Niños que sufrieron con el beneplácito ‘oficial’
Trabajos duros de sol a sol y una paliza de agradecimiento. Los ‘Verdingkinder’ de antaño, como Arthur Honegger, reivindican su derecho a una justa reparación.
La experiencia que vivió el célebre periodista en su niñez es análoga a la de miles de menores de su generación.
“Lo peor para mí no eran los golpes, sino que nadie hablara conmigo. Si hacía una pregunta, no recibía respuesta”, cuenta a swissinfo Arthur Honegger.
El infatigable octogenario ha vivido en su propio pellejo uno de los capítulos más tristes de la reciente historia de Suiza. Fue uno de los denominados ‘Verdingkinder’, niños que la tutoría ponía a disposición de los campesinos como mano de obra. Un sistema que las autoridades comunales y cantonales toleraron hasta mediados del siglo XX.
Arthur Honegger había cumplido catorce primaveras, cuando las autoridades de Dürren, su localidad de origen, le enviaron a Schlieren (cantón Zúrich) a trabajar al servicio de un agricultor.
Así comenzó una dura y triste experiencia que se prolongó durante18 meses. El amo le castigaba con palizas y le encerraba luego días enteros en la pocilga de los cerdos para que “se curara” de las heridas. Y todo porque el joven Honegger, tras una fuerte tormenta, había intentado consolar al patrón.
Pero eso no es todo. Para obligarlo a trabajar más rápido solía clavarle el trinche en el trasero. Las humillaciones eran diarias, incluidos los días festivos.
“El día de mi confirmación tuve que regresar inmediatamente a casa y sacar las vacas a pastar. Llovía a cántaros. La zona de pasto estaba cerrada con un alambre”, recuerda. Y el día de Navidad se le enviaba a la cama.
Una experiencia que marcó su vida
No es de extrañar que semejantes torturas físicas y psíquicas dejaran huellas en el joven Honegger. “Durante mucho tiempo me sentí un Don nadie”, subraya.
Arthur Honegger fue uno de decenas de niños y niñas de origen humilde que fueron entregados como mano de obra a los agricultores. Incluso había ferias para subastar a los menores.
Hasta el día de hoy no se sabe exactamente cuántos niños fueron ‘vendidos como esclavos’. El único estudio científico sobre el tema es el de Marco Leuenberger, que investiga el fenómeno en el cantón de Berna, donde uno de cada veinte niños (5%) vivía esa triste experiencia.
Trabajos duros no remunerados, actividades sin ton ni son, palizas, abusos sexuales y, sobre todo, un enorme miedo marcaron el día a día de estos menores que se criaron sin cariño, protección y reconocimiento… lo que más necesita todo niño.
Y esto ocurría con el beneplácito de las autoridades. Tutores, inspectores y asistentes sociales cerraban los ojos ante los abusos y las crueldades infligidas a los menores. Ni siquiera los reportajes del renombrado fotógrafo Paul Senn o los artículos del escritor y periodista C. A. Loosli aparecidos en la prensa lograron cambiar la situación.
Un proceso de dos décadas
Solamente veinte años después, tras padecer una larga enfermedad, Honegger logró librar a su familia del yugo de la pobreza.
Gracias a una voluntad férrea y con el apoyo incondicional de su esposa Heidi y sus tres hijos, en los años 60 consiguió el triunfo profesional y la independencia económica. Honegger se convirtió en un famoso periodista, cronista, escritor y político, pero nunca renegó de sus orígenes.
En 1974 publicó el libro ‘Die Fertigmacher’ (los aniquiladores), en el que cuenta la historia de su vida y del que se han vendido más de 100.000 ejemplares. La obra ha sido traducida al francés y al polaco. Próximamente saldrá a la venta una nueva edición ampliada que incluye una biografía del autor.
Sensibilización de la opinión pública
Periodistas y cineastas han rescatado este tema olvidado con el fin de concienciar a la opinión pública. Tras permanecer largas décadas en silencio, los ‘Verdingkinder’ tienen voz propia.
En el documental homónimo, que difundió a fines de enero pasado en la televisión suiza el historiador y periodista Peter Neumann, de Zúrich, retrata a tres de esos niños hoy adultos –uno de ellos es Arthur Honegger- y los acompaña a los lugares de sus recuerdos más dolorosos.
Historiadores, políticos y las víctimas quieren un debate público y un análisis histórico del fenómeno. Así lo han solicitado al Gobierno para que los ‘Verdingkinder’ tengan finalmente el derecho a una justa reparación.
Según Arthur Honegger, ésta debe incluir las excusas por las torturas sufridas y el reconocimiento de los servicios prestados.
Permanece el escepticismo
Aunque el documental ya ha desatado un debate, Arthur Honegger permanece escéptico. En su opinión, los historiadores han comenzado el estudio del fenómeno, pero de forma poco transparente y demasiado alejada de la realidad.
También se muestra escéptico con respecto al debate político sobre los ‘Verdingkinder’ que celebrará en marzo el Parlamento: “¿Por qué no se ha invitado a los afectados directos a testimoniar? Es una actitud bastante desconcertante”, deplora.
A su lado está su esposa Heidi: “Ha cometido muchos errores, pero siempre ha dicho: me lo van a pagar. Y es que lo lleva muy dentro, hasta el día de hoy.”
swissinfo, Renat Künzi
(Traducción: Belén Couceiro)
‘Verdingkinder’: niños entregados como mano de obra a campesinos
Eran tratados como esclavos y sufrían humillaciones
Miles de menores vivieron esa experiencia
El fenómeno existió hasta mediados del siglo XX
En cumplimiento de los estándares JTI
Mostrar más: SWI swissinfo.ch, certificado por la JTI
Puede encontrar todos nuestros debates aquí y participar en las discusiones.
Si quiere iniciar una conversación sobre un tema planteado en este artículo o quiere informar de errores factuales, envíenos un correo electrónico a spanish@swissinfo.ch.