Los efectos del 11 de septiembre en Suiza
Las medidas de seguridad aplicadas por Washington tras los atentados del 11 de septiembre del 2001 impactaron las relaciones de Suiza y Estados Unidos.
Dos años después, algunos se quejan, pero los negocios funcionan mejor que nunca.
Hay un antes y un después del 11 de septiembre. Antes de conmocionar la geopolítica, los atentados anti-estadounidenses de Nueva York y Washington afectaron a la economía planetaria comenzando por el sector aeronáutico. Ya en dificultades en ese entonces, la otrora Swissair sabe algo de eso.
Antiguo portavoz de Swissair y actual vocero de Swiss, Jean-Claude Doncel confirma: “De un momento a otro la gente dejó de viajar, fue un ‘choc’ enorme”.
Añade: “Las medidas de seguridad aplicadas por Estados Unidos han tenido también un fuerte impacto, puesto que han costado miles de millones de dólares”.
Armadura de seguridad
En efecto, inmediatamente después de los atentados del 11 de septiembre del 2001, Estados Unidos decide confeccionar una verdadera armadura de seguridad.
El Congreso estadounidense comienza por aprobar el ‘Acta Patriótica’ que se convierte en carta blanca para que la administración acorrale a los terroristas y les corte el suministro de víveres.
En su calidad de plaza financiera, Suiza se encuentra, lógicamente, en la mira.
En efecto, Washington cuenta con los medios para exigir informaciones sobre todos los movimientos de fondos y las cuentas abiertas por extranjeros en bancos estadounidenses … y suizos.
Ya bajo la presión de la Unión Europea (UE), el secreto bancario helvético es puesto en tela de juicio por los investigadores estadounidenses.
Sobre todo porque no se preocupan mucho por hacer una distinción entre el dinero del terrorismo, el dinero sucio y el dinero sustraído al erario público o derivado de la evasión fiscal.
Una estrecha colaboración
En el plano policial, una estrecha colaboración se instaura poco a poco entre Washington y Berna.
La ministra suiza de Justicia y Policía, Ruth Metzler, se reúne en tres ocasiones con su homólogo estadounidense, John Ashcroft.
En septiembre del 2002, el procurador general de la Confederación y responsable de la célula de crisis, Valentin Roschacher, firma un ‘acuerdo de trabajo operacional’ con la administración estadounidense.
Desde entonces, de los dos lados del Atlántico, policías estadounidenses y suizos trabajan mano a mano.
Pero la legislación suiza está mal armada contra el terrorismo, entre otros aspectos, en materia de vigilancia telefónica. Un ejemplo, miembros de la red terrorista Al-Qaida utilizaron teléfonos celulares con tarjeta de prepago (anónima).
La Oficina Federal de Justicia se encarga de llenar ese vacío jurídico y, en marzo del 2003 el Parlamento suizo decide poner fin al anonimato que hasta entonces estaba garantizado a los usuarios de las tarjetas telefónicas de prepago.
Y la colaboración parlamentaria no se detiene ahí. Un comité es creado en el seno de la Cámara de Representantes estadounidense que busca profundizar el diálogo con el Parlamento suizo, particularmente en lo que concierne a la lucha contra el terrorismo.
«Un tejido complejo»
En Berna, el encargado de negocios estadounidense, Jak Zetkulic subraya que Suiza “se ha convertido en un compañero precioso en la caza del dinero del terrorismo y en la lucha contra sus agentes”.
Nuestras relaciones, precisa el diplomático estadounidense, se han estrechado para formar un tejido complejo.
“Nos impresionó de entrada la diligencia y la eficacia con la que Suiza congeló los haberes sospechosos”, señala Jack Zetkulic.
Cabe recordar que hasta ahora, la Confederación ha congelado 82 cuentas bancarias con un monto de 34 millones de dólares, según la agencia suiza de noticias (ATS).
Los viajeros bajo alta vigilancia …
Pero las consecuencias de los atentados del 11 de septiembre del 2001 alcanzan también a los simples ciudadanos, que no tienen nada que reprocharse.
De acuerdo con los investigadores estadounidenses, muchos de los presuntos terroristas estaban en posesión de visas ya vencidas, por lo que Estados Unidos decidió reforzar los controles en sus fronteras.
Así, desde el primero de octubre del 2003, los ciudadanos de países que no requerían visa, incluidos los suizos, debían presentar un pasaporte con código de barras o una visa para poder entrar a Estados Unidos.
Pero esa fecha debió posponerse hasta el 26 de octubre del 2004 “bajo ciertas condiciones” (no precisadas).
Eso significa que Washington exige ahora acceder a todos los datos personales de los viajeros registrados por las compañías aéreas, incluida Swiss.
La compañía aérea helvética enfrenta dificultades derivadas de la protección de datos y de la personalidad jurídica.
Un buen número de suizos se queja, por otra parte, de las condiciones “draconianas” en vigor. Después del 11 de septiembre del 2001, “todo ha cambiado para peor”, protesta, bajo condición de anonimato, un empresario ginebrino.
Y las cosas no se van a arreglar. En efecto, desde enero del 2004, la policía aduanal estadounidense podrá tomar fotografías y las huellas digitales de todos los viajeros que desembarquen en Estados Unidos.
Resultado, el número de suizos que viajan a Estados Unidos bajó en 20% durante el 2002. Walter Diggelman, presidente de la Cámara de Comercio Suizo-Estadounidense, reconoce que el endurecimiento de las condiciones de entrada al país, “incomprendido por una gran parte de la población”, se va a prolongar.
Recíprocamente, las pernoctaciones de los estadounidenses en Suiza cayeron también en 20%. Pero la crisis económica, la fuerza del dólar y la inseguridad tienen también un papel importante.
… las empresas igualmente
Las empresas extranjeras se encuentran también bajo alta vigilancia. Los flujos de las mercancías con destino a Estados Unidos (“Custom Security Initiative’, CSI) son sujetos a minuciosos controles en numerosos puertos del planeta.
Además, bajo los términos del ‘Custom-trade partnership against terrorism’-, las empresas mismas están obligadas a aplicar los estándares de seguridad y a transmitir informaciones a las autoridades estadounidenses.
Lo anterior significa que los intercambios entre Suiza y Estados Unidos no han sido verdaderamente afectados por los atentados del 11 de septiembre del 2001.
Como prueba, luego de la Unión Europea, Estados Unidos se mantiene como el segundo mercado de la industria helvética.
Mejor aún, en el 2002, las exportaciones suizas hacia los Estados Unidos se incrementaron en 2,4%, y las inversiones registraron un aumento récord de 24%.
swissinfo, Isabelle Eichenberger
(Traducción: Marcela Águila)
El número de visitantes suizos a Estados Unidos se redujo en 20% en el 2002.
En ese lapso, las pernoctas de los estadounidenses cayeron en la misma proporción.
El porcentaje de candidatos suizos a emigrar a Estados Unidos decreció en cinco puntos en el 2002 en beneficio de la Unión Europea.
Estados Unidos es el segundo mercado para las exportaciones suizas.
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