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Científicos al timón de Alinghi

Mediante simulaciones con el ordenador se busca optimizar el casco de la embarcación Alinghi. Keystone

La Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) se ha lanzado a una aventura ambiciosa: ayudar al vencedor de la Copa América a que el trofeo del 2007 se quede en España.

El consorcio suizo Alinghi ha depositado su confianza en la EPFL para adquirir una ventaja tecnológica sobre los contrincantes en la competición de vela más prestigiosa del mundo.

Ernesto Bertarelli, jefe del equipo Alinghi, contrató a la EPFL como socio científico en el año 2001. Tras ganar la Copa América en 2003, el consorcio decidió repetir la experiencia.

Cuatro laboratorios de la EPFL trabajan con el equipo de diseño de Alinghi, responsable de la construcción de los dos veleros que utilizará en las competiciones. El trabajo de los científicos se financia con el presupuesto para la investigación del centro universitario.

Para el instituto de Lausana, los beneficios inmediatos de esta colaboración son importantes en términos de imagen, pero también de motivación para todos los colaboradores involucrados en el proyecto. Para Alinghi, esta sinergia sólo ofrece ventajas. «¿El valor agregado respecto a una colaboración con la empresa privada? El abanico de conocimientos que nos ofrece la EPFL es mucho más amplio», explica Grant Simmer, jefe del equipo de diseño de Alinghi.

«Podemos utilizar todo el saber que hay en la facultad – y esto hace que la relación con la EPFL sea única».

El ordenador infla las velas

Los proyectos en curso incluyen la visualización de las velas, elementos de fluidodinámica y de optimización del rumbo, el monitoreo del casco y las pruebas de los materiales y del tanque.

La colaboración con los matemáticos ya ha dado frutos. Un grupo del departamento de modelación y cálculo científico ya ha desarrollado mecanismos que simulan los flujos de agua y aire en torno al casco.

«Al inicio no creía que fuera la persona indicada para trabajar en un proyecto de este tipo», confiesa Alfi Quarteroni, jefe del departamento. «Sólo cuando me di cuenta de que mis conocimientos podían aplicarse al proyecto me convencí de su factibilidad».

De hecho, los matemáticos se vieron confrontados a una nueva necesidad, la de adaptar las elaboraciones al ordenador, que suelen utilizar para trabajos de otra índole, como modelos de mecanismos aerodinámicos o de la erosión de las costas. Pero, sobre todo, lo que cambiaba era el ritmo de trabajo.

«Aquí lo que cuenta es la interacción con el equipo de diseño», señala a swissinfo Quarteroni. «Y para nosotros los académicos es una cosa totalmente nueva».

Un ‘sándwich’ de alta mar

La colaboración entre Alinghi y la EPFL va más allá de lo virtual. Uno de los desafíos a la hora de proyectar un yate de competición es decidir cómo integrar la estructura en forma de ‘sándwich’ de los materiales compuestos de fibra de carbono que conforman el casco.

El objetivo es obtener un casco más fuerte y ligero. El reglamento de la Copa América establece hasta el mínimo detalle qué se puede hacer y qué no; qué materiales se pueden utilizar y cómo deben ser ensamblados.

Véronique Michaud reconoce que esta limitación puede resultar frustrante – sobre todo cuando existiría una solución mejor que el reglamento, sin embargo, no contempla; pero también es verdad que esta situación sirve para desarrollar métodos de construcción que podrían aplicarse luego a otros campos, como el de la aeronáutica.

Las ideas salen del recinto universitario

Según Véronique Michaud, uno de los aspectos más interesantes es que las ideas salgan de las cuatro paredes de los laboratorios y verificar su factibilidad.

El hecho de que se permita a los científicos ver más allá del recinto universitario es una garantía para que trabajen con más satisfacción.

«Puede ser frustrante saber que tus resultados tardarán diez años en ser aplicados», explica Michaud. «En este proyecto, en cambio, estás motivado porque sabes que tu idea se aplicará en el plazo de dos, tres meses».

swissinfo, Scott Capper, Ecublens
(Traducción: Belén Couceiro)

La Copa América es el trofeo de vela más antiguo y más prestigioso.

En 2003 el equipo Alinghi devolvió el trofeo a Europa por primera vez desde 1851. Fue también la primera vez que un consorcio ganó la competición al primer intento.

La primera edición de la Copa América se remonta a 1851, tuvo lugar en Inglaterra. La ganó ‘America’, que representaba al New York Yacht Club. Las embarcaciones de este club náutico fueron imbatibles durante 132 años, hasta 1983.

La próxima edición de la Copa América se celebrará en Valencia, España, a partir del 23 de julio de 2007.

La Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) acoge a 10.000 personas, entre estudiantes, investigadores, personal académico y administrativo.

El instituto ofrece 13 carreras en Ingeniería, Ciencias y Arquitectura, además de un Master en Tecnología.

En el campus universitario hay personas de más de 100 países y la mitad de los docentes son extranjeros.

Desde el pasado 20 de noviembre y hasta fines de febrero, los 64 miembros del equipo Alinghi están congregados en un campo de entrenamiento intenso en el Golfo Pérsico.

Durante la estación invernal el tiempo en el sur de España, donde Alinghi tiene instalada su base, no es lo suficientemente estable para una preparación ideal con vistas a la próxima Copa América.

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