La piratería latinoamericana afecta a Suiza
Dos de cada 10 imitaciones de relojes helvéticos se venden en Brasil, Paraguay, México, Argentina o Colombia.
La industria de la fabricación apócrifa golpea a 100% de las empresas suizas dedicadas a los artículos de lujo. Sus pérdidas anuales superan los 1.000 millones de francos.
Jueves (18.08.) a las 21:30 horas. En el tercer piso de un pequeño y descuidado edificio de la avenida Carlos Antonio López, en Ciudad del Este (Paraguay), tres mujeres de menos de veinticinco años son sorprendidas durante una redada policial.
El delito: ensamblaje de relojes suizos piratas, imitaciones que serán vendidas después a un precio de entre 5 y 10 francos suizos.
Las detenidas son parte del primer turno de una empresa ilegal en la que laboraban jornadas de nueve horas consecutivas (de 6:00 a 15:00 horas), de lunes a sábado. A cambio, recibían un sueldo mensual del orden de los 100 francos suizos.
Su centro de trabajo: una habitación de 9 metros cuadrados repleta de hule espuma, pegamento y pequeñas piezas mecánicas.
El chino You Hiangui, su empleador, radicado la mayor parte del tiempo en Foz de Yguazú (Brasil) -frontera con Ciudad del Este- controla una red de falsificación de relojes que se extiende también a Colombia, Venezuela, Argentina, y México.
Una de las muchas que existen y que actualmente persiguen las autoridades latinoamericanas.
Un serio problema
La piratería de CD musicales, películas, software, libros, ropa, lentes oscuros y, por supuesto, relojes suizos, le cuesta al mundo poco más de 75.000 millones de francos suizos al año. Mucho dinero.
Los cuatro principales fabricantes de productos piratas a escala internacional son China, Hong Kong, Taiwán y Malasia (en ese orden de importancia), según datos del Banco Mundial. Sin embargo, es el gigante del dragón quien concentra 60% de la producción de piezas falsas.
Para Suiza, la industria de la reproducción ilegal tiene una afectación directa sobre los artículos de lujo, y entre ellos, son los relojes los que se hallan a la cabeza.
La Federación Relojera Suiza reconoce que por cada 30 millones de relojes que produce cada año, se fabrican 25 millones de imitaciones falsas en todo el mundo.
¿Cuánto pierden el gobierno y el sector empresarial helvéticos con ello? Las reproducciones falsas se traducen en pérdidas anuales superiores a los 1.000 millones de francos.
Además, ponen en riesgo el trabajo de los 40.000 empleados dedicados a la industria relojera en el interior de la Confederación Helvética.
La afectación suiza
El Instituto Federal de la Propiedad Intelectual (IFPI) decidió realizar una radiografía sobre los estragos que genera la piratería dentro de Suiza.
Para lograrlo, efectuó una encuesta entre 72 empresas de todos las ramas representativas del sector productivo nacional en el otoño del 2004 (hasta la fecha, son las cifras más recientes que existen al respecto).
Concluyó que 4 de cada 10 compañías helvéticas consideran que el problema de las reproducciones ilegales de bienes suizos ha crecido «de forma alarmante» del año 2000 a la fecha. Y 6 de cada 10 afirman que han sido afectadas de alguna manera por este delito.
Al desagregar los resultados sectoriales, los datos son más alarmantes aún.
El 100% de las empresas suizas de artículos de lujo declararon al IFPI haber sido afectadas por la piratería.
En el ámbito de ventas, el 20% de la relojería pirata suiza se vende en Europa (comprendida la Unión Europea y Suiza misma), Estados y Canadá (19%), Europa del Este (18%), Asia (18%), América Latina (17%) y África (8%).
Esto implica que 2 de cada 10 imitaciones se venden en Latinoamérica, provocando pérdidas a los relojeros suizos por unos 200 millones de francos al año.
Otro punto de venta de imitaciones de productos suizos de lujo –de relojes en particular- es Internet.
Durante los últimos dos años, circulan numerosos correos spam con ofertas de Rolex o Cartier por sólo 250 francos suizos. O relojes de firmas como Vacheron Constantin y Patek Philippe, por la décima parte de su precio normal.
Para obtener estas reproducciones es necesario entrar en alguna Web que ofrezca la mercancía, pedirla y pagarla contra la recepción vía cheque. Los defraudadores cambian constantemente de domicilio para evitar ser desmantelados por las autoridades.
El rol de América Latina
América Latina tiene un doble papel dentro de la mafia de la piratería mundial: el de productor (ensamblador) y distribuidor.
El primero, se ha desarrollado esencialmente en Paraguay y Brasil, a través de empresas apócrifas como la de Hiangui, quien actualmente es buscado por la justicia paraguaya. El segundo, en el resto de la región.
Uno de cada dos latinomericanos está dispuesto a comprar algún producto pirata, según la multinacional experta en investigaciones y sondeos, IBOPE.
Concretamente, en Brasil, cerca de 200.000 personas viven del comercio pirata, y la cifra asciende a 620.000 cuando se habla de toda la región latinoamericana.
Esto se traduce en pérdidas del orden de los 30.000 millones de francos suizos anuales para empresas y gobiernos (ante la evasión de impuestos de la economía informal), según estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), especializado en los problemas de la zona.
El trabajo de las autoridades
En Latinoamérica, los países que han realizado esfuerzos por combatir la producción y venta de productos falsos son esencialmente México, Colombia, Chile, Ecuador, Bolivia y Argentina, a través de legislaciones sobre propiedad intelectual, industrial, y vía la constitución de autoridades antipiratería.
A escala mundial, esta actividad ya se persigue bajo la calidad de crimen organizado con el apoyo técnico y legal de instancias como INTERPOL, la Organización Mundial del Comercio. Estos esfuerzos se realizan en colaboración con varios gobiernos de países desarrollados y emergentes que capacitan a sus oficiales aduaneros para identificar productos cuya veracidad es sospechosa.
Sin embargo, la batalla aún está muy lejos de ser ganada.
swissinfo, Andrea Ornelas
La piratería de CD, películas, software, libros y artículos de lujo genera pérdidas a escala mundial superiores a los 75.000 millones de francos suizos.
Por cada 30 millones de relojes suizos producidos legalmente, hay hasta 25 millones de imitaciones falsas.
El gremio relojero helvético pierde cada año 1.000 millones de francos por imitaciones apócrifas.
El 20% de los relojes suizos falsos se vende en Suiza y la Unión Europea; 19% en Estados Unidos y Canadá; y 17% en América Latina, entre otros mercados.
Los cuatro países que más producción pirata de todo tipo de bienes generan son China, Hong Kong, Taiwán y Malasia.
Sin embargo, este delito también está instalado en América Latina a dos niveles: ensamblado y distribución. Los países involucrados son Brasil, Paraguay, México, Argentina, Colombia y Venezuela, fundamentalmente.
Las imitaciones de relojes finos son el producto suizo que más se falsifica en América Latina, piezas que serán vendidas por menos de 10 francos.
Los gobiernos de México, Colombia, Chile, Ecuador, Bolivia y Argentina trabajan activamente, a través de legislaciones sobre propiedad intelectual, industrial, y vía con autoridades antipiratería en combatir este flagelo económico.
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