Los refugiados de Lampedusa, a las puertas de Suiza
El flujo constante de inmigrantes clandestinos en las costas italianas también tiene sus efectos en las fronteras helvéticas.
Los refugiados que desembarcan regularmente no se quedan todos en la Península e intentan alcanzar su oportunidad de acceder a otros países de la Unión Europea y a Suiza.
Los 15.000 refugiados llegados a las costas italianas desde el principio del año no permanecen todos en la Península. Cada vez son más numerosos los que llaman a las puertas de Suiza, como lugar de paso o para instalarse.
Un número creciente de éstos procede directamente de Lampedusa, una isla más cerca de Túnez que de Palermo, en Sicilia, sin tener que transitar por los centros de acogida para solicitantes de asilo en Italia. Prefieren apurar sus oportunidades antes que volver a sus países de origen.
Todos los medios de transporte
«Antes, se necesitaban varias semanas para que un refugiado que llegaba al sur de Italia pudiera hacerlo a Suiza. En la actualidad, menos de cuatro días antes de su llegada a Lampedusa, se les encuentra en Chiasso (cantón del Tesino)», explicaba recientemente Davide Bassi, guardia fronterizo de ese cantón, en la prensa de expresión alemana.
La demostrada rapidez para la ayuda beneficia las nuevas llegadas. Los guardias fronterizos están convencidos de ello. Parientes y amigos ya instalados en el lugar ayudan a pasar la frontera y a superar la frontera verde, toman el tren, el autobús del correo o el barco en el Lago de Como para entrar a Suiza.
Cantones bajo presión
La Oficina Federal de Migración (OFM) confirma el fuerte aumento en las demandas de asilo. Su director, Eduard Gnesa, espera unas 13.000 peticiones hasta el final de 2008, unas 3.000 más que en 2007. Ahora, la Confederación quiere abrir tres estructuras de acogida de urgencia para aliviar a los cantones.
De estos últimos, es el Tesino el que se ve más afectado por la coyuntura. Por la frontera sur del país llega el 45% de solicitantes, la mayor parte clandestinos.
El cementerio del mar
Mientras tanto, en Lampedusa los naufragios son continuos. A menudo, se producen varios por día. En la noche del 14 de septiembre, 341 inmigrantes ilegales amontonados en una barca de veinte metros, con 67 mujeres y 26 niños a bordo, fueron interceptados al sur del archipiélago. La mayoría presentaban síntomas de hipotermia y deshidratación grave y debieron ser hospitalizados.
«Creía que estaba preparado para esta situación antes de mi llegada aquí hace unos meses. Pero lo que he visto ha superado todo lo que me podía imaginar», comenta el joven capitán de guardacostas, Cristiano Aliperta.
«A veces, los encontramos agarrados a los botes neumáticos destrozados. Y quién sabe cuántos de ellos se ahogan sin que nadie se de cuenta».
Centros de acogida abarrotados
Giovanna Albano, enfermera voluntaria de la Cruz de Malta, acompaña a la tripulación. «Recientemente hemos recuperado sesenta hombres y dos mujeres que iban con una chiquilla de siete años. Una de las mujeres tenía el rostro con moratones por agresiones. La pequeña había presenciado todo y se podía esperar que también hubieran abusado de ella».
De hecho, la violencia étnica y religiosa entre los inmigrantes también causa problemas en el Centro Provisional de Acogida para Refugiados, localizado en el interior de la isla. Alejado de la vista de los turistas, tras una puerta y con gran vigilancia. El centro está gestionado por el Gobierno italiano y ONG, y lo financia la Unión Europea.
El lugar está diseñado para acoger a unas 800 personas, desde el comienzo de verano se han contado cerca de 2.000 refugiados.
Libia-Lampedusa
Los inmigrantes proceden de Etiopía, Somalia, el Magreb, Irak, Afganistán y también de Sri Lanka. Muchos de ellos huyen de los conflictos, de la hambruna o simplemente buscan una vida mejor. Como Bouchra que quiere tener una vida occidental. «Yo quiero trabajar y ser independiente», comenta la joven de Marruecos, de 20 años de edad, que salió de su casa sin contarlo a su familia.
Como el 90% de los visitantes al centro, Bouchra se embarcó en Libia. «Una amiga me comentó como hacerlo. Fui en avión de Casablanca a Trípoli y allí encontré una plaza en un barco», aunque no quiso entrar en el precio que pagó el pasaje.
Franco, un pescador comenta que «este mar es una verdadera autopista. En Libia hay gente que debe ganar fortunas con esta desgracia».
«Europa es la felicidad»
Ahmed es un adolescente de 17 años llegado de Costa de Marfil con su hermano mayor. Para ellos «Europa es la felicidad». Los dos huérfanos salieron de su país con otras 62 personas. «Dos de ellas murieron en el viaje… hay que ser fuertes para atravesar el desierto», relata.
«Es como cada día desde el comienzo de la primavera», explica un ‘carabiniere’ que sirve en el centro de acogida. El tráfico de autobuses es incesante, muchos de ellos trasladan a los inmigrantes a nuevos centros de asilo en la Península.
Completamente desbordadas por esta marea humana, las autoridades no repatrían más que a una minoría. Los otros desaparecen en el mar o siguen su camino a Europa y a Suiza.
swissinfo, Nicole della Pietra, Lampedusa y Chiasso
(Traducción: Iván Turmo)
La inmigración en Suiza aumentó en 2006 para alcanzar un total de 102.700 personas, el 63% de las cuales procedieron de algún país de la Unión Europea. Fue el más alto nivel desde principios de los años 90.
El alemán y el portugués se mantenían como los dos mayores grupos, con 24% y 12%, respectivamente, de nuevos arribos.
Hubo un declive en la inmigración de Italia (5%), Serbia (5%) y España (5%), otrora principales países de procedencia de los trabajadores.
En 2006, 10.530 solicitudes de asilo fueron presentadas (500 más que en 2005). Esos dos años marcan los niveles más bajos en el rubro desde finales de los años 80.
El número de naturalizaciones aumentó perceptiblemente (20%) a cerca de 46.700 en 2006, tras las reformas legales en vigor desde el 1 de enero de 2006.
Fue el nivel más alto en varias décadas. Los ciudadanos serbios formaron el mayor grupo de personas que recibieron la ciudadanía suiza y representaron más del 25% de todas las naturalizaciones (cerca de 11.700 personas).
Los extranjeros en Suiza representan más de una quinta parte de la población total de 7,6 millones.
Lampedusa es la más grande de las islas del archipiélago de las Pelagie en el Mediterráneo.
Se encuentra a 205 km de Sicilia y a 113 km de Túnez siendo el territorio italiano ubicado más al sur.
Política y administrativamente pertenece a Italia, pero geográficamente pertenece a África ya que el lecho marino entre ambos no excede los 120 metros de profundidad.
Los 20 km² de Lampedusa son áridos y sin fuentes de agua que no sean las irregulares lluvias.
La isla tiene una población de 5.500 personas que subsisten de la pesca, la agricultura y el turismo.
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