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El exilio precipitado amenaza al fútbol suizo

Nassim Ben Khalifa, héroe del Mundial juvenil, quizá escuchó demasiado pronto los cantos de sirena de los grandes clubes extranjeros. Keystone

En noviembre de 2009 la selección suiza Sub-17 se proclamó campeona del mundo en Nigeria. Para los clubes europeos, el futbolista suizo se convirtió en un producto codiciado.

Pero una salida anticipada hacia el extranjero solo es rara vez una garantía de éxito, estima el experto Markus Frei.

Abundan los ejemplos. Julián Esteban, Sandro Bürki, Fabrizio Zambrella. Los talentos en los que estaban depositados un montón de esperanzas. Salidos antes de su mayoría de edad para probar suerte en el extranjero, fracasaron en la antesala de los grandes clubes europeos. Excluidos por una competencia feroz o por lesiones, muchos han hipotecado el futuro de sus carreras.

Aunque es demasiado pronto para sacar una conclusión definitiva, la situación parece reproducirse con los miembros de la selección juvenil de Suiza (Sub-17), la campeona mundial hace un año.

Conocedora de esto, la Federación Suiza de Fútbol (ASF) ha elegido a Markus Frei, ex entrenador del combinado Sub-17, campeón de Europa en 2002 -también padre de Fabian Frei, un joven prometedor del FC St. Gallen- para planificar las carreras de los jóvenes talentos. Entrevista.

swissinfo.ch: Con un año de retraso, ¿qué importancia le atribuye la victoria del equipo suizo juvenil en Nigeria?

Markus Frei: El título fue muy importante para el fútbol suizo y para la promoción de los jóvenes talentos. Igual que el título de campeón de Europa ganado por los Sub-17 en 2002. Hoy en día, un chico de 14 o 15 años sabe que tiene la oportunidad de ganar una competición importante en un equipo suizo de promesas. Esto hace diez años era impensable.

Sin embargo, este título no significa en ningún caso una garantía para el resto de sus carreras. Algunos jugadores recibieron ofertas tentadoras de grandes clubes extranjeros. Pero a excepción de Pajtim Kasami, regularmente alineado en el Palermo, la elección no ha sido muy provechosa.

En Suiza, Nassim Ben Khalifa, uno de los jugadores más destacados del año pasado en Nigeria, es una estrella. En Wolfsburg, es un jugador joven, sin duda con talento pero que nadie conoce. Debe medirse a diario contra decenas de otros jóvenes talentos. En estos clubes la formación se basa únicamente en la competencia interna. Los que no pueden imponerse son simplemente ignorados.

swissinfo.ch: Al igual que Ben Khalifa, Haris Seferovic y Frederic Béselo, otros dos jugadores importantes en el triunfo de Nigeria no juegan en sus respectivos clubes. ¿Cómo valora su situación?

M.F.: Ellos juegan pero no al nivel deseado. Volviendo al caso de Ben Khalifa. En el Wolfsburg milita el equipo reserva de la Cuarta División alemana, categoría comparable a la Segunda División suiza. El año pasado disputó partidos en la Primera División suiza con el Grasshoppers. Con lo que ha dado un paso atrás.

Desde el punto de vista puramente deportivo, Ben Khalifa se fue al extranjero antes de tiempo. Si un jugador como Xherdan Shaqiri, que ya ha hecho su debut en el campeonato suizo, fuera a ser comprado por el Bayern Munich por una gran suma, el entrenador se vería obligado a alinearle. En el Wolfsburg Ben Khalifa no tiene ningún peso. Es un talento desechable.

swissinfo.ch: Si le entendemos bien, es esencial que un jugador joven juegue al principio su eficacia en Suiza antes de ir a probar suerte en el extranjero.

M.F.: Las estadísticas son implacables. Entre los 40 a 50 jugadores seleccionados en los últimos años por Kuhn y Ottmar Hitzfeld, solo tres no han jugado en Primera División en Suiza: Diego Benaglio, Marco Padalino y Johan Djourou. Todos los demás han jugado al menos una o dos temporadas en la liga nacional antes de buscar su futuro en el extranjero.

