‘Ni con Dios, ni con el diablo’
Desde la creación de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, han sido asesinados 176 de sus integrantes, incluidos mujeres y niños.
Wilson David, miembro del Consejo de esa población, habla a swissinfo sobre el camino que han recorrido en busca de la neutralidad. Un camino cuesta arriba.
«Hay momentos en que la población civil ahí, no podemos sino levantarnos de la cama y hacer lo que tenemos por hacer en la casa. Si hay un plátano o una yuca en la casa, la podemos cocinar, fritar, porque no se puede salir a cosechar absolutamente nada».
Pero, sobre todo, los pobladores de esa ‘comunidad de paz’ han aprendido la dolorosa lección de que andar solos y alejarse un poco, puede ser fatal:
«La población civil ahí… no puede estar una persona muy alejada de la otra porque el ejército coge a la persona y la desaparece, la pasa como guerrillero y la asesina, como lo que pasó en noviembre con el compañero Ale y lo que pasó en diciembre con el compañero Edilberto Vázquez. Lo que pasó en marzo cuando mataron también a una muchacha de tan sólo 17 años de edad».
Y no sólo las fuerzas oficiales:
«También pasa con la guerrilla. La guerrilla encuentra a algún campesino cerca de donde hay una tropa militar y dice: este campesino es informante de los militares. ¡Hay que matarlo!».
Durante 7 años, Wilson David representó a la comunidad, luego dejó el cargo «por motivo de las amenazas que me ha hecho el Ejército Nacional de Colombia». En diversas ocasiones, denuncia, las autoridades han intentado apresarlo con la falsa acusación de que forma parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Pero ni Wilson David, ni miembro alguno de la comunidad de San José Apartadó, forman parte de esa primera fuerza insurgente colombiana, o de algún otro grupo armado. Su lucha, precisamente, es por hacer valer su condición de población civil, su decisión, libre y soberana, de conservar su neutralidad, su ‘comunidad de paz’.
swissinfo: ¿La de San José de Apartadó es la sola comunidad de paz en Colombia?
Wilson David: En los últimos 5 o 6 años ha habido muchas experiencias y muchas expectativas porque la situación en Colombia es muy difícil. Aunque el gobierno del doctor Álvaro Uribe dice que no hay un conflicto en Colombia, nosotros, como población civil y como personas que hemos vivido el conflicto y que somos víctimas de él, no podemos decir que no hay un conflicto.
Sí hay un conflicto. Y el conflicto armado está entre los que tienen las armas. Nosotros, la población civil, somos los que estamos pagando las consecuencias. Es a la población civil y a la infancia a las que están asesinando. Son muchos los desafíos que la comunidad de San José Apartadó ha tenido que enfrentar durante estos nueve años que llevamos de sobrevivencia en medio del conflicto.
swissinfo: ¿Pero la comunidad de San José de Apartadó fue la primera en su género?
W.D.: Sí, se creó en 1997 y es la primera experiencia en Colombia de comunidades de paz. A este estilo le han seguido otras experiencias que se han conformado como comunidades de paz.
swissinfo.- ¿Cuántas personas integran esta comunidad de San José Apartadó?
W.D.- Esta comunidad se inició con un desplazamiento masivo que hubo debido a dos masacres, una en 1996 y otra en 1997. Empezamos un grupo de 600 personas en San José Apartadó, que comprende 32 veredas. Esas 32 veredas estaban totalmente desoladas de los habitantes. Ya con las primeras masacres, se habían desplazado las familias, pero muchas han regresado y ahorita tenemos 1.200 personas.
swissinfo: En el 2005 ustedes se vieron obligados a dejar sus hogares y sus pertenencias para irse aún más lejos, ¿cómo es su vida ahora?
W.D.: Ha sido muy difícil porque nosotros, como comunidad, empezamos a construir pero el Estado colombiano, con sus fuerzas militares, destruye lo que nosotros construimos. Por ejemplo, en el 98 empezamos a construir un monumento en San José de Apartadó que es la historia en memoria de las personas que han sido víctimas y hace 15 días la policía empezó a tumbar el monumento, queriendo arrasar la memoria de esta comunidad.
La situación de las veredas es muy difícil también porque la parte educativa es lo que el gobierno ha recortado, la parte de salud. En estos momentos no tenemos escuelas en las veredas porque el gobierno ha privatizado las aulas, sacó a los maestros debido a que decían que estaban en medio de la guerrilla, porque a nosotros nos tildan no de población civil, sino de guerrilleros y eso equivale a que saquen las inversiones sociales…
swissinfo: ¿Quién enseña, por ejemplo, a leer a los niños?
W.D.: Nosotros mismos, las personas que hicieron la primaria. A esas personas estamos organizándolas para que se capaciten en la experiencia de la comunidad y vayan traduciendo eso a los niños. Es como una experiencia de la parte educativa que estamos emprendiendo con los niños de nuestra comunidad. Que los que saben un poco el estudio lo compartan con los que no saben nada.
swissinfo: ¿Y cómo logran resolver los problemas de salud?
W.D.- Es muy difícil. Esto nos ha causado varias personas que han sido muertas por parte de enfermedades como el paludismo, las diarreas, que se dan mucho ahí. Cuando nos desplazamos de San José a San Josecito, que empezamos a construir, hubo una epidemia horrible. En los primeros cuatro meses se nos murieron dos niños, es una situación muy difícil.
Nosotros siempre hemos pedido al Estado colombiano que cumpla con eso porque el Estado colombiano debe responder por la parte de la salud, de la educación, pero ha sido muy difícil. Entones, lo que hacemos es intercambiar experiencias, más que todo con indígenas, y esas medicinas tradicionales que ellos tienen, los cultivos de plantas medicinales, nos han servido.
Por el paludismo, nos han permitido llevar a una persona a un laboratorio, pero con muchos esfuerzos porque la policía y el ejército controlan todo, hasta las medicinas que llegan a la comunidad. (En más sobre el tema: ¿Morir de paludismo o ser ejecutado?)
swissinfo: La película muestra como, pese a sus dramáticas condiciones, los pobladores de la comunidad mantienen la sonrisa, la esperanza, la decisión…
W.D.: Yo, personalmente, en varios momentos he llorado… Hace muchos, muchos años que he visto caer a nuestros compañeros de trabajo y a otros miembros. Son ya 174 personas que han sido asesinadas en esa comunidad, entre ellos seis líderes.
Yo creo que hay esos momentos difíciles y hay momentos alegres también como lo que se muestra de que uno no espera que el Estado colombiano haga lo que se le dé la gana con uno, sino que estamos moviéndonos. La movilización de la comunidad, eso es lo más importante, que la comunidad no se quede ahí en un solo sitio, que… no vamos a echarnos para atrás, digamos, porque nos mataron a un líder.
Nosotros impulsamos para que otros jóvenes salgan adelante… O sea, la lucha es para otro futuro mejor y ese futuro mejor no sabemos cómo lo vamos a lograr ni de qué manera nos va a llegar, pero llevamos 9 años luchando ese futuro.
Entrevista swissinfo, Marcela Aguila Rubín, Nyon
Wilson David ha viajado a Europa en diversas ocasiones para defender la opción pacífica de su comunidad.
En abril del 2005 denunció ante la Comisión de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en Ginebra, la masacre de ocho personas, incluidos tres menores, registrada el 21 de febrero de ese mismo año.
En esa ocasión y ante ese foro, Suiza manifestó su preocupación por los homicidios y los ataques contra la población.
Pidió al gobierno colombiano garantizar las condiciones necesarias para una investigación exhaustiva e independiente, así como para la seguridad de la comunidad.
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