El secreto bancario frena la lucha antiblanqueo
Organismos internacionales dedicados a combatir el blanqueo de capitales afirman que la legislación suiza relativa al secreto bancario debe reformarse porque obstaculiza la detección de este delito.
Suiza ha iniciado un análisis para evitar que el país figure en nuevas ‘listas negras’. Los bancos apoyan las enmiendas, siempre que se fijen reglas claras para que el intercambio de datos no se use para perseguir evasores.
Suiza es nuevamente blanco de presiones internacionales por su legislación vinculada al lavado de dinero.
Por un lado, el intergubernamental Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) ha declarado que los países cuyos organismos dedicados a combatir el blanqueo de dinero que se nieguen a intercambiar información con sus contrapartes terminarán en una lista negra.
Por el otro, el Grupo Egmont, que aglutina a 27 unidades de inteligencia financiera (FIUS) de todo el mundo, ha amenazado con excluir a la Oficina Suiza de Comunicación en Materia de Lavado de Dinero (MROS), si Berna no reforma su legislación.
El Gobierno suizo expresó recientemente su voluntad de enmendar nuevamente la legislación y ha convocado a todos los actores interesados a expresar sus opiniones respecto al cambio que debe materializarse.
El Consejo Federal sabe bien que Suiza tiene un gran interés en realizar dichas reformas, porque cualquier rechazo de MROS a proveer información a sus contrapartes extranjeras se revertiría en contra de la plaza financiera en el futuro.
La economista y diputada socialista, Susanne Leutenegger Oberholzer, declaró a swissinfo.ch que en el presente Suiza “no puede aislarse de las prácticas internacionales”.
“Suiza tuvo que realizar ajustes para acatar los estándares de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (para considerar delito la evasión fiscal y no solo el fraude). Y mientras más pronto se realicen las nuevas reformas para combatir el blanqueo de dinero, mejor será para el país”, añadió.
Inquietudes
No todo mundo coincide en que el cambio propuesto es el mejor camino para el país.
Markus Hess, presidente del Foro de las Organizaciones de Autorregulación, expresó a swissinfo.ch que no está claro que una enmienda incluya los mecanismos para evitar que los datos sean utilizados para propósitos distintos al de luchar contra el lavado de dinero.
La información confidencial intercambiada podría facilitar el rastreo de evasores. Y la lucha se torna cada vez más férrea y estricta, ya que GAFI propugna por considerar como blanqueo de capitales algunas faltas que en la actualidad solo se consideran y castigan como delito fiscal.
“Suiza se encuentra en una posición incómoda. Pero no tiene ningún interés por ser incluida en ninguna lista gris o negra”, admitió.
“Pero al mismo tiempo, y dicho sin rodeos, sabemos que la motivación de todas estas reformas es ante todo fiscal. El secreto bancario quedará pronto completamente agujereado”, dijo.
Reglas estrictas…
Por su parte, la Asociación Suiza de Banqueros (ASB) expresó reservas similares aunque coincide también en la importancia de aceptar el intercambio de información con las contrapartes extranjeras.
Thomas Sutter, portavoz de la ABS expresó a swissinfo.ch: “Lo más importante es que el intercambio de información se ciña a reglas estrictas. Por ejemplo, que sea permitido en casos concretos y bien definidos, y no de forma generalizada”.
Sutter también se dijo inquieto con respecto a la posibilidad de que la información sea compartida con otro tipo de autoridades.
“Las autoridades suizas deben velar para que, de existir alguna sospecha de que la información es reenviada a otro sitio, la unidad contra el lavado de dinero que lo hizo, no reciba más (información) en el futuro”, puntualizó.
… y salvaguardas
Thomas Pletscher, miembro del Comité Ejecutivo de la federación empresarial economiesuisse, comparte las mismas preocupaciones.
“Si un país retransmitiera información obtenida en Suiza, contraviniendo con ello las reglas Egmont –para darle a los datos un uso de rastreo fiscal-, el país en cuestión tendría que ser automáticamente bloqueado por Suiza y expulsado del Grupo Egmont”, dijo a swissinfo.ch
Pese a ello, coincide en que Suiza deberá realizar ajustes legales si quiere seguir tomando parte de los organismos internacionales, una condición indispensable para “una plaza financiera internacional de su importancia”.
Y añadió que “si las enmiendas legales incluyen salvaguardas que frenen la retransmisión a terceros de información no autorizada, el secreto bancario suizo no se vería fuertemente mellado con respecto a su alcance actual”.
Adiós al secreto bancario
Leutenegger Oberholzer califica de “ridículos” los temores de que la información suministrada por las agencias contra el lavado de dinero pueda ser utilizada para rastrear evasores. En su opinión, simplemente la ley deberá precisar claramente cómo deben ser utilizados los datos.
“De cara al futuro, Suiza solo será exitosa si pelea también contra la evasión fiscal y asume seriamente su estrategia antiblanqueo de capitales”, añadió.
“El secreto bancario ha llegado a su fin. Y quien lo dude simplemente tiene que pensar en el ejemplo que supuso el reciente escándalo Hildebrand (la filtración en el ámbito político de información robada sobre la cuenta privada del gobernador del banco central de Suiza, lo sumergió en una vorágine que lo obligó a renunciar a principios de enero)”, puntualizó.
En opinión de Judith Voney, titular de MROS, no hay riesgo alguno de que la información sobre lavado de dinero intercambiada con otros gobiernos sea utilizad para fines fiscales por terceros.
Voney expresó al diario Tages-Anzeiger (Zúrich) que los bancos suizos no tienen que notificar a MROS sospechas de evasión fiscal. Por lo tanto, MROS no tendría en su poder ninguna información fiscal sensible potencialmente transmisible a los fiscos de otras naciones.
No obstante, el gobierno suizo dijo en marzo de 2011 que los grandes delitos fiscales serían castigados en el futuro como “delitos subyacentes” (delito subyacente: delito cometido para obtener el dinero que los criminales quieren lavar).
Las oficinas especializadas en recibir notificación sobre lavado de dinero son conocidas como Unidades de Inteligencia Financiera (UIF).
En 1995, un grupo de FIU decidió comenzar a trabajar de forma colegiada, pero informal.
La naciente estructura tomó el nombre de Grupo Egmont, porque su primera reunión tuvo lugar en el palacio Egmont Arenberg de Bruselas.
En la actualidad, el Grupo Egmont tiene 127 países miembros, y Suiza se adhirió en 1998 a través de su Oficina de Comunicación en Materia de Lavado de Dinero (MROS).
El objetivo de este grupo es garantizar un intercambio de información eficaz entre FIUS y para ello han establecido una serie de reglas básicas.
El principal foro internacional para combatir el lavado de dinero lleva por nombre Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) y Suiza es uno de sus miembros.
El GAFI está encargado de elaborar regulaciones internacionales para reducir los riesgos del blanqueo de capitales. Sus principios son revisados de forma periódica, la próxima actualización tendrá lugar en febrero del 2012.
Dos de sus recomendaciones están vinculadas a las funciones y competencias de la UIF suiza. Esto ha dado lugar a que Suiza revise leyes internas para adaptarse a los requerimientos internacionales en materia de lavado de dinero.
(Adaptación: Andrea Ornelas)
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