«En Sudáfrica, el crimen es rentable»
La criminalidad es una de las principales preocupaciones de Sudáfrica en el momento en que acoge el Mundial de Fútbol. Johan Burger, investigador del Instituto de Estudios en Seguridad de Pretoria, analiza la violencia endémica que golpea al país.
La provincia de Gauteng, pulmón económico de Sudáfrica, sufre un grave problema: la criminalidad. En Johannesburgo se cometen unos 17 asesinatos diarios. Los robos y la violencia que les acompaña hacen las delicias de los pasquines de información regionales.
Pero la paranoia de seguridad que acompaña esta real plaga es igualmente espectacular. Son cada vez más raros los muros de protección de las casas de clase media que no estén coronados por cables eléctricos de alta tensión. Antes de entrar en un domicilio particular, a veces es necesario abrir hasta 4 o 5 puertas blindadas con ayuda de llaves diferentes.
En Pretoria, sede del gobierno, las mansiones de las más importantes personalidades están rodeadas de varios muros electrificados, a veces de más de 10 metros de altura, separadas por senderos de protección iluminados por la noche.
El ex policía Johan Burger trabaja hoy para el ‘Institute for Security Studies’ (ISS), un organismo independiente apoyado financieramente por Suiza y que goza de una gran credibilidad en Sudáfrica. Entrevista.
swissinfo.ch: ¿Por qué la sociedad sudafricana es tan violenta?
Johan Burger: Encuentro dos explicaciones principales. La primera está en relación con la violenta historia de nuestro país. Durante décadas estuvimos envueltos en conflictos violentos, incluso más allá de nuestras fronteras.
Muchos militantes de movimientos de liberación negros recibieron un entrenamiento militar. Es sólo a partir de 1994 que Sudáfrica vive oficialmente en paz. Pero sigue habiendo una gran cantidad de armas en circulación. De hecho, hemos podido comprobar que numerosos criminales, de los más aguerridos, habían seguido entrenamientos militares intensivos.
El otro factor preponderante es el abismo cada vez mayor que separa a ricos y pobres. Las expectativas de una gran parte de la población no son satisfechas. Desde hace 20 años prometemos agua potable, electricidad y acceso a una vida digna a los habitantes de los ‘townships’ (poblados de chabolas), pero las cosas no mejoran. Y la frustración engendra naturalmente violencia.
swissinfo.ch: ¿El crimen es entonces una forma como otra de salir de la miseria?
J.B.: Exacto. Al menos en lo concerniente a los robos. En un estudio que realizamos con jóvenes ladrones nos dimos cuenta de que, en su gran mayoría, no eran conscientes de cometer actos reprensibles. Cuando usted vive en Alexandra, un ‘township’ pobre del norte de Johannesburgo, y ve pasar cada día los lujosos 4×4 que van a Sandton, el barrio más elegante de la ciudad, uno se dice que también tiene derecho a una porción de la tarta. Y la forma más fácil de obtenerla es a través de la violencia.
swissinfo.ch: ¿Qué puede hacer Sudáfrica para solucionar este problema?
J.B.: No será nada fácil. Hay que mejorar las condiciones sociales y económicas de una gran parte de la población, pero también responder con más contundencia la creciente criminalidad. En estos momentos, la sensación de impunidad es realmente enorme.
Ciertos criminales confiesan haber cometido más de cien robos antes de ser arrestados. La resolución de crímenes en Sudáfrica se encuentra en un nivel ridículamente bajo. Hay que tener el coraje de admitirlo: el crimen es rentable en Sudáfrica. Con dos robos de coches mensuales, usted ya puede disfrutar de unos ingresos muy buenos.
swissinfo.ch: ¿Insinúa usted que la policía no hace su trabajo?
J.B.: Los efectivos de la policía han aumentado en 60.000 unidades en los últimos diez años, muy particularmente en previsión del Mundial de Fútbol. Pero muy pocos de ellos son capaces de llevar a cabo una investigación.
Además, la policía sudafricana ha perdido muchos elementos experimentados en apenas unos años. Ahora, para acceder a puestos de alta responsabilidad es suficiente con tener el buen color de piel. Poco importan las aptitudes y competencias. La mayoría de policías blancos, como es mi caso, han abandonado la institución. Como dice el viejo adagio: “No reparamos una falta cometiendo otra”. Hubiera sido necesario encontrar un equilibrio entre la discriminación positiva, que es necesaria, y la preservación de las competencias.
