Guatemala percibe signos de ‘remilitarización’
Los sectores de los poderes económico, militar y político bloquean la aplicación de los acuerdos de paz suscritos en 1996.
Es peligroso hablar de derechos humanos y de reforma agraria, señaló en Berna el obispo de San Marcos, Alvaro Ramazinni.
Su compromiso con las aspiraciones de los campesinos sin tierra, el dolor de los emigrantes forzados y las reivindicaciones de los desfavorecidos han situado a monseñor Ramazinni en la lista de amenazados por reclamar justicia social y defender los derechos humanos.
Invitado por la sección suiza de Amnistía Internacional, el prelado católico fustiga el retraso y la falta de voluntad política en su país para poner en práctica el espíritu de los acuerdos de paz firmados el 29 de diciembre de 1996.
La comunidad internacional, incluida Suiza, comprometieron entonces algo más de 2.500 millones de dólares para respaldar la reconciliación y el despegue económico que debía seguir al cruento conflicto. Sumado a la presencia de varias ONG ya presentes en el terreno, se apostó por esa salida.
«36 años de guerra civil (200.000 muertos o desaparecidos y cientos de miles de desplazados) han sido, aparentemente, inútiles.» Esta deducción expuesta por el obispo de San Marcos en sus charlas con autoridades y la opinión pública de Suiza refleja la deteriorada situación que aqueja a gran parte de los 11 millones de habitantes.
Más ruido que nueces
Terminó el conflicto armado, pero recrudeció la violencia amparada por la impunidad y la corrupción. La Agenda de paz queda en gaveta y la «injusticia estructural» profundiza el abismo entre pobres y ricos. 80 de cada 100 guatemaltecos viven hoy en estado de pobreza.
La sutil entrega de parcelas de poder financiero y político a jefes y entidades castrenses parece presagiar una «remilitarización», que acabaría desestabilizando la frágil situación del país.
Desaparecida de los grandes titulares, la suerte de Guatemala corre el riesgo de engrosar las filas del olvido, como ya ha ocurrido con tantos otros conflictos resueltos en el papel, advierten los analistas.
El Grupo Consultivo de países, del que forma parte Suiza, deberá agudizar su observación para evitar que el incumplimiento de los acuerdos de paz entierre los sueños de los guatemaltecos, reclaman los concernidos.
La tierra, un sueño inalcanzable
65% de la población guatemalteca, ladino-mestizos, garífonos, xincas y los 22 grupos lingüísticos mayas, vive en la zona rural sin acceso a la tenencia de tierra, medio vital de su subsistencia y raigambre.
72% del suelo cultivable sigue en manos de un 2% de acaudalados que mantienen el sistema feudal heredado de la época de la Colonia.
Un presidente de ascendencia suiza, Jacobo Arbenz Guzmán, desafió hace 40 años al poder del latifundio con una reforma agraria que otorgaba la tierra al campesino. Aquel coronel, hijo de un farmacéutico suizo emigrante, desató la ira de una multinacional estadounidense que instrumentó su derrocamiento en 1954.
Invocando la ley dictada por Arbenz, los campesinos guatemaltecos de hoy reclaman, casi siempre sin éxito, el derecho a la tierra. La tozudez en las instancias respectivas les empuja a ocupar las fincas por la fuerza. Van 54 hasta ahora.
Tal osadía les cuesta persecuciones judiciales, represión e incluso atentados contra sus vidas. Suerte similar corre quien se atreve a luchar por la vigencia de los derechos humanos. Las denuncias de amenaza e intimidación suman y siguen: ya son 300 las presentadas oficialmente.
Saliendo al paso de las amenazas contra el prelado de San Marcos y de otros clérigos, la sección suiza de Amnistía Internacional realiza una campaña de cartas dirigidas al Gobierno de Guatemala exigiendo el respeto de su integridad personal.
La Trinidad pagana
«No soy experto en economía, pero veo que la gente se hace más y más pobre cada día», sentenció monseñor Ramazinni frente a una atenta audiencia reunida en la iglesia Heiliggeistskirche, de Berna.
A juicio del prelado, la globalización sólo ha elevado el índice de pobreza en los seis años transcurridos desde la firma de los acuerdos de paz. El proceso de empobrecimiento subió de 60 a 80%, y el de extrema pobreza de 40 a 60%.
Un quintal de maíz, esencial en la dieta básica de los guatemaltecos, cuesta 10 dólares, equivalentes a medio mes de sueldo, y los medicamentos son un lujo, porque las farmacias los venden con una ganancia de 700%. Inconcebible, pero cierto, recalcó Ramazinni aludiendo también a las multinacionales farmacéuticas extranjeras.
«La Trinidad pagana del mundo moderno, cuyo dios es el dinero, la integran el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio», ilustra el obispo de San Marcos. Los comentarios, huelgan.
Juan Espinoza
Guatemala: 108.889 km2 y 11’700.000 habitantes
Exporta sobre todo café, banano y azúcar
80 de cada 100 guatemaltecos son pobres
Suiza es parte del Grupo Consultivo del proceso de paz (29.12.1996)
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