En pleno siglo XXI aún existe la trata de blancas
El comercio del sexo dentro de Suiza afecta hasta a 3 mil mujeres al año, de acuerdo a estimaciones oficiales.
Una cifra inmensa, en comparación con las 15 sentencias que se han dictado contra este delito en los últimos 40 años.
Un tema que con frecuencia se aborda en los medios de comunicación y en los llamados de las organizaciones preocupadas por el fenómeno, pero que poco eco produce en los juzgados helvéticos, en donde se observan contados procesos penales en contra de los delincuentes que comercian con mujeres.
El abogado suizo Marcel Bossonnet, con experiencia en este tipo de casos, recuerda que en toda Suiza, desde 1960, sólo se han producido 15 sentencias contra traficantes de seres humanos.
«¿Es correcta la estadística de la Policía Federal que habla de entre 1.500 y 3.000 casos de víctimas de este fenómeno en Suiza o el comercio de seres humanos no se persigue con efectividad?», se pregunta el jurista.
Desapercibida la extrema gravedad
Los defensores que intentan ayudar a las víctimas del tráfico de personas se topan en su labor cotidiana con frecuentes negativas «o solicitudes ignoradas» por las autoridades cantonales para otorgar una autorización de permanencia en el país a una mujer que ha decidido levantar denuncia contra su explotador.
Una petición que en teoría es viable: la legislación federal de extranjería sostiene que las Policías de Extranjeros cantonales pueden otorgar autorizaciones de residencia en caso de extrema gravedad; y en este contexto se inscriben los procesos emprendidos por mujeres víctimas de explotación sexual o trabajo forzado.
Delitos impunes
Para que verdaderamente los autores de la trata de blancas sean perseguidos, «se necesita que los instrumentos existentes del derecho penal y el Código Penal sean efectivamente aplicados. Son las autoridades judiciales las que tienen una gran reserva en utilizarlas», opina el abogado defensor.
Esto se debe, a juicio de Bossonet, a que las autoridades judiciales suizas desconocen la realidad del tráfico ilegal de seres humanos.
No hay especialistas en los juzgados
«Es estrictamente necesario que autoridades especiales se dediquen a estos casos en concreto, tal y como ocurre ya en los ejemplos del lavado de dinero y del mercado de los estupefacientes», afirma.
Pero en Suiza, como en otros países europeos, este tema no es prioritario en las tareas de la justicia. Por lo que Bossonet concluye: «Las inmensas cifras negras del comercio de seres humanos que hay en Suiza y la mínima cuota de sentencias muestran que, en el caso del comercio de seres humanos, la justicia no funciona».
Turistas sexuales
La situación en Suiza no es excepcional, es tan sólo un ejemplo europeo. Los golpes contra la mafia de la prostitución son pocos, mientras que la prensa informa de la existencia de viajes de «turistas» del este europeo al interior del país en los que, por algunos días, con una estancia en un hotel de lujo, mujeres del ex bloque socialista sirven a los deseos de la clientela suiza.
Tras cumplir este contrato, vuelven a sus sitios de origen, en tanto que ya otro «tour» está en camino a algún otro punto de la Europa Occidental. Los organizadores permanecen en la impunidad, mientras decenas de jóvenes caen en esas redes de explotación.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) busca en Europa incentivar la cooperación interregional para evitar que más mujeres engañadas caigan en estas redes que proliferan, sobre todo, desde el antiguo bloque soviético.
Vivencias
«La trata de blancas en este siglo XXI es una innegable realidad», indica una de las líneas del recién presentado folleto ‘Engañada y vendida’ del Centro de Información para Mujeres de África, Asia, América Latina y Europa del Este (FIZ), que lleva casi dos décadas en la lucha por la defensa de las víctimas del comercio humano.
Y es que el FIZ conoce el tema, y a fondo, con sus múltiples conversaciones con las víctimas que llegan a este país de primer mundo, en busca de opciones económicas para sobrevivir, en una sociedad en la que la inmigración tiene cara de mujer con los cuantiosos matrimonios binacionales y la demanda de mano de obra doméstica y sexual barata.
Delincuente o víctima
El FIZ no cesa en repetir una y otra vez las medidas necesarias para poder seguir un proceso penal contra los autores de este flagelo:
En primer lugar reclama la «descriminalización» de la víctima, con el objeto de perseguir a los verdaderos malhechores.
Para lograr el castigo de los delincuentes se debe acudir a los tribunales y para ello se necesita que la mujer, comúnmente en situación de estancia ilegal en el país, pueda permanecer con la autorización provisional de residencia. En el cotidiano helvético, el FIZ también coincide con la opinión de los defensores: las autoridades «cierran» los casos con el reenvío de las mujeres comerciadas a sus países de origen.
Sensibilización también de las autoridades
He ahí la importancia de la sensibilización no sólo de la sociedad, sino también de las autoridades mismas para que abran caminos claros en la defensa de los afectados por el comercio de seres humanos.
«La idea no es llegar sólo al público intelectual, sino llegar a un público mucho más amplio para sensibilizar que se trata de un tema muy importante y que tiene que ver con la situación económica, política y social de los países de origen, como también de la situación aquí en Suiza», explica Eva Danzl, asesora del Centro de Información para Mujeres de África, Asia, América Latina y Europa del Este (FIZ), en Zúrich.
La discriminación como telón de fondo
El tráfico de mujeres es un acto violento. El trabajo sexual en sí mismo tiene que ser una decisión libre de la persona y bajo condiciones dignas, afirma Danzl, quien va aún más lejos.
Deja claro que en esta sociedad no se respeta el trabajo sexual, pues éste no tiene los derechos laborales que otras actividades en el sector de los servicios.
Eva Danzl también recuerda que no sólo el tráfico de seres humanos concierne al sector sexual en Suiza:
«La prostitución es un lado del tráfico, pero también hay tráfico de mujeres en el trabajo doméstico. Por ejemplo, en la comunidad latina en Suiza, hay muy poca sensibilización. A veces la propia familia busca una prima que trabaje para ellos de lunes a domingo, y no le pagan nada».
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swissinfo, Patricia Islas Züttel
Los instrumentos de los que Suiza dispone para combatir el tráfico de seres humanos:
En virtud del Art. 195 de Código Penal se suscribe que «aquel que incentive a una persona a la prostitución, que la mantenga en ese estado o vigile sus actividades será castigado con reclusión por 10 años o más».
El Art. 196 del Código Penal sobre la trata de seres humanos establece «castigo de prisión por 6 meses o menos a quien, por satisfacer las pasiones de otro, se dedica a la trata de seres humanos».
En aplicación de la ley federal de ayuda a víctimas de infracciones, las mujeres víctimas de la trata de seres humanos (tipificadas en el Art. 196 del C.P.) pueden dirigirse a los centros de consultación cantonales para obtener ayuda médica, psicológica, social, material y jurídica.
Las otras formas represivas de comercio o explotación de seres humanos, por ejemplo, el comercio de mano de obra extranjera, serán sancionadas en conformidad con los artículos 180 y 183 del Código Penal.
Con base en el Art. 13 letra f o el Art. 36 de la orden que limita el número de extranjeros, las policías cantonales de extranjeros pueden otorgar autorizaciones de residencia en caso de extrema gravedad.
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