Críticas a las sociedades de seguridad en Afganistán
Según un análisis de la organización helvética swisspeace, las empresas de seguridad que operan en Afganistán incrementan la sensación de inseguridad, y a menudo la población las confunde con tropas extranjeras.
El mayor problema reside en que «nadie controla a los guardias», señala Susanne Schmeidl, coautora del documento.
El número de empresas privadas de seguridad en Afganistán ha aumentado constantemente desde la intervención de Estados Unidos en 2001.
Así se desprende del estudio ‘Private Security Companies and Local Populations: An exploratory study of Afghanistan and Angola’, que hizo público este lunes en Kabul swisspeace, instituto de investigación con sede en Berna.
La investigación asienta que las decenas de agencias de seguridad recién surgidas son tanto nacionales como internacionales. De las extranjeras, destacan por su número las británicas y las estadounidenses.
Entre las funciones de estas compañías figuran el entrenamiento militar, la protección a individuos e inmuebles, así como los servicios de información.
Estos agentes de seguridad, que portan armas de fuego, están mal vistos por la población que los confunde con criminales o con miembros de las tropas afganas o extranjeras. «Temen que estos guardias no sean a su vez vigilados por nadie», explica Susanne Schmeidl.
El malestar aumenta debido a que «no hay actualmente ninguna legislación o ningún reglamento para esas compañías privadas. El gobierno debe aprobar una reglamentación».
«Debilidad del Estado»
Para compensar esa «debilidad del Estado», ahora la policía prohíbe que las agencias operen sin permiso temporal y ha establecido un registro.
Un informe de Naciones Unidas publicado la semana pasada indica que este tipo de guardias privados representa una nueva forma de mercenarios.
Sus actividades acaparan la atención pública desde que un grupo de guardias de la sociedad estadounidense Blackwater fue acusado de asesinar a 17 iraquíes en septiembre en Bagdad.
Hace unos días se dio a conocer que la justicia militar helvética abrió una investigación sobre un suizo que trabaja para esa empresa en Irak. Se trata de determinar si esta persona viola la ley que prohíbe a los suizos participar en fuerzas armadas extranjeras.
Confusión
En el marco de la investigación de swisspeace, Susanne Schmeidl entrevistó a varios ciudadanos afganos quienes se quejaron de que algunos agentes de seguridad no les tratan con respeto.
La presencia de numerosos grupos armados, que operan con frecuencia de forma muy estrecha, contribuye al sentimiento de inseguridad en la población. «Mucha gente los confunde con miembros de las fuerzas internacionales, de la policía nacional o del ejército afgano».
¿Actos criminales?
Además, esas compañías contratan a antiguos miembros de las milicias afganas de forma individual o en grupos y hasta con su propio comandante.
«Por una parte, es positivo que los empleen para impedir que ellos mismos ocupen las calles, pero la pregunta es qué ocurrirá cuando sus contratos terminen», sostiene Schmeidl.
Por el otro, los empleados de esas agencias están armados hasta los dientes y algunos son sospechosos de extorsiones financieras, secuestros y narcotráfico.
Se les adjudican asaltos a bancos de Kabul, según el presidente Hamid Karzaï, quien presiona al Parlamento para que adopte una legislación en la materia.
«Hay que deshacerse de compañías que infringen la ley, y constituyen una amenaza y un desafío para las fuerzas de seguridad del país», sentencia Zemarai Bashary, portavoz del Ministerio afgano del Interior.
swissinfo y agencias
Según swisspeace, sólo 90 de las 140 empresas de seguridad que operan en Afganistán pueden ser identificadas.
En su conjunto emplean entre 18.500 y 28.000 personas.
Sólo 35 están inscritas en el Ministerio afgano del Interior.
Una de las más importantes, Dyncorp (1.200 empleados) –que se encarga de entrenar a los reclutas de la policía-, no figura en ese registro.
Se calcula que los guardias de las compañías privadas poseen más de 40.000 armas de fuego de diversos calibres.
Blackwater Worldwide, fundada en 1977, es la más famosa de las sociedades privadas de seguridad que operan en las regiones de guerra.
Los ejércitos, los gobiernos y personas privadas contratan sus servicios para tareas como el entrenamiento de tropas y la realización de «operaciones estratégicas puntuales».
En Irak, la empresa estadounidense ha dado mucho que hablar, después de que sus guardias fueran denunciados por comportarse como si fueran miembros del ejército, asesinar a civiles y estar involucrados en el tráfico de armas.
Se trata de un instituto independiente que investiga sobre la paz, que nació en 1988 en Berna como Fundación Suiza para la Paz.
swisspeace publica investigaciones sobre las guerras y conflictos violentos en el mundo y propone estrategias de pacificación.
Actualmente emplea a 40 personas. Sus clientes principales son el Ministerio suizo de Asuntos Exteriores y el Fondo Nacional Suizo de Investigación Científica, además de otras organizaciones y fundaciones helvéticas y extranjeras.
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