Frágil situación de la niñez en Honduras
Los esfuerzos gubernamentales han sido insuficientes para mejorar la situación de los derechos humanos en Honduras, en particular de los menores, lamenta la Casa Alianza, institución consagrada a la niñez desfavorecida con el apoyo de ONG suizas.
Invitado a la Confederación por Kindernothilfe, entidad helvética especializada en el tema, el director de Casa Alianza, José Manuel Capellín, describe a swissinfo.ch la “dramática” situación de la juventud en ese país americano donde inseguridad, pobreza y corrupción sentaron sus reales.
Y las perspectivas, agrega el también fundador de la institución, distan de ser halagüeñas.
Originario de España, de la que salió hace 30 años, José Manuel Capellín se instaló en el istmo centroamericano donde se ocupa de los menores en situación de desamparo con el apoyo también de HEKS-EPER, organización suiza de desarrollo de las iglesias protestantes.
Aunque las estadísticas abundan, algunas pesan más que otras en su reflexión: “Honduras contabiliza 85 homicidios por cada 100 mil habitantes, cifra mayor a la que puede registrarse en cualquier conflicto armado. Se producen tres asesinatos por día, una media de 90 al mes”, enfatiza Capellín al ilustrar la inseguridad creciente en la actual coyuntura hondureña.
Y si de historia reciente se habla, “entre 6.500 y 7.000 niños o adolescentes fueron asesinados en los últimos 12 años, expresión de una realidad brutal” que marca el irrespeto hacia los derechos esenciales de la persona humana.
No se pueden negar, sin embargo, aclara José Manuel Capellín, los esfuerzos que el actual Gobierno ha realizado para tratar de mejorar esta situación. Entre ellos, nuevas leyes, la creación de ministerios –como el de Derechos Humanos y Justicia y el de Etnias- y un discurso más abierto y receptivo a las críticas.
“Pero observamos un desfase significativo entre las retóricas e intenciones oficiales y la práctica cotidiana que no expresa mejoras sensibles”, puntualiza.
Condiciones infrahumanas
El director de Casa Alianza refiere que en un país de poco más de 7 millones de habitantes, alrededor de medio millón de niños y adolescentes trabajan y muchos de ellos en condiciones infrahumanas. Ese, califica, “es uno de los rostros palpables de la explotación”.
José Manuel Capellín alude también al nuevo fenómeno de la migración en el que un creciente número de menores se traslada a Guatemala y México con la idea de Estados Unidos. En el camino, muchos de ellos son objeto de toda suerte de vejaciones: abuso sexual, trata y explotación.
Y esa diáspora, acusa nuestro entrevistado, obedece a la falta de políticas estatales de protección social en áreas muy sensibles, como la de la infancia, y a una pauperización que se extiende a importantes sectores de la sociedad.
Esa crítica situación es “producto directo del modelo económico neoliberal implementado en Centroamérica en las últimas décadas y que ha llevado a que la mayoría de la población viva hoy peor que hace 20 años”, subraya Capellín. En Honduras, 80% de la población se encuentra en la pobreza y un 40% vive, con menos de un euro por día, bajo la línea de la indigencia, enfatiza.
Y si bien el actual Gobierno que surgió en el proceso posterior al Golpe de Estado del 28 de junio de 2009 ha prometido “seguridad y trabajo, dos años después de iniciar su gestión y a pesar de esas promesas, no asegura ni lo uno ni lo otro”, asevera.
La visión desde Suiza
Con la lectura de Capellín sobre la realidad hondureña coincide, en sus líneas generales, Karl Heuberger, responsable para Centroamérica de la ONG suiza HEKS-EPER, con sede en Zúrich.
Este último describe una situación muy crítica debido, entre otras cosas, a la inseguridad ciudadana y a la debilidad de las instancias estatales que deberían proteger a la ciudadanía.
La impunidad es predominante en el país. El 95% de las violaciones cometidas no son investigadas o sancionadas, agrega Heuberger. “Hay denuncias serias de que en el 25% de los asesinatos de niños y jóvenes el cuerpo policial está directamente involucrado”.
De allí, enfatiza el responsable en la central del HEKS para el programa en Honduras, “la importancia significativa que debe jugar la comunidad internacional para exigir el respeto de los derechos humanos”.
En los próximos meses será publicado un importante informe elaborado por la Comisión de Verdad. Una iniciativa de la sociedad civil para analizar lo que ha pasado antes, durante y después del Golpe de Estado.
Las ONG suizas y el Ministerio de Relaciones Exteriores helvéticos, explica Heuberger, mantienen un diálogo con el objetivo de realizar un esfuerzo concertado de seguimientos de las recomendaciones que surgirá de esa Comisión, así como de la Comisión de Verdad y Reconciliación del Gobierno hondureño.
“Es un momento de gran importancia en el que la sociedad civil internacional tiene una palabra esencial a decir y exigencias a hacer cumplir”, concluye.
En coincidencia, José Manuel Capellín sentencia: “la cooperación y la solidaridad internacional deben exigir el respeto de los derechos humanos insistiendo, particularmente, en el derecho de los niños y adolescentes, ante la ausencia de una política estatal que los proteja”.
Según la Encuesta de Hogares Múltiples del Instituto Nacional de Estadísticas de Honduras, en septiembre 2010 había en el país 2.638.00 menores.
En el mercado de trabajo: unos 412.000 chicos de entre 5 y los 17 años.
Casi el 4% de ese total, entre los 5 y 9 años. Un 40% entre 10 y 14 años. El porcentaje restante de más de 15 años.
Una cuarta parte de los niños trabajadores vivía en zonas urbanas. El 75% restante en regiones rurales.
Un 72% de niños cursaron solamente la escuela primaria. Según Casa Alianza el promedio general del ciclo primario significa 4 años y medio de escolaridad.
El año escolar en Honduras contabiliza, en realidad, un máximo de 150 días hábiles de asistencia a clases, según la misma fuente.
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