En Zúrich, Italia jugará en ‘casa’
En el cantón de Zúrich, los italianos representan la comunidad extranjera más importante. La expectación es grande ante los dos partidos de la Eurocopa que Cannavaro y sus compañeros disputarán en la ciudad del Limmat.
A dos meses y medio del inicio, los locales de encuentro de los ‘tifosi’ residentes en la capital se preparan para el gran evento.
El decorado es bastante sobrio. Nada de botellas de vino o jamones colgados en el techo. Sólo un par de banderas tricolores indican que los gestores del restaurante son italianos. En la entrada hay una pequeña placa que dice: ‘Forza Azzurri’. ‘Azzurri’ es también el nombre del establecimiento situado en la calle Badenerstrasse, algo apartado del estadio de Letzigrund donde Italia se enfrentará a Rumania y Francia.
El fútbol es una de las dos grandes pasiones –además de la buena cocina– que une a los dos propietarios del local, Stefano Schiavano y Gianni Merola.
«Cuando hay partidos importantes acogemos a casi 250 personas», dice Gianni Merola, un treintañero oriundo de Salento que vive en Suiza desde hace trece años. En las paredes de la sala del restaurante existen dos grandes pantallasde televisión.
Son sobre todo los seguidores ‘blanquinegros’ que vienen a ver los partidos, y es que el restaurante es una sede del Club Juventus de Turín. «Son casi todos italianos», precisa Gianni, «pero no todos son de la Juve».
Imágenes que quedaron grabadas en la memoria
Esta tarde, la ‘Vieja Señora’ se enfrenta en casa al equipo de Nápoles. El reloj marca las 19.30 horas. El restaurante empieza a llenarse. En la pantalla desfilan las imágenes de la selección italiana de los Mundiales de 2006 de Alemania. A pesar de lo archiconocidas que son esas imágenes, la mirada del público es atenta. Un cliente –que lleva con orgullo la camiseta de los ‘azzurri’– desborda alegría al ver el primer gol anotado por Pirlo contra el equipo de Ghana.
Durante las secuencias entre los partidos se muestran las fotos sacadas en Zúrich durante los Mundiales. Después del encuentro final contra Francia, una inmensa muchedumbre invadió las calles de la ciudad a orillas del Limmat.
«Son imágenes que podré ver mil veces sin cansarme», señala Donato, de 21 años y aficionado del Nápoles. «Fue una cosa indescriptible, el ambiente era fantástico», complementa Gianni.
Es seguramente una opinión compartida por muchos de los clientes presentes que ahora ya fijan sus miradas en los monitores. En efecto, el árbitro acaba de dar el pitido inicial.
Una cita muy prometedora
Los ánimos empiezan a exaltarse. Nedved tiene una oportunidad de marcar, pero el balón pasa por encima del travesaño. «¡Lo ha hecho muy bien!», apunta un cliente.
La primera parte termina sin goles. El encuentro se reanuda en la segunda mitad prácticamente con un monólogo de la Juventus. Del Piero falla un tiro por pocos centímetros. Un ‘noooo’ coral sacude el local. Donato, con un gesto fingido, hace como si se frotara con el dorso de la mano el sudor de la frente.
A dos minutos del final, Iaquinta marca gracias a un espléndido pase de Del Piero. Los seguidores ‘blanquinegros’ dan un suspiro de alivio. En las miradas de Donato y de su compañero Luca, de 20 años, se nota, sin embargo, cierto desaliento.
Esta vez no ha salido bien la cosa, pero la fiesta ha merecido la pena igual. Y la fiesta también promete ser buena en el próximo mes de junio.
«Durante la Eurocopa haremos seguramente algo especial, intentaremos, por ejemplo, invitar a algún jugador después de los partidos», explica Gianni, que muestra una foto de Fabio Grosso sacada al lado del restaurante después del partido amistoso entre Italia y Portugal que se disputó en el Letzigrund a principios de febrero. «Poder acoger a Italia en Zúrich es una cosa maravillosa que jamás se volverá a repetir.»
«Orgullosos de ser italianos»
Para Donato y Luca la Eurocopa le brindará la oportunidad de reafirmar sus propios orígenes: «Queremos manifestar que somos italianos y que estamos orgullos de serlo», exclaman ambos a la vez.
Ahora ya queda muy lejos la época en la que se solía llamar a los italianos «tschingge» (nombre despectivo usado para referirse a los emigrantes italianos en Suiza) y que el diputado zuriquense, James Schwarzenbach, quería expulsar a decenas de miles de extranjeros. No obstante, sigue habiendo aún hoy gente que se burla de los compatriotas de Donato y Luca, que, sin embargo, subrayan que el fútbol y el campeonato europeo son una ocasión para devolver todas las tomaduras de pelo.
Como ocurrió durante los pasados Mundiales de Alemania, los dos jóvenes italianos seguirán los partidos en las pantallas gigantes instaladas en Bellevue, una de las plazas municipales más grandes de Zúrich. «Desgraciadamente no hemos conseguido entradas; además, hubieran sido demasiado caras», señalan.
De todos modos, la localidad va a ser en junio uno de los destinos predilectos de muchos italianos. «Mis tíos ya tienen previsto venir a vernos durante el torneo», alega Donato.
¿Y si Italia tiene que jugar contra Suiza? «Seremos sin ninguna duda forofos de los ‘azzurri'», reconocen ambos jóvenes. «Pese a tener pasaporte suizo, mi corazón late por Italia», precisa Donato.
swissinfo, Daniele Mariani, Zúrich
(Traducción del italiano: Antonio Suárez Varela)
A finales del 2006, vivían en el cantón de Zúrich 51.934 ciudadanos italianos. Es la comunidad extranjera más importante. En ningún otro cantón viven tantos italianos.
En 1990, eran 73.000 los italianos residentes en el citado cantón.
Hay dos factores para esta bajada del número de habitantes de este origen: el retorno a la patria y la adopción de la nacionalidad suiza.
La selección italiana disputará en Zúrich dos partidos de la Eurocopa: el viernes 13 de junio contra Rumania y el martes 17 de junio contra Francia. El tercer encuentro que se jugará en la ciudad es Rumania contra Francia, programada para el 9 de junio.
La selección italiana iniciará el torneo el 9 de junio contra Holanda en Berna.
El estadio de Letzigrund en Zúrich dispone de un aforo de 30.000 espectadores. Es inútil mencionar que todos los billetes ya han sido vendidos.
Los encuentros serán además transmitidos en diversas áreas públicas de la ciudad. En Bellevue, una de las plazas más grandes de la ciudad, se organizará proyecciones públicas oficiales. Allí los apasionados del fútbol podrán seguir los partidos en directo en pantallas gigantes, gratis y de pie o sentados en la tribuna (precio: de 15 a 20 francos).
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