La neutralidad, un principio fundamental
Suiza se define como un Estado neutral. La neutralidad forma también parte de los principios básicos de su política exterior.
Por definición, un Estado neutral debe mantenerse apartado de los conflictos bélicos. Lo que no impide a Suiza aportar su ayuda humanitaria en situaciones de guerra.
La neutralidad helvética se remonta a 1516, es decir, un año después de la batalla de Mariñano, última participación de las tropas de la Confederación en un conflicto armado, que se saldó con una dolorosa derrota a manos del ejército francés. En esa fecha Suiza firmó un tratado de paz con Francisco I.
Considerado a posteriori como el antecedente de la neutralidad helvética, el tratado preveía, entre otras cosas, la creación de un tribunal de arbitraje -cuyos miembros fueran elegidos por ambas partes- para dirimir los futuros litigios.
Gracias a ese pacto, Suiza llevará a cabo durante más de doscientos años una política exterior marcada por la moderación. Sólo en 1798, con ocasión de la invasión francesa, la Confederación se vio obligada a abandonar temporalmente su neutralidad.
Oficialmente, las grandes potencias europeas reconocieron por primera vez la neutralidad suiza en el tratado de París del 20 de noviembre de 1815. En aquella ocasión, Austria, Gran Bretaña, Prusia y Rusia se comprometieron a respetar la voluntad suiza de no participar en futuros conflictos militares, al tiempo que garantizaban su integridad territorial.
Un principio de derecho internacional
La neutralidad es un principio del derecho público internacional. Los derechos y obligaciones de los países neutrales fueron redactados por primera vez en las convenciones de la segunda Conferencia de Paz de La Haya, en 1907.
La convención especifica que un Estado neutral no puede tomar parte en ningún conflicto armado, ni puede prestar apoyo militar a las partes beligerantes.
Por el contrario, la inviolabilidad del territorio es considerada como un derecho. Para garantizar dicha inviolabilidad, el Estado neutral tiene la obligación de equipar y mantener un ejército defensivo.
En la constitución helvética la neutralidad no es considerada como uno de los objetivos específicos del Estado, sino sólo mencionada como un instrumento destinado al mantenimiento de la independencia.
Gobierno y Asamblea Federal deben velar, sin embargo, por el cumplimiento y respeto de la neutralidad. La Constitución les encarga «preservar la seguridad exterior, la independencia y la neutralidad de Suiza».
Permanente, activa y armada
A lo largo del tiempo, la neutralidad helvética ha adquirido formas y características diversas. Frente a los conflictos internacionales, la Confederación no ha podido evitar interrogarse sobre el comportamiento que debía asumir y sobre el significado del concepto de neutralidad activa y armada.
Al término de la Primera Guerra Mundial Suiza entró a formar parte de la Sociedad de Naciones, manifestándose dispuesta a tomar sanciones económicas. Más tarde, cuando se inició la Segunda Guerra Mundial, Suiza reafirmó su neutralidad con una movilización general de su ejército, haciendo patente su firme decisión de defender el territorio.
Un principio en movimento
Tras la Segunda Guerra Mundial el gobierno suizo no tardó en vincular la neutralidad al concepto de solidaridad, dando luz verde a acciones de mantenimiento y promoción de la paz en el extranjero. Por ejemplo, el envío en 1953 de observadores suizos a la línea de armisticio entre las dos Coreas para vigilar la tregua.
Con el final de la guerra fría, la interpretación de la neutralidad suiza ha sido nuevamente revisada en función de las nuevas condiciones en materia de seguridad y política exterior. En esta ocasión, subrayando la importancia concedida a la cooperación.
En este sentido, el gobierno considera que el compromiso de Suiza en el marco del Partenariado por la Paz, promovido por la OTAN, es compatible con el principio de neutralidad, ya que no implica ni una adhesión a la Alianza ni ninguna obligación de asistencia militar en caso de conflicto.
Del mismo modo y siempre según el parecer del Ejecutivo suizo, la adhesión a la Unión Europea no constituiría un problema desde la perspectiva de la neutralidad, ya que la UE «no impone a sus miembros la obligación de asistencia militar mutua».
La neutralidad suiza ha sido libremente elegida y puede, por tanto, ser también libremente abandonada. No es por tanto un principio constante, sino sólo permanente.
La ONU como referencia
Desde principios de los años noventa, los conflictos de Iraq y la ex Yugoslavia han obligado al Consejo Federal a examinar el alcance y límites de la neutralidad suiza. ¿El país –se ha preguntado el gobierno- debe o no adherirse a las sanciones económicas? ¿Debe autorizar el sobrevuelo de su espacio aéreo? ¿Puede enviar fuerzas militares en misiones de paz a los lugares en conflicto?
Para responder a estas cuestiones Suiza ha decidido adoptar como parámetro de referencia las posturas adoptadas por la ONU.
En el caso de que las misiones militares se desarrollen fuera del mandato de la ONU, como por ejemplo en Yugoslavia en 1999, la Confederación aplica al pie de la letra el principio de neutralidad. En este caso, no se autoriza el sobrevuelo del territorio a aviones miltiares, pero no se ponen obstáculos a la participación en acciones humanitarias.
Por el contrario, cuando las operaciones tienen lugar bajo el mandato de la ONU Suiza mantiene un comportamiento diferente, como en 1991 cuando se adhirió, por ejemplo, al embargo decretado por la ONU contra Iraq.
swissinfo
Suiza es neutral desde 1516, a raiz de la derrota de los confederados en la batalla de Mariñano.
La neutralidad suiza es reconocida oficialmente desde el Tratado de Viena de 1815.
Como Estado neutral Suiza no participa en conflictos armados.
La neutralidad no impide a Suiza asumir un compromiso humanitario en guerras y conflictos bélicos.
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