Hemos desaprendido a dormir
Cuando no lo conciliamos, nos desesperamos. Cuando nos entregamos a él, nos recuperamos del cansancio, pero si nos falta, enfermamos y nos deprimimos. El sueño, una necesidad biológica que la sociedad moderna descuida cada vez más, lo que provoca riesgos para la salud y la economía.
En los medios circulan términos como el de ‘sociedad agotada’, ‘fatiga permanente tras un vuelo’ o ‘pandemia del insomnio’. Y en los hechos: el ser humano modifica su periodo de sueño, se ha vuelto más corto y se ha descuidado en los últimos tiempos. En Suiza, el periodo de sueño nocturno se ha reducido 40 minutos en 30 años. Hoy, los suizos duermen 7 horas y 30 minutos en días laborables. Un cuarto de la población helvética asegura dormir mal o de modo mediocre, según una encuesta.
El sueño de los suizos
En promedio, los suizos duermen 40 minutos menos que hace 30 años, es decir, 7,5 horas en días laborales, y 8,5 en días de descanso.
Los adolescentes duermen más de 7 horas, las personas mayores, no sobrepasan, en promedio, esa barrera.
En comparación con otros países, los suizos duermen más que los franceses (6,9 horas en días laborales y 8 en días libres), los británicos (6,9 y 7,3 horas). En EEUU se duerme 6,8 horas en días laborables y 7,4 horas en días libres.
(Fuente: Universidades de Zúrich y Basilea)
La investigación referida se dio a conocer a finales de 2014. Se trata de un estudioEnlace externo de las Universidades de Basilea y Zúrich y la Oficina Federal de Medio Ambiente. Los autores del informe explican este fenómeno con el concepto ‘siempre conectado’, es decir, la gente está disponible sin interrupción debido a la tecnología de telefonía móvil, las tabletas y las computadoras, además de vivir cambios en el mundo laboral y en las actividades sociales que hacen reducir el periodo de sueño del ser humano.
“Las personas deben, en realidad, saber cuántas horas de sueño requieren, pero muchas no son conscientes de que disminuir ese periodo puede provocar consecuencias negativas”, indica Christian Cajochen, cronobiólogo e investigador del sueño de la Universidad de Basilea. “La gente debería conocer y seguir las reglas de la higiene del sueño”.
Las “reglas de la abuela” para dormir bien son: evitar el café por la noche, minimizar las fuentes de luz y de emisiones eléctricas en el dormitorio, establecer tiempos de sueño regulares, etc.
El sueño, un acertijo
Hasta ahora, la ciencia no ha podido explicar con exactitud porqué dormimos. Lo cierto es que ese periodo de descanso es necesario y nos permite trabajar durante el sueño nuestras experiencias despiertos. “Es un ritmo biológico predeterminado, ya que somos una especie activa durante día”, indica Cajochen.
Aun cuando las necesidades de sueño son individuales –hay personas que duermen mucho más que otras–, los científicos reconocen que hay un límite mínimo. “Las pruebas de laboratorio revelan que una persona que duerme una media de seis horas, al cabo de dos semanas acumula un déficit de sueño y su rendimiento es como si no hubiera dormido durante 24 horas”. La gente que está acostumbrada a dormir poco tiene dificultad de darse cuenta que tiene un déficit de sueño.
Sueño de oso
En invierno dormimos más, al menos es lo que indica el 40% de las personas encuestadas en la investigación suiza. Pero, en realidad, no se puede hablar de un verdadero “modus invernal”, advierte Cajochen. «Antes no se tenían opciones. Si oscurecía, se iba a la cama. Hoy, en cambio, se puede transformar de modo artificial la noche en día, lo que tiene ventajas y desventajas”. Desatendemos los ritmos determinados por la naturaleza, lo que puede tener consecuencias en la salud.
¿El ser humano debe aprender de los animales y establecer una hibernación, como los osos? “Imposible, el ser humano es fisiológicamente incompetente para eso”, comenta, por su parte, Bernd Schildger, director del Zoológico Dählhölzli de Berna. “Los osos del norte europeo pueden hibernar durante 3 o 4 meses, sin comer ni beber. Nosotros, evidentemente, no.
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Durmientes en el arte
Para Schildger, no se trata de soluciones radicales e imposibles para reponer el sueño perdido, sino de aceptar que “no tenemos ni los recursos físicos ni psíquicos para permanecer activos las 24 horas del día”.
Falta de sueño = factor de riesgo
La falta de descanso reduce la capacidad de rendimiento, de discernimiento y de concentración. “Una persona fatigada se vuelve lenta y aumenta el riesgo de actuar sin la seguridad necesaria, arrojan los estudios, agrega Christian Cajochen. “La persona que no ha dormido lo suficiente se comporta como alguien que tiene un grado de alcoholemia de uno por mil. Y eso conlleva el riesgo de microcabeceada. Esas fracciones de segundo en las que uno se pierde, pueden tener consecuencias desastrosas, por ejemplo, al conducir un auto. Lamentablemente, no existe un examen como el del alcohol para saber si la persona al volante no ha dormido lo suficiente como para conducir sin riesgos un vehículo.”
El científico anota que la falta de sueño también aumenta el riesgo de tomar decisiones erróneas, lo que puede ser determinante en reuniones o conferencias que duran hasta entrada la noche y en las que se discuten cuestiones importantes de política mundial, economía o clima. “Para ese tipo de conferencias se debería tener un régimen de reposo sensato”.
Enfermedades
A esto se suma que dormir poco afecta al metabolismo, provoca sobrepeso y enfermedades del aparato circulatorio. “Las distorsiones del sueño constituyen el riesgo más grave para el desarrollo de depresiones. Para el 90% de los pacientes, la depresión inicia con la irregularidad del sueño”.
De acuerdo al experto, los médicos de familia subestiman el problema y a largo plazo los somníferos no son la solución. “En realidad no existe un tratamiento ideal. Los afectados deberían ser tratados en clínicas especializadas en los trastornos del sueño. En Suiza, hay muchas y en ellas no se prescriben medicamentos de inmediato, sino que se intenta, primero, terminar con la raíz del problema.
Alguien que duerme bien es productivo y provoca menos accidentes. Incluso en Suiza hay departamentos de recursos humanos que se interesan en el tema. “Son conscientes de que el descanso influye de modo positivo en la productividad del trabajador“.
Por el contrario, la falta de sueño genera costes a la sociedad., que la prensa helvética calcula en 1 500 millones de francos al año.
Tema de salud pública
Incluso para Cajochen, el descanso suficiente debería ser tomado con mayor seriedad en los ámbitos de la política y la prevención. “En mi opinión, el Estado tiene la tarea de fomentar la higiene del sueño, como en el caso de la promoción de una dieta sana, pues se trata de un importante aspecto social, que si se descuida, provoca costos”.
El especialista puede imaginarse una campaña de prevención, dirigida a los sectores más vulnerables, para promover las cabeceadas entre el personal que trabaja en turnos nocturnos o los camioneros y aconsejarlos sobre el valor de un buen periodo de descanso.
Pero en la Oficina Federal de Salud Pública (OFSP), el asunto no es de actualidad. “Por el momento no se planifica una campaña de prevención. El sector político no ha hecho presión alguna al respecto, al contrario de lo que sucede con la alimentación equilibrada y la prevención del consumo de drogas, indica el portavoz de la OFSP, Daniel Dauwalder.
Traducción del alemán: Patricia Islas
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