El bautismo del Consejo de Derechos Humanos
La ministra suiza de Exteriores y el secretario general de la ONU pusieron en marcha este lunes, en Ginebra, la primera reunión del Consejo de Derechos Humanos.
Micheline Calmy-Rey habló de «avance superior» en el campo de los derechos humanos, mientras Kofi Annan insistió en no desaprovechar esta oportunidad.
El secretario general de la ONU abrió esta primera sesión afirmando que, «por la acción de las Naciones Unidas, comenzó una nueva era en el campo de los derechos humanos».
Kofi Annan exhortó, sin embargo, a los 47 países miembros de la ONU, a no defraudar las esperanzas y advirtió que «será necesario que los trabajos del Consejo marquen su distancia con aquellos del organismo predecesor»; es decir, la extinta Comisión de los Derechos Humanos.
«No permitan jamás al Consejo de Derechos Humanos embarcarse en pugilatos políticos o recurrir a maniobras bajas», subrayó el secretario de la ONU ante un centenar de ministros y representantes presentes.
«El Consejo puede dar a la ONU y a la humanidad, la posibilidad de retomar la lucha por los derechos humanos con un vigor renovado. No permitan que esta oportunidad sea desaprovechada», afirmó.
Un «avance superior»
La responsable de la diplomacia suiza, Micheline Calmy-Rey, por su parte, calificó la creación del Consejo de Derechos Humanos como «un avance superior». Manifestó su esperanza de que el nuevo órgano esté a la altura de las ambiciones y ratificó que Suiza asumirá la responsabilidad contraída en el seno de la nueva entidad.
«Saber que la ONU, el pilar universal de la paz y de la seguridad internacional, puede reformarse hacia algo mejor, más fuerte, más eficaz, suscita una inmensa esperanza», declaró la ministra.
«La instalación del Consejo de Derechos Humanos confirma y refuerza a Ginebra en su papel de capital de los derechos humanos», subrayó Micheline Calmy-Rey, y lanzó un llamado en pro de «nuevas formas de colaboración, en particular con el mundo académico».
Suiza se compromete
Micheline Calmy-Rey externó su deseo porque el Consejo pueda tener «un impacto directo sobre el día a día de las personas». Suiza considera, a este respecto, su elección entre los 47 países miembros del Consejo como «una responsabilidad».
Suiza se esforzará para que el papel de los procedimientos especiales, propios de la ex Comisión de Derechos Humanos, no sólo se mantenga sino que sea reforzado. La participación de las Organizaciones no gubernamentales (ONG) debe ser garantizada, afirmó la responsable de la diplomacia suiza.
La Confederación Helvética difundió la semana pasada un estudio que presenta diferentes opciones para el mecanismo de examen periódico universal, una innovación del nuevo Consejo con relación a la ex Comisión. Un seminario será organizado el 28 de agosto para debatir al respecto, indicó Micheline Calmy-Rey.
Se dijo en favor de que en el curso de su primera sesión, prevista hasta el 30 de junio, el Consejo pueda adoptar el Convenio sobre las desapariciones forzadas y tomar una decisión sobre la Declaración de los derechos de los pueblos autóctonos.
Puso énfasis también en el respeto de los derechos humanos en la lucha contra el terrorismo. «Para Suiza, toda estrategia antiterrorista debe insertarse en el respeto de los derechos humanos», insistió.
Pidió también un apoyo creciente en favor de los derechos de las mujeres en el seno de la ONU.
Una Comisión desacreditada
La extinta Comisión de los Derechos Humanos había sido desacreditada por la presencia en su seno de diversos países conocidos por su falta de respeto a los derechos humanos y por incurrir en prácticas de regateo político.
Cada año, su sesión de seis semanas daba lugar particularmente a un enfrentamiento estéril entre Estados Unidos y China, que llegaba sistemáticamente a escapar de una condena.
Una de las innovaciones mayores del nuevo Consejo es la revista sistemática y regular de la situación de los derechos humanos en cada uno de los países miembros de la ONU, que debería permitir evitar la acusación de selectividad de la que sufría la Comisión.
Estados Unidos decidió no participar en el Consejo, por lo menos durante su primer año de existencia. Washington habría deseado la creación de un órgano más fuerte para denuncia las violaciones de las libertades.
swisssinfo y agencias
Consejo de Derechos Humanos:
El nuevo órgano depende directamente de la Asamblea General de la ONU.
Cuenta con 47 países miembros, elegidos cada año por la mayoría absoluta de la Asamblea General, para un mandato de uno o tres años.
El nuevo órgano es permanente y se reunirá por lo menos durante tres sesiones y diez semanas a lo largo del año.
Debe proceder a un examen periódico de las obligaciones en materia de respeto de los derechos humanos de los 191 Estados miembros de la ONU.
La Asamblea General de la ONU puede, con una mayoría de dos tercios, suspender el derecho a ocupar un escaño de un miembro del Consejo que cometa violaciones graves y sistemáticas de los derechos humanos.
Los Estados elegidos para formar parte del Consejo se comprometen a observar las normas más estrictas en materia de derechos humanos.
El embajador de México, Luis Alfonso de Alba, en funciones en Ginebra desde marzo del 2004, fue elegido el lunes por consenso para ocupar por un año la presidencia del Consejo de Derechos Humanos.
El embajador de Suiza ante la ONU, Blaise Godet, fue electo para ocupar durante un año uno de los cuatro puestos de la vicepresidencia del Consejo.
En la vicepresidencia, Blaise Godet es uno de los representantes del grupo de los siete países occidentales que figuran en el seno del Consejo.
Estos vicepresidentes se reunirán con el presidente en la sede del nuevo órgano de las Naciones Unidas.
El 9 de mayo Suiza fue elegida por la Asamblea General de la ONU, junto con otros 46 países, para integrar el Consejo durante un lapso de tres años.
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