Los chilenos de Suiza esperan aún la verdad
Treinta y tres años después del golpe militar y la muerte del presidente Allende, miles de exrefugiados chilenos viven aún en Suiza. A su juicio, la enfermedad de Augusto Pinochet es una simple táctica.
Como todas las víctimas de la dictadura, ellos esperan que el exdictador responda finalmente por sus actos ante la Justicia. No obstante, Pinochet parece evadirla.
En 1973, Suiza decidió recibir a 200 refugiados chilenos, después a muchos más.
«Curiosamente, Pinochet se enferma cada vez que corre el riesgo de rendir cuentas ante la Justicia», constata Fernando Ruiz, presidente del Comité Memoria y Justicia, con sede en Ginebra.
Después de sufrir una crisis cardiaca el pasado fin de semana, Pinochet parecía estar al filo de la muerte. El domingo recibió incluso los últimos sacramentos. Y el martes sus médicos anunciaban que ya se encontraba fuera de peligro.
Muchos chilenos ponen en duda la gravedad del estado de salud del general, que debería responder próximamente a las acusaciones de violaciones a los derechos humanos y corrupción. El lunes obtuvo libertad bajo caución tras estar bajo arresto domiciliario.
«Vistos sus 91 años de edad, sería natural que muriera, pero mientras viva buscaremos que por fin sea forzado a dar su testimonio», agrega Fernando Ruiz a swissinfo. Ese chileno de 59 años se refugió en Suiza, como miles de sus compatriotas.
Negación oficial
«Se supo pronto de los arrestos en masa, pero reinaba una forma de negación oficial. Así, el Departamento Federal (ministerio) de Asuntos Exteriores nos respondía que nuestras informaciones no estaban confirmadas», recuerda Christian Lalive d’Epiney, sociólogo que trabajó en Chile a finales de la década de los 60.
El ginebrino precisa que en esa época de transición hacia la izquierda en Cuba, Argentina o Chile, esos «izquierdistas» no eran bienvenidos como lo fueron las víctimas checas del comunismo en 1968…
Militantes de izquierda, sindicalistas, religiosos, periodistas o intelectuales fueron víctimas de la represión, al igual que sus familias o, al menos, se les prohibió trabajar.
Atmósfera asfixiante
«La atmósfera era asfixiante. Mi mejor amiga vio, como yo, a su hermano prisionero. Pero no osamos decirlo.»
«Yo regresé a Santiago en 1974 para buscar a mis amigos. Reinaba una desconfianza generalizada ligada a un miedo también generalizado», cuenta Christian Lalive d’Epiney.
Al principio, muchos pensaron que la dictadura no se mantendría. El tiempo pasaba y los chilenos comenzaron a llegar.
Hayin-Ray Antileo llegó en 1977 a la edad de 15 años «con una visa de turista (exigida hasta finales de la década de los 80) y una pequeña valija, para no llamar la atención».
La frontera… clandestinamente
«Llegué con mi hermana, mi abuela y mi madre, quien abandonaba su puesto de rectora en la Universidad de Santiago. Nos encontramos en Zúrich con mi hermano, quien había huido de las torturas», narra Hayin a swissinfo.
Otros, como Fernando Ruiz, pasaron la frontera de manera clandestina, bajo la protección de asociaciones religiosas.
Militante de oposición, este profesor universitario fue detenido dos años en un campo de concentración. Tras su salida, las amenazas permanentes y la interdicción de trabajar lo empujaron a refugiarse en Gran Bretaña, después en Suiza, donde trabaja como intérprete.
Recuerdos dolorosos
También está el caso de Pierre Rieben, un suizo que partió a Santiago como periodista independiente. Detenido, torturado y violado, pasó una semana muy difícil en el cuartel de las fuerzas aéreas, en abril de 1974.
A instancias de una amiga, la embajada pudo localizarlo tras dos días de su detención, conseguir que lo liberaran y luego lo expulsaran del país. Recuerdos aún dolorosos para este hombre de 72 años, que jamás volvió a Chile.
Retornos difíciles
Poco a poco, los chilenos comprendieron que no estaban de paso y echaron raíces. Las numerosas manifestaciones culturales organizadas por todas partes dan testimonio de su anclaje en nuestra vida cotidiana. La dictadura cayó en 1990, pero más de 3.500 chilenos y más de 2.500 naturalizados viven en Suiza.
Algunas centenas buscaron el regreso. «No fue fácil porque el gobierno no hizo nada para ayudarles», indica Fernando Ruiz.
Tras el fracaso, otros tantos buscaron volver a Suiza. La población de la ciudad de Payerne, en el cantón de Vaud, luchó durante seis años para que la familia de Juan Carlos Tapia obtuviese de nuevo la autorización para residir en Suiza. En el futuro, la situación podría empeorar.
Acuerdo de readmisión
A finales de noviembre del presente año, Suiza y Chile firmaron un acuerdo de readmisión para reforzar la lucha contra la inmigración ilegal. «Este acuerdo nos inquieta, ya que la readmisión será casi imposible», declara Fernando Ruiz.
Al respecto, responde Dominique Boillat, portavoz de la Oficina Federal de Migraciones (OFM): «Chile solicitó un acuerdo de ayuda judicial y Berna, a su vez, aprovechó la ocasión para negociar un acuerdo de readmisión».
«No se trata de una política activa de la Confederación, y este tipo de acuerdo estándar permite simplificar los trámites de repatriación y garantiza la protección de las personas concernidas», precisa Dominique Boillat.
swissinfo, Isabelle Eichenberger
(Traducido del francés por P. Islas)
De 1973 a 1990 (partida de Pinochet de la presidencia), Suiza inscribió en sus registros 5.828 solicitudes de asilo de ciudadanos chilenos.
De 1973 a 2005, 2.469 chilenos se han naturalizado suizos.
A finales de 2005, Suiza contaba con 3.564 residentes chilenos.
El 24 de noviembre de 2006, Suiza y Chile firmaron un acuerdo de ayuda judicial y un acuerdo de readmisión. Hasta ahora, Berna a firmado 41 acuerdos migratorios con 44 Estados.
Una moción parlamentaria fue presentada en mayo solicitando la confiscación de los bienes de Pinochet en Suiza.
El presidente demócrata-cristiano Eduardo Frei (1964-1970) inicia una era liberal que lleva a la elección del socialista Salvador Allende en 1970.
Empujado por la derecha católica, la economía y los Estados Unidos, el general Pinochet toma el poder el 11 de septiembre de 1973 (Allende fue encontrado muerto en el palacio presidencial).
De acuerdo a organizaciones humanitarias, 3.000 personas murieron o desaparecieron entre 1973 y 1990, y cerca de 30.000 fueron torturadas.
En 1990, Augusto Pinochet cede la presidencia y se proclama senador viatalicio, lo que le confiere la inmunidad.
En 1998, Pinochet fue detenido en Londres, por una orden de arresto de la justicia española.
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