Las apariencias engañan, reza el proverbio. Pero ¿cómo sería vivir sin este utensilio y su reflejo honesto –a veces incluso despiadado- que nos acompaña desde los albores de la humanidad?
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En la exposición ‘Bin ich schön/J’suis beau?’ (¿Soy bello?), que presentan el Museo de Comunicación y el Museo de Historia Natural de Berna, no hay espejos. El visitante está llamado a buscar su propia belleza interior. Solo que el espejo se ha convertido en un objeto indisociable de nuestra vida diaria.
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