La otra gran preocupación está relacionada con las compañías de seguridad privadas, que cuentan con más de dos tercios (420.000) de los efectivos totales del país. Está demostrado que en muchas ocasiones, los propios agentes cometen los robos. En lugar de solucionar el problema, no hacen más que incrementarlo.
swissinfo.ch: Más de 18.000 personas son asesinadas cada año en Sudáfrica. ¿Quiénes son las principales víctimas?
J.B.: Ante todo, jóvenes negros de entre 18 y 26 años. Más del 80% de los asesinatos se cometen en el círculo familiar, o entre parientes y personas cercanas. Un estudio llevado a cabo en un ‘township’ de la provincia de Northern Cape demostró que los crímenes tenían lugar sobre todo los fines de semana. La gente que cobra su paga semanal vuelve a casa, se emborracha, se pelea y luego ocurren las desgracias. Dado que hay numerosas armas aún en circulación, el resultado suele ser fatal. En general, los negros son proporcionalmente más víctimas de la criminalidad que los blancos.
swissinfo.ch: Muchos amantes del fútbol temen viajar a Sudáfrica para el Mundial. ¿Tienen razón al temer por su seguridad?
J.B.: Estoy convencido de que Sudáfrica será un lugar seguro durante el Mundial. Las autoridades han movilizado todos los recursos necesarios para hacer frente a cualquier amenaza. Si yo fuera miembro del Gobierno, me preocuparía más por saber si las rutas y el sistema de transportes públicos estarán listos a tiempo.
De todas maneras, los aficionados deberán estar vigilantes, en particular en las calles alrededor de los estadios. Los atracos callejeros representan más del 60% del total de robos con violencia. Por ejemplo, hemos recomendado a los aficionados holandeses que se quiten su camiseta naranja una vez terminados los partidos y fuera del estadio. Es insensato mostrar ostensiblemente que uno es un turista que, potencialmente, tiene los bolsillos llenos de dinero para gastar.
Samuel Jaberg, Pretoria, swissinfo.ch
(Traducción: Rodrigo Carrizo Couto)
Asesinatos: Entre abril de 2008 y marzo de 2009, 18.487 personas fueron víctimas de una muerte violenta en Sudáfrica. Desde 95-96, año récord con 68 asesinatos por cada 100.000 habitantes, Sudáfrica está en una constante tendencia a la baja. Pero con 37.3 asesinatos por cada 100.000 habitantes, Sudáfrica precede de forma absoluta a otros países bien conocidos por sus niveles de violencia, como Brasil (25,7) México (10) o los Estados Unidos (5,8). Honduras encabeza este triste palmarés, con 58 asesinatos por cada 100.000 habitantes.
Violaciones: En el mismo periodo, 27.750 violaciones fueron denunciadas a las autoridades. Una cifra muy por debajo de la realidad. Ciertos estudios denuncian 1.500 casos diarios, de los cuales la mayoría se produce en el seno de la familia.
Robos: Los robos en las empresas (108%) y en los domicilios privados (44%), a menudo violentos, han conocido un alza espectacular. Los robos de coches también han aumentado (9%).
Mundial: Se han invertido unos 170 millones de francos suizos, en particular, para la compra de helicópteros y nuevos vehículos. Sudáfrica prevé movilizar 45.000 agentes de policía suplementarios durante el Mundial con el fin de asegurar la protección de los 450.000 visitantes esperados. Se abrirán tribunales de excepción en las ciudades donde se disputan los partidos.
El 43% de la población sudafricana vive con menos de 2 dólares diarios.
La tasa de desempleo es oficialmente del 24,5 %. En realidad supera el 40%.
En 2009 se perdieron 260.000 empleos, sobre todo entre jóvenes negros que trabajan en la economía informal.
Hay 13 millones de sudafricanos que reciben asistencia social.
Desde 1995, el ingreso medio mensual de la población negra ha aumentado un 37,3%. El de los blancos, un 83,5%.
Según el Banco Mundial, el 13% de la población sudafricana vive en condiciones propias del Primer Mundo, el 50% en un país en desarrollo.
El 37% no tiene acceso ni a agua corriente ni a la electricidad, y el 25 % de la población no llega a terminar los estudios primarios.
La esperanza de vida ha retrocedido en diez años, para situarse en 50. El 18,1 % de la población de entre 15 y 49 años es seropositiva.
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