Derechos humanos sometidos a prueba de realidad
El nuevo Consejo de Derechos Humanos es celebrado como un éxito de la diplomacia suiza. El interrogante es si podrá responder a las expectativas depositadas en la nueva institución.
Persisten las incertidumbres sobre el papel que desempeñará Estados Unidos en su seno.
El nuevo Consejo, que se reunirá previsiblemente por primera vez el 19 de junio en Ginebra, recibió la aprobación de una abrumadora mayoría de Estados miembros de Naciones Unidas, el miércoles (15.03.) en Nueva York.
Estados Unidos fue uno de los cuatro países que votaron contra la resolución por considerar que esta fórmula no garantiza que los países que violen los derechos humanos queden excluidos de la nueva institución.
Según los medios diplomáticos y numerosas organizaciones no gubernamentales (ONG), el rechazo estadounidense no constituye un fracaso, en la medida en que se trata de una oposición moderada.
«Siempre dije que deseaba una participación activa de Estados Unidos. Tenerlo en contra del Consejo hubiera sido una pésima señal, cosa que no ocurrió en la votación de ayer. Es verdad que los estadounidenses se opusieron, pero lo hicieron de forma constructiva (…)», afirma Micheline Calmy-Rey, ministra suiza de Asuntos Exteriores, en declaraciones al diario ‘Le Temps’, de este jueves (16.03.).
Cooperación estadounidense
A pesar de sus reservas, Estados Unidos ha anunciado su voluntad de «trabajar de forma constructiva» para fortalecer al Consejo y asegurar su eficacia. No se opondrá al presupuesto de la ONU, que prevé un coste de 4,3 millones de dólares para el nuevo órgano.
Sin embargo, el país no ha señalado si quiere ocupar un escaño en la institución. Según el ‘Washington Post’ de este jueves, se está negociando esta opción.
«Es importante que Estados Unidos se haya comprometido a colaborar con el Consejo, porque nadie desea que Washington quede al margen. Esto es positivo», declara a swissinfo Iain Levine, director de programa de la ONG ‘Human Rights Watch’.
En ello coincide ‘UN Watch’, ONG con sede en Ginebra próxima a las tesis que defiende la Casa Blanca, y miembro de la coalición de unas 45 ONG que reivindicaban cambios mayores en la resolución constitutiva del Consejo.
Según su director ejecutivo, Hillel Neuer, si Estados Unidos convirtió este debate en una cuestión de principios, ahora se compromete a trabajar mano a mano con el Consejo.
«No creo que el voto de Estados Unidos debilite al Consejo. El país ha manifestado que financiará la institución», señala Hillel Neuer.
«Nosotros también pensábamos que la resolución sería insuficiente, pero ahora el debate ha concluido. Tenemos que mirar adelante y elegir a miembros que están comprometidos de verdad en la defensa de los derechos humanos.»
«Rostros familiares»
Hillel Neuer, de ‘UN Watch’, agrega que le preocupa pensar que «rostros familiares» como China, Cuba o Zimbabwe participen en la primera sesión del Consejo en Ginebra.
Daniel Bolomey, secretario general de Amnistía Internacional para Suiza, en cambio, espera que los países menos respetuosos en materia de derechos humanos no sean elegidos en el Consejo.
«Creo que la participación de países como China, Rusia, Cuba y también Estados Unidos es necesaria. En calidad de miembros tendrán la obligación de rendir cuentas sobre cómo manejan los derechos humanos y corresponderá a las ONG verificar si son creíbles», señala Bolomey.
Proceso de transición
Según Amnistía Internacional, Suiza y la Ginebra internacional afrontan ahora un desafío de envergadura: conseguir que la nueva institución responda a las enormes expectativas depositadas en ella, y asegurar que los problemas urgentes en el ámbito de los derechos humanos no queden al margen durante la fase de transición.
Al igual que otras organizaciones humanitarias, Amnistía Internacional teme que no se renueven los mandatos de algunos relatores especiales de la ONU.
La jefa de la diplomacia suiza señala a ‘Le Temps’ que la última sesión de la Comisión de Derechos Humanos – que se reanudará el próximo lunes (20.03.) tras aplazarse siete días – se acortará probablemente a tres semanas y se centrará en debatir cómo puede asegurarse que el proceso de transición se realice de forma «correcta».
«El objetivo es que el Consejo pueda ser operativo cuanto antes y en las mejores condiciones posibles (…). Lo que importa es hacer todo para que el año 2006 no sea una año insignificante para las libertades, que no quede un ‘agujero negro'».
swissinfo, Frédéric Burnand y Adam Beaumont, Ginebra
(Traducción: Belén Couceiro)
20 de marzo: comienza la 62ª sesión de la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra
9 de mayo: la Asamblea General de la ONU elegirá a los 47 Estados miembros del nuevo Consejo. Suiza será candidata.
19 de junio: el nuevo Consejo de Derechos Humanos celebrará su primera sesión en Ginebra.
El nuevo órgano de la ONU se reunirá tres veces al año y podrá convocar reuniones urgentes en caso de crisis.
En marzo del 2004, la ministra suiza de Exteriores Micheline Calmy-Rey lanza oficialmente la idea del Consejo de Derechos Humanos.
En marzo del 2005, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, propone la creación de ese Consejo.
En septiembre del 2005, la cumbre de la ONU consagrada a los objetivos del milenio adopta el principio de un Consejo de Derechos Humanos.
Aprobado por la Asamblea General de Naciones Unidas el 15 de marzo, el futuro Consejo reemplazará a la actual Comisión de Derechos Humanos, creada en 1946.
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