal.

En el caso de Schengen, sería imaginable un compromiso más sutil. Suiza podría, en efecto, adoptar el llamado ‘modelo de Luxemburgo’.

Suiza integraría a su legislación el artículo sobre la ayuda judicial prevista por los acuerdos de Schengen (el famoso artículo 51), pero mantendría su posición de no obligar a los bancos a levantar el secreto bancario más que en los casos en que se compruebe intención criminal.

Por medio de un artículo de esa naturaleza Luxemburgo logró preservar su secreto bancario al integrarse a los acuerdos de Schengen.

Acerca del expediente de la lucha contra el fraude, se trata sobre todo de los impuestos indirectos y de las tasas como el IVA o los derechos aduanales.

En ese terreno Suiza tendría que proporcionar asistencia judicial no solamente en los casos de fraude sino también de evasión grave, como lo hace en los casos de delitos cometidos al interior de sus fronteras.

Un ‘no’ obstinado

Pero incluso antes de que los resultados de las negociaciones lleguen a la mesa de discusiones, la UDC y la Acción por una Suiza independiente y neutra (Asin) manifestaron su oposición y blandieron la amenaza de un referéndum.

Para ellos todos lo medios son buenos en el combate a la adhesión de Suiza a los acuerdos de Schengen. Lo que les parece inadmisible es la supresión de los controles de rutina en las fronteras.

Para Ueli Maurer, el espacio Schengen no es lo que se pretende, es decir, un espacio de seguridad. El presidente de la UDC considera que, con sus fronteras permeables y mal cuidadas al sur y al este, sería más bien un espacio de inseguridad.

Sin embargo, de acuerdo con la práctica actual, sólo de 2 a 3% de las 700 mil personas que franquean cada día la frontera suiza son controladas de manera efectiva. Pero este argumento no convence a la UDC.

El desafío en lugar de la colaboración

“No nos dejaremos presionar”, exclamó Heli Maurer en el momento en que Alemania reforzó sus controles en la frontera con el cantón de Basilea, como está previsto en los acuerdos de Schengen.

Para él, Schengen simplemente no atañe a Suiza.

Lo anterior, sin embargo, no impidió el mantenimiento de los controles hasta que Berlín decidió suavizarlos. Y nadie podría reprochar nada a Francia o a Italia si de repente decidieran aplicar los estándares de Schengen.

¿Schengen primero, la UE después?

A la UDC le cuesta también admitir que si Suiza se suma al espacio Schengen, no lo hará como miembro a parte entera.

En efecto, como país no miembro de la UE, sólo tendría derecho de participación en las discusiones sobre las modificaciones futuras de la legislación, pero carecería de derecho a voto.

Y si por razones de política interna, Suiza no fuera capaz de adoptar, en el lapso de dos años, una modificación a los acuerdos, tendría que retirarse del espacio Schengen.

Por esas razones, la UDC y la Asin rechazan la idea de una adhesión. Contemplan en esa medida una forma de “colonización” de Suiza y un primer paso a la integración a la UE.

Las ventajas sin los inconvenientes

Pero incluso esos resueltos oponentes a la integración europea no estarían en contra del hecho de que Suiza adoptara una parte de los logros de Schengen, de los que podría obtener ventajas.

Es el caso, por ejemplo, del Sistema de Información de Schengen (SIS) o del acuerdo de Dublín, que unifica la práctica europea en el terreno del asilo.

De esa manera la UDC vería con beneplácito la adhesión de Suiza a Eurodac, la base de datos europea de huellas digitales que permite saber de manera inmediata si un solicitante de asilo ha presentado una demanda en algún otro país.

De ser así, corresponde a ese primer país dar tratamiento a la solicitud y en caso de rechazo, repatriar al demandante. De acuerdo con estimaciones no oficiales 20 a 30% de las personas que piden asilo en Suiza, lo han hecho ya en algún otro país.

Hasta ahora los países del espacio Schengen han rechazado categóricamente que terceros Estados adopten únicamente las partes del tratado que les arreglan, como una suerte de ‘Schengen a la carta’.

Suiza corre entonces el riesgo de no tener otra elección que sumarse o quedarse afuera y sufrir las consecuencias.

swissinfo, Katrin Holenstein
Traducción, Marcela Águila Rubín

En el marco de las bilaterales II con la Unión Europea, Suiza negocia particularmente su entrada al espacio Schengen.

Al interior de este espacio, los controles aduanales generalmente han desaparecido, pero las fronteras con los países no miembros están mejor protegidas.

El Sistema de Información Schengen (SIS) es una base de datos informática sobre las personas buscadas, los vehículos y los objetos perdidos o robados.

Los 15 países del espacio Schengen colaboran en la lucha contra el crimen organizado y la inmigración clandestina.

Para los ciudadanos de los países no miembros una sola visa es generalmente necesaria para todo el espacio Schengen. Esa ‘visa Schengen’ constituiría una gran ventaja para el turismo suizo.

El acuerdo de Dublín está estrechamente ligado a los de Schengen. Introduce, en particular, el sistema Euorodac, una base de datos de las huellas digitales destinada a identificar a los solicitantes de asilo que presentan una demanda en varios países.

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