«Nuestro servicio de análisis no es para narcotraficantes»
Desde hace dos años, los tóxicodependientes pueden dar a examinar las sustancias que ingieren en el Centro de Información sobre Drogas de Zúrich una vez por semana, de forma anónima y gratuitamente. La oferta es única en Suiza.
«No hay una clientela típica», dice Donald Ganci, al frente de la Consejería Juvenil ‘Streetwork’ de la ciudad de Zúrich.
«Acuden al servicio personas a las que se les pudiera notar una dependencia y otros que parecen tener su vida totalmente bajo control».
Por lo general se trata de gente con un cierto nivel educativo, con un promedio de edad de 30 años, el 40% son mujeres –muchas más de las que acuden a los servicios de asesoría situados en las discotecas o en los lugares donde acostumbran reunirse los consumidores de sustancias sintéticas. Los heroinómanos vienen poco.
La mayor parte de los usuarios de este servicio gratuito se encuentran integrados en el mundo laboral. Su consumo de drogas abarca todo tipo de sustancias, desde cocaína, drogas sintéticas como el ecstasy o productos del cannabis.
«Consumen esas sustancias para aumentar su desempeño o como forma de autoterapia, para contrarrestar depresiones o insomnio», lo que a la larga puede afectarles, comenta la trabajadora social.
No hay examen sin pasar por la consejería
Aquel que quiera que las sustancias que consume sean examinadas, las coloca en un sobre codificado. El interesado recibe tres días después la información telefónica sobre los resultados del examen de laboratorio.
Cada solicitante debe simultáneamente acordar una cita para asistir al servicio de consejería y completar un formulario sobre su consumo de narcóticos. Con esa información, Donald Ganci espera conocer mejor el grupo de usuarios de este tipo de sustancias que prefieren un entorno más discreto para consumir sustancias ilegales, y quienes sólo de vez en cuando aparecen en la escena ‘techno’.
La inaccesibilidad a este grupo y el vacío sobre datos sobre sus modos de consumo fue, justamente, el impulso que dio origen hace dos años al Centro de Información sobre Drogas de Zúrich (DIZ, en sus siglas en alemán). Desde hace un año tiene un establecimiento en la estación de trenes de esa ciudad, uno de los puntos más concurridos en Zúrich.
Unas cinco personas en promedio se acercan al servicio por las noches para pedir consejo y para que les sea analizada la sustancia que consumen. En una quinta parte de los interesados existe una sospecha de dependencia, según las evaluaciones de Ganci. A esas personas se les aconseja que acudan a un médico o realicen una terapia.
La heroína, fuera de moda
Desde 2001, ‘Streetwork’ visita una vez por mes los clubes y los sitios de la escena ‘techno’ con su laboratorio móvil. Y si al principio no fue fácil obtener la colaboración del personal organizador de estas fiestas, actualmente «es muy estrecha» con una gran parte de los 50 clubes de Zúrich.
El ectasy, las anfetaminas y la cocaína son los principales productos empleados, mientras que la heroína ha quedado casi en el recuerdo. «Desde hace años la heroína ha dejado de ser un tema entre los jóvenes». Ahora se consumen mucho drogas alucinógenas como el LSD o las drogas naturales. «En el caso de estas últimas, la gente piensa que son menos dañinas, como si tuvieran la etiqueta de producto biológico».
Descubiertas pastillas con altas dosis de sustancias peligrosas
Los análisis de laboratorio elaborados en los clubes y, más tarde, en el centro de acogida en la estación de trenes de Zúrich, fueron duramente criticados por los grupos políticos de derecha. Fueron incluso calificados como una invitación al consumo y hasta como servicio para los narcotraficantes.
¿Cómo pueden saber los empleados de ‘Streetwork’ si aquellos que acuden a hacerse analizar su droga son o no traficantes? «No siempre es fácil saberlo», anota Ganci, quien desde hace once años trabaja en el sector de ayuda para reducir la dependencia a las drogas.