Nueve de cada 10 salidas anticipadas terminan en fracaso. A los 17 años es muy difícil de recuperarse. Es un problema para el fútbol suizo. Los alemanes tienen 20 veces más licencias y se pueden permitir el lujo de perder talentos en el camino. Suiza no cuenta con ese lujo, no puede prescindir de jugadores como Seferovic o Ben Khalifa.

swissinfo.ch: Este fenómeno es conocido desde hace tiempo. ¿Por qué los jugadores se empeñan en este abandono precoz del campeonato suizo?

M.F.: El problema comenzó justo después del título europeo ganado por la Sub-17 en 2002. En los últimos años el fenómeno se ha acelerado. Hay cada vez más salidas y estas salidas son cada vez más temprano. Un ejemplo: En 2009, Martin Angha dejó Zúrich por el Arsenal de Londres a los 16 años.

El argumento esencial de una salida anticipada al extranjero es, por supuesto, el dinero. Puedo entender a las familias que lo ven como un medio de aumentar rápidamente su estilo de vida. El prestigio es otro de los motores. ¿Cómo decir no a un reclutador del Arsenal o la Juventus de Turín, que viene a casa para proponer que el hijo evolucione en uno de los clubes más grandes del mundo? Cada jugador piensa que es excepcional y es capaz de tener éxito donde otros han fallado.

Hay otros intereses que no deben descuidarse. Los agentes ganan dinero a través de los traspasos. Y para algunos clubes, a veces es vital la venta de sus talentos. Si el Grasshoppers de Zúrich no hubiera vendido Ben Khalifa al Wolfsburg, se hubiera visto obligado a decir adiós a la Primera División suiza.

swissinfo.ch: ¿Qué puede hacerse para detener la salida antes de tiempo?

M.F.: No es posible prohibir los traspasos de jugadores ya que sería contrario a los acuerdos sobre libre circulación de personas dentro de la Unión Europea. Todo lo que podemos hacer es informar mejor a los padres y jugadores.

La Federación Suiza de Fútbol me ha dado una puesto sobre este asunto. Mi papel es apoyar a los jóvenes talentos en la planificación de sus carreras. Durante los próximos meses me reuniré con cada uno de los 40 jugadores de la selección nacional Sub-15. En caso de problemas jurídicos también pueden dirigirse a la federación.

Hace menos de un mes hablé con Fred Veseli, que en 2008 se unió al centro de entrenamiento del Manchester City. Él hará un balance de su experiencia en el Reino Unido este invierno. Los jugadores son conscientes de su situación. También observan los progresos de sus compañeros de equipo. Granit Xhaka (FC Basilea) y Ricardo Rodríguez (FC Zúrich) no eran tan populares hace un año como Ben Khalifa Seferovic, pero ahora juega regularmente en la Primera División de Suiza.

13 de los 21 jugadores de la selección juvenil suiza, campeona del mundo en 2009, eran de origen extranjero y tenían doble nacionalidad:

Haris Seferovic y Sead Hajrovic tienen -además del suizo- pasaporte bosnio,

Igor Mijatovic el serbio,

el capitán Veseli, Kosovo,

André Gonçalves, Portugal,

Maik Nakic de Croacia,

Kofi Nimeley de Ghana,

Robin Wecchi de Italia,

Joel Kiassumbua de Congo,

Pajtim Kasami y Granit Xhaka, Albania

Ben Khalifa, Túnez

Ricardo Rodríguez, Chile y España.

Hasta 2009, el mayor logro del fútbol helvético de la historia también fue obra de la selección juvenil.

Hace ocho años, el equipo suizo ganó en 2002 la Eurocopa Sub-17 de Dinamarca en la que Phillipe Senderos fue el capitán y el jugador más determinante, además del extremo Tranquilo Barnetta, ahora en la filas del Bayer Leverkusen.

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