Cuatro años en el corazón de la justicia internacional
Jean-Daniel Ruch, consejero político de la procuradora del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), Carla del Ponte, dejará La Haya a finales de mayo.
Se apresta a reintegrarse al Ministerio de Asuntos Exteriores en Berna después de cuatro años en el corazón de la justicia internacional.
Para Jean-Daniel Ruch «concluyeron los desplazamientos con medidas de alta seguridad y guardaespaldas en convoy por las calles de Zagreb» El consejero político de Carla del Ponte dejará La Haya a finales de mayo para reintegrarse al Ministerio de Asuntos Exteriores en Berna.
En el seno del limitado equipo que rodea a la procuradora del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), Jean-Daniel Ruch aplicó una estrategia política destinada a llevar a los fugitivos hasta las celdas de La Haya.
Desde la creación del Tribunal por las Naciones Unidas en 1993, 161 responsables de los Balcanes han sido perseguidos para genocidio, crímenes contra la humanidad o crímenes de guerra, pero seis siguen fugitivos. Sin una fuerza policial para detener a los acusados, el Tribunal debe apoyarse en la cooperación de los Estados. «Una dependencia que es efectivamente malsana», reconoce Jean-Daniel Ruch, «pero necesaria mientras no exista una policía internacional».
Desde su llegada a La Haya, en 2003, el consejero político teje lazos estrechos en el ámbito de la Unión Europea (UE) y con Javier Solana, jefe de la diplomacia de la UE. «Cuando miramos la situación global en el mundo, podemos contar sólo con los europeos», afirma.
«Yo no hablo solamente con respecto a los asuntos del Tribunal, sino de modo general sobre el respeto del Estado de derecho, valores, principios. Sólo la UE es todavía digna de crédito, sobre todo cuando vivimos con una administración estadounidense que, desgraciadamente, perdió su alma en Abu Graib (Irak)».
Un éxito a medias
Las presiones europeas sobre los países de la antigua Yugoslavia llevaron en el curso de los últimos años a la rendición de varias decenas de fugitivos y a la detención del general franco-croata Ante Gotovina.
Pero el éxito conserva un regusto amargo con dos nombres: Radovan Karadzic, el antiguo dirigente de los serbios de Bosnia, y Ratko Mladic, su jefe militar. Considerados como héroes por los nacionalistas serbios, ambos se hallan en fuga desde más de once años.
Número 2 de la Embajada de Suiza en Belgrado antes de integrarse al TPIY, Jean-Daniel Ruch evoca una decepción profunda.
«El 5 de octubre del 2000 estaba en Belgrado y asistía a la caída de Milosevic. Pensé que entrábamos en una nueva era, con nuevos dirigentes que romperían esta retórica nacionalista serbia. Mis esperanzas se apagaron con el homicidio de Zoran Djindjic (primer ministro de Serbia) en marzo del 2003. Era el único político moderno de Serbia. Con él desaparecía la esperanza de una renovación psicológica, de una rehabilitación moral de este país que continúa viviendo sobre mitos».
Ruch, oriundo del cantón del Jura, amplía su análisis sobre las relaciones internacionales. «Hoy, los principios y la realidad están cada vez más desconectados. Regresamos a un mundo animado por las relaciones efectivas de fuerza, por los juegos de poder. Cuando es tomado en cuenta, el derecho es más bien considerado como un instrumento de manipulaciones y de presiones. Es un deslizamiento potencialmente peligroso».
Un compromiso contra un «odio ridículo»
En La Haya, algunos metros separan a Jean-Daniel Ruch de la oficina de su compatriota Carla del Ponte. «No siempre estuvimos de acuerdo en todo, pero es alguien que no conoce el rencor». Y no oculta su fascinación por «su energía, su rabia, su obstinación y su perseverancia …»
Durante cuatro años, sirvió como escribano de la procuradora. «En el papel de consejero, se pueden hacer pasar ciertos mensajes… ¡a través del megáfono!», sonríe. Algunas palabras bien templadas para fustigar la atonía de la comunidad internacional o la duplicidad de las capitales balcánicas. «Escribiendo discursos, se pueden lanzar temas, abrir debates. Es una especie de multiplicador de ideas».
Ideas que toman forma durante una infancia marcada por las batallas que dividen a Moutier, su ciudad natal, en los años 70. De estas batallas entre separatistas del Jura y leales a Berna, recuerda «un odio ridículo», de donde emerge para él la certeza de que se puede «discutir de todo, discutir y acabar por entenderse».
En Berna, Jean-Daniel Ruch coordinará las iniciativas suizas en favor de la paz en el mundo, de Sri Lanka a Colombia. «Pienso que Suiza tiene un pequeño papel a desempeñar. Y después de estar centrado sobre los Balcanes durante tantos años, es el retorno a una perspectiva más amplia, la apertura a nuevos horizontes».
swissinfo, Stéphanie Maupas
(Traducción: Marcela Águila Rubín)
El Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) fue creado en mayo de 1993 por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Desde su creación, 161 responsables serbios, croatas, bosnios, albanokosovares y macedonios han sido perseguidos. Seis acusados siguen fugitivos, entre los cuales los jefes político y militar de los serbios de Bosnia, Radovan Karadzic y Ratko Mladic, respectivamente. Actualmente, están en curso diversos procesos importantes que implican a varios ministros y a oficiales superiores.
Abierto el 12 de febrero del 2002, el proceso de Slobodan Milosevic por genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra concluyó el 14 de marzo del 2006, tras la defunción del acusado en su celda el 11 de marzo.
El 3 de mayo del 2006, la Unión Europea suspendía por falta de cooperación con el TPIY las negociaciones emprendidas con Serbia para un acuerdo de asociación y de estabilización.
En septiembre de 1999, la suiza Carla del Ponte se convertía en procuradora del TPIY. Su mandato concluirá el 15 de septiembre del 2007. El cineasta suizo Marcelo Schupbäch realizó el documental ‘La lista de Carla’ sobre el trabajo de la fiscal del TPIY.
Según el Consejo de Seguridad de la ONU, el Tribunal deberá haber concluido todos los procesos y cerrar sus puertas a finales del 2010.
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