¡Es hora de jugar!
El juego ha sido desde siempre una actividad inherente a los humanos independientemente de la edad, sexo o la cultura a la que pertenezca.
La singularidad del mundo lúdico es presentada al público en Zúrich bajo el título de «Play».
Desde el osito de peluche de los niños hasta el péndulo de Newton, pasando por los videojuegos, todos han experimentado alguna vez la gran necesidad de ponerse a jugar con estos objetos que de algún modo hacen la vida diferente.
Esto es lo que plantea el Museo del Diseño de Zúrich en la exhibición llamada simplemente «Play» (Juego) que actualmente se presenta al público suizo.
Desde cualquier punto de vista el juego es tan importante como el trabajo, el estar alegre o incluso serio. Niños, jóvenes y viejos descubren en esta actividad social otra forma de ser y de responder a sus necesidades de expansión.
Si se trata de los niños, éstos desarrollan y comprueban con los juegos su capacidad de invención cuando están, por ejemplo, frente a un rompecabezas o cuando se empeñan en construir una grúa con las piezas de un «Lego»; nombre proveniente del danés «Leg godt» que significa «Jugar bien», y que fue un juguete lanzado al mercado con gran éxito.
Hoy día no hay joven que no haya jugado con los programas que aparecen en el ordenador, mientras que los adultos se reúnen alrededor de una mesa para jugar una buena partida de cartas.
Hay juegos para todos
La exposición del Museo del Diseño propone un recorrido a través de diferentes juegos vistos desde un ángulo individual, social y formal.
Al llegar a la muestra el público se enfrenta con una piscina llena no de agua sino de pequeñas pelotas de plástico pintadas de azul. En ella chicos y grandes pueden entrar y sumergirse para tomar un buen baño de pelotas.
La idea de esta singular piscina fue propuesta hace tiempo por la Casa IKEA para entretener a los niños mientras los padres hacen sus compras en este almacén.
Asimismo, se presenta el juego multifuncional para niños llamado «Bilibo». La idea se debe al diseñador industrial Alex Hochstrasser quien creó una originalísima silla de plástico a la que el niño puede darle todos los usos que se le ocurran, ya que puede sentarse, girar, nadar, mecerse, ponérsela de sombrero o dormir con ella…
Es interesante ver cómo este diseñador se inspiró para crear este vistoso juguete infantil observando la forma de un simple cubo de agua, del caparazón de una tortuga, del cuerpo semiovalado de una mariquita o bien de las piedras de los ríos.
Los videojuegos de todo tipo así como las tragaperras no podían faltar en esta exposición, con los cuales los jóvenes pueden jugar solos o en compañía de amigos.
El ajedrez es uno de los célebres juegos para desarrollar la creatividad, la capacidad de estrategia, la ofensiva y la defensiva. En la exhibición se muestra incluso, a través de un monitor, el funcionamiento del cerebro en el momento en que un jugador profesional de ajedrez y un principiante preparan sus jugadas.
El juego de la ruleta, el «Monopol», el famoso juego de transacciones inmobiliarias, o sencillamente las cartas para pasar las tardes con los compañeros, son otras diversiones más que aligeran la vida.
Una mirada al pasado
Los juguetes de la más lejana infancia no se han olvidado tampoco en esta muestra. Junto a sofisticados juegos computarizados aparecen las muñecas de ojos soñadores, como la muñeca Sascha de los años 50, los carritos de plástico, los trenes de madera y el yo-yo de origen alemán de la década de los 60.
Las figuras de madera para ensamblar diseñadas por Antonio Vitali se presentan al lado de las pelotas y las canicas. Al parecer estas últimas se originaron en la China antigua y eran hechas de barro o de porcelana, después fueron fabricadas con cristal y llegaron a Venecia como un pasatiempo de moda.
También están las casas de muñecas para las niñas, o la inolvidable tienda en miniatura y la espigada «Barby», muñeca que no fue una invención americana, como se cree, sino una copia de la alemana «Bild-Lilli» de 1955.
Una previsión del futuro
Todos estos juguetes que se han mencionado anteriormente son ahora verdaderas piezas de museo si los comparamos con el asombroso avance que ha tenido la actual tecnología, la cual ha dado lugar a una manera de jugar en el ordenador más personal y aislada, quizá más egocéntrica.
A este personaje reciente se le ha llamado el «ego jugador», en el cual muchos investigadores ven una nueva forma de jugar para los próximos 25 años…
En Suiza se calcula que anualmente la población gasta alrededor de 40 millones de francos en la adquisición de juegos y videojuegos.
Sea como sean las predicciones para el futuro lo cierto es que jugar hace más llevadera la vida, brinda un sentimiento de libertad, despierta emociones positivas, nos hace olvidarnos de nosotros mismos y del estrés de la vida diaria.
En muchas ocasiones jugando se tiene la ilusión de compartir con los otros una experiencia en común bajo las mismas reglas, y se está más consciente de las potencialidades de cada uno. Por eso ¡hay que ponerse a jugar!
La exhibición «Juego» en el Museo del Diseño de Zúrich estará abierta hasta el 5 de junio de 2005.
swissinfo, Araceli Rico, Zúrich
La exhibición «Juego» en el Museo del Diseño de Zúrich estará abierta hasta el 5 de junio de 2005.
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