Entre la violencia y la construcción de la paz

La paz, una espera prolongada. Keystone

Pese a que Colombia sigue sumergida en una crisis que parece no tener fin, en muchas comunidades, apoyadas por la cooperación suiza, hay voces de esperanza.

«La apuesta al futuro es la construcción de la paz. Es esencial educar a los niños y jóvenes en una nueva cultura y arrancarlos de la tentación de la guerra», sostiene el padre Jaime Vásquez.

«La clave de nuestro trabajo es el fortalecimiento de la sociedad civil», explica a swissinfo el padre Vásquez, quien visitó esta semana Suiza invitado por varias ONG helvéticas, entre ellas Caritas.

Con ese fin «hemos diseñado un plan estratégico que incluye cuatro áreas: formación comunitaria; convivencia pacífica y solidaria; desarrollo social y atención a los pueblos indígenas».

Desde hace doce años el religioso trabaja en la Pastoral Social de la región del suroriente, que cuenta con ocho sedes eclesiásticas en seis departamentos del país.

El trabajo social impulsado por la iglesia católica en los departamentos de Meta, Vichada, Guainía, Amazonas, Vaupés y Guaviare intenta «ganar espacio para la paz», en una región profundamente golpeada por la guerra y escenario de constantes desplazamientos.

En esta zona, donde el cultivo de la hoja de coca constituye una actividad esencial para algunos campesinos, están presentes diferentes actores del conflicto: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), grupos paramilitares, fuerzas de la policía y el ejército.

«Con nuestra presencia y constancia hemos ganado credibilidad y respeto ante todos los actores. Podemos hablar con ellos», puntualiza el padre Vásquez y subraya que la labor pastoral se identifica con las víctimas y las comunidades que se mantienen al margen del conflicto.

Ante la compleja realidad político-militar que vive Colombia, a corto plazo no es viable una solución política negociada, sostiene, con cierto pesar, el religioso católico, quien apuesta por la necesidad de «educar para la paz».
«Por ello, uno de nuestros proyectos son las escuelas para la paz, así como la construcción de la memoria», indica.

Cooperación suiza

El intenso trabajo de la Pastoral Social, según el padre Vásquez, es el «resultado, en gran medida, de la entrega de los promotores locales y también de la activa solidaridad de la cooperación internacional, entre ella la suiza».

No sólo el apoyo financiero es esencial, sino también «la presencia física, la visita regular de muchos amigos de diferentes países», que permiten que se hable en el exterior de una «región olvidada de Colombia», subraya. Un acompañamiento que el religioso califica de «vital para mantener la convicción en lo que hacemos».

Caritas es una de las organizaciones activas en el suroriente colombiano, marcado por los continuos desplazamientos de la población civil debido al conflicto.

«Es importante ofrecer medios para la que las comunidades desenraizadas puedan asentarse e impulsar actividades de autosustento», explica Regula Erazo, responsable del ‘Programa Colombia’ de Caritas Suiza.

Junto con su homóloga de Luxemburgo, la ONG helvética sostiene un proyecto en la región de la Diócesis de San José del Guaviare, así como en los Vicariatos de Puerto Gaitán y de Mitú por un total de más de 700.000 francos suizos, suma prevista para tres años (hasta 2009).

«La marcha del proyecto es positiva, en gran medida dada la gestión efectiva de las Pastoral Social – y del Padre Vásquez- y del grupo de jóvenes profesionales que lo llevan adelante con enorme entrega, cariño y sensibilidad humana», enfatiza Erazo.

Múltiples actores solidarios

Son varias las organizaciones, asociaciones y redes de la sociedad civil helvética presentes en Colombia, explica a swissinfo Bruno Rütsche, uno de los fundadores y coordinadores del Grupo de Trabajo Suiza-Colombia.

Existe una Coordinación de una quincena de ONG que trabajan con voluntarios, precisa. Según fuentes no-oficiales, dicha Coordinación destina anualmente entre 3 y 5 millones de francos suizos a proyectos en ese país sudamericano.

Por otra parte, una plataforma más reducida está a la base del Programa Suizo para la Promoción de la Paz en Colombia (SUIPPCOL), que cuenta con el apoyo oficial del Ministerio helvético de Relaciones Exteriores.

Esta iniciativa cuenta con el respaldo de las ONG suizas Acción Cuaresma, Caritas, Ayuda Protestante Suiza (HEKS-EPER), Helvetas, Swissaid, Amnistía Internacional y el Instituto de Etnología de la Universidad de Berna, y constituye un amplio abanico de cooperación y solidaridad ciudadana.

Estas organizaciones mantienen viva la ilusión de «aportar (su granito de arena) a la paz con justicia social», concluye Bruno Rütsche, «a pesar del cansancio que nos crea, también a nosotros en el exterior, la compleja situación de Colombia; ese país tan querido donde por momentos es difícil distinguir las verdaderas señales de esperanza, aunque existen…».

swissinfo, Sergio Ferrari

Contexto

Colombia vive desde varias décadas un intenso conflicto armado que se ha cobrado miles de víctimas y cuyos actores son: grupos guerrilleros, paramilitares y narcotráfico.

Fuerzas policiales y del ejército son también sindicadas como responsables de actos de violencia, según informes de organizaciones internacionales de derechos humanos.

A pesar de los numerosos intentos de diálogo entre los diversos actores, no se ha encontrado todavía una salida negociada al conflicto.

Datos clave

El trabajo de la Pastoral Social en el suroriente colombiano abarca una vasta región (485.000 kilómetros cuadrados) que representa el 42 % de la superficie total del país.

En esa zona viven 132.000 indígenas y, según cifras no oficiales, hay más de 60.000 desplazados.

Sólamente en el Guaviare se registraron 500 desapariciones entre 2002 y 2005.