«En el caso de detectar que alguien es un profesional en la venta de drogas, le negamos el examen. Dos de mis colaboradores son excelentes conocedores de la escena de la droga en Zúrich».
En el Centro DIZ ya se han descubierto pastillas de ecstasy con altas dosis de la droga, «que resistiría un hombre de 150 kilos, pero que serían mortales para una mujer de 50 kilos», comenta el experto. Ante ese tipo de hallazgos, el centro lanza una advertencia a través de su página Internet (ver enlaces).
Restricción de los daños en el ámbito ilegal
La pregunta de si el Centro de Información sobre Drogas de Zúrich acepta con su trabajo que las drogas hacen parte de la sociedad no vale la pena, pues «naturalmente el objetivo primero es que la gente evite su consumo, que no inicie ese camino». Pero si la droga se consume -lo que es un hecho-, se trata entonces de reducir al máximo los riesgos a los que se exponen sus consumidores.
«Todo esto gira también en torno a la molesta cuestión de la financiación. Nuestra tarea es la de ayudar a la gente a que se responsabilice de su problema, antes de que resulten necesarias medicinas caras y terapias costosas para ayudarles».
Lo que ayer era válido, ya no lo es hoy
En la política de las drogas se requiere un mejor discurso, en el que no se aborden las ventajas y las desventajas de una nueva oferta. Debido a que los comportamientos en el consumo cambian constantemente, las prioridades deben considerarse siempre de nuevo. «Se requiere valor para los cambios y, al mismo tiempo, voces críticas que inviten a la reflexión en el trabajo propio sobre el consumo de drogas», afirma Ganci.
Suiza ha desarrollado una razonable política sobre drogas, muy cercana a la realidad. Hace 20 años –en los tiempos en los que corrían por el mundo imágenes de la escena de la droga en espacios públicos de Suiza- los trabajadores sociales y la policía tenían ideologías totalmente distintas.
«Actualmente trabajamos muy bien de modo coordinado con la policía –aún cuando se dicen contrarios a nuestra tarea- debido a que los objetivos finalmente son los mismos. Algo que antes era impensable».
swissinfo, Gaby Ochsenbein, Zúrich
(Traducido del alemán por Patricia Islas Züttel)
A finales de noviembre, la ciudadanía suiza evaluará en las urnas dos temas: una iniciativa para despenalizar el consumo de cannabis y un referéndum contra las modificaciones a la Ley sobre Estupefacientes.
En lo que respecta a la Ley sobre Estupefacientes, sus opositores buscan con el referéndum evitar que la política de drogas que actualmente se practica quede inscrita en la legislación.
En Suiza ya se ha votado en varias ocasiones sobre la política en torno a las drogas.
A finales de la década de 1990, la ciudadanía rechazó una propuesta que aclamaba mayor represión bajo el moto ‘Juventud sin drogas’ y otra, DroLeg, que solicitaba la liberalización del consumo de todo tipo de droga.
En 1999, el voto ciudadano aceptó la medida federal que dejó en manos de los médicos la prescripción controlada de heroína.
Desde 2001, la consejería juvenil ofrece asesoramiento y realiza los análisis de laboratorio de las pastillas sintéticas en la escena helvética de los clubes y las fiestas donde se consumen.
También este servicio realiza tareas de prevención en escuelas y en lugares públicos.
Desde octubre de 2006, ‘Streetwork’ se encarga del Centro de Información sobre Drogas de Zúrich (DIZ, en sus siglas en alemán). Allí también los consumidores de droga pueden hacer analizar los productos que consumen.
El DIZ es el único proyecto en Suiza que realiza este tipo de análisis. Y a escala europea, es pionero en este sentido, junto con el servicio ‘Chech-in’ de Viena.
La Oficina Federal de Salud cofinancia el DIZ.